- Tanto las marcas como muchos de los visitantes han felicitado ya a los Concejalía de Desarrollo local por “el acierto” de estas tres jornadas organizadas precisamente “para disfrutar de Valdemorillo, porque este es otro buen motivo para visitar nuestro pueblo, también en pleno otoño”.
- El nuevo formato dado la exposición de artesanía que sirve de complemento a la feria también contó con muy buena acogida, al contarse con una selección de puestos representativos del trabajo a partir de diferentes materiales.
- El sorteo de regalos entre los boletos sellados de un “recorrido cervecero” que creció igualmente participación puso el broche a una convocatoria a la que muchos quieren ya “volver a apuntarse”.
Bien tiradas o servidas en botellines, ofreciendo el formidable contraste de sabores que dejan en el paladar, las muchas variedades de la cerveza más artesanal servidas este fin de semana en Valdemorillo batieron expectativas y despertaron aún más el gusto por el buen hacer de las firmas participantes. Hasta cerca de 1.600 litros fueron los consumidos del 3 al 5 de noviembre por el numeroso público que respondió a esta peculiar llamada “a disfrutar de otro de los alicientes de Valdemorillo”. Y es que fueron centenares las personas que acudieron a esta cita, esperada y “que cobra así auge”, consolidándose por la calidad y entusiasmo que realmente brindan las marcas reunidas a la hora de dar a conocer esa producción “que surge de lo natural y sirve de exponente a la voluntad y capacidad de emprender desde la misma tradición”.
Porque además de ofrecer el resultado de una producción posible a partir del denominador común que asegura el empleo de ingredientes de primera y el esfuerzo por sacar adelante la afición por una bebida que se aleja del sello industrial para reivindicar también su espacio, la feria valdemorillense sirve de punto de encuentro con el resultado de la ilusión y continúo hacer de cerveceros llegados de los puntos más diversos, de distintas localidades madrileñas pero también de Galicia, de Extremadura, de Burgos, de Almería.
Y para acompañarles a la hora de hacerse visibles y, sobre todo, darse “a probar”, esta tercera edición sumó otros elementos con firma propia que aún añadieron motivos para no faltar a la cita. Porque la gran novedad de contar con los directos de grupos locales, en las dos veladas, la del viernes con los cinco componentes de Sociedad Acústica & Limitada, y el sábado asegurando aires “de taberna” con el folk de los Zree, fue el otro gran acierto. Una iniciativa impulsada por la Concejalía de Desarrollo Local, gestionada por Nino Gil Rubio, a la que siguen llegando felicitaciones por el gran ambiente vivido en el Pabellón en este exitoso y realmente festivo arranque de noviembre a nivel local.
Incluso los artesanos que acercaron sus creaciones en una muestra más condensada, al optarse en esta ocasión por una selección de puestos representativos de los usos que surgen a partir de distintos materiales, también han confirmado la buena acogida dada a esta exposición. En suma, que todos, visitantes y participantes, se muestran dispuestos ya “a repetir”, en una feria a la que se puso el mejor de los broches con el sorteo de lotes de regalo entre los boletos sellados por quienes completaron “recorrido cervecero”, una propuesta que igualmente fue seguida en mayor número que en anteriores ediciones. Y es que la cerveza artesana realmente se degustó y se disfrutó a lo grande, contando para ello con las buenas cañas servidas por La Verbena, marca en la que se imprime “la alegría y el mimo” con la que se elaboran sus bebidas, y por otros madrileños, los Cerveceros Artesanos de Pinto, con esa Madroña que se concibe como gotas de “pura cultura”, o con la buena combinación de materias primas que ofrece la andaluza cerveza San Francisco, y en esos vasos de La Siberia, en apelativo a su comarca extremeña de origen. Y, además, la inconfundible Monte Rei, siempre sin aditivos y en constante evolución, la Virtu, para poner nombre de virtudes cardinales, en correspondencia a los cuatro componentes fundamentales, agua, malta, lúpulo y levadura, la Colder, con todo el ‘jugo’ de un proyecto ambicioso, y La Morena, surgida a partir de recetas únicas y exclusivas… Variedad máxima para saborear al máximo de una realidad artesana a la que Valdemorillo sigue dando a conocer con una de sus convocatorias más sabrosas.