Cientos de vecinos de Valdemorillo volvieron a responder a la tradición haciendo aún más vistosa una de las grandes citas locales del año, la romería de la Virgen de la Esperanza, una jornada llena de colorido en la que, una vez más, niños, jóvenes y adultos compartieron el camino, formando el cortejo que, desde las puertas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, marchó a la ermita de Valmayor entre los sones de tambores y dulzainas y la danza del rondón que va precediendo el paso de la talla de la Virgen a lo largo del recorrido.
La salida del templo parroquial, adornado un año más con una alfombra natural, así como el multitudinario avance por las calles del casco histórico hasta la Plaza del Cristo, donde se produce la habitual ‘despedida’ de San Isidro, uno de los momentos más simbólicos de esta romería, generaron una mezcla de expectación y emociones que volvió a sucederse ya en el entorno de Valmayor. Hasta allí se desplazaron las carretas ganadoras del concurso organizado por el Ayuntamiento, una nota más de color en un día donde volvió a destacar la participación de los mayores, en el que se contó con la presencia de numerosos jinetes, y que volvió a sumara gran número de mujeres, y hombres ataviados con los trajes típicamente serranos, tradición que prende también con fuerza entre los más pequeños, ya que muchos niños vistieron este domingo, 15 de junio, lo refajos, boinas y camisolas o las faldas y corpiños de una indumentaria tan tradicional. Y es que el buen humor y las ganas de diversión de todos, grandes y pequeños, marcaron esta romería, que cada ves despierta mayor interés, atrayendo también a visitantes dispuestos a añadirse a esta celebración.