Archive | diciembre 19th, 2017

Mara Torres, presentadora de La 2 Noticias, nos habla de su novela Los días felices

  • “Cuando escribo me aparto de mí misma”.

Hablamos con una periodista que está en la casa de muchos españoles cada noche desde hace ya varios años con un telediario diferente, un programa único en su especie que habla de temas de sociedad, de cultura, de ciencia… que contiene entrevistas, que se toma en serio cada minuto que está en la pantalla y que está tan premiado en todo el mundo que parece imposible entender por qué hay tan pocos medios que lo estén copiando. Hoy hablamos con la periodista madrileña Mara Torres, la cara visible de La 2 Noticias. Con Mara hablamos de su nueva novela Los días felices.
El libro parte de una teoría que no sé hasta qué punto es cierta, nuestra vida se podría resumir muy bien fijándonos en nuestro cumpleaños cada cinco años…
Es una teoría que me he sacado de la manga, me la inventé mientras caminaba. Aunque puede que esto sea decir demasiado porque sí es verdad que un intervalo de un lustro en cada uno de nosotros es suficiente como para ver cómo cambiamos. Si hubiese hecho lo mismo usando para ello el mismo día de cada año -que es un argumento que ya se ha usado bastante en literatura y en cine- los cambios no son tan palpables, porque de un año para otro puedes cambiar de pareja, de trabajo… pero los cambios son menos notables. Sin embargo, si dejas pasar un lustro, especialmente entre los 20 y los 40 años, la vida es tan móvil y pasan tantas cosas, que se acaba convirtiendo en un reflejo de cómo evolucionas tú. Pero esto no tiene hipótesis, ni tesis, ni nada… pero creo que da mucho juego para la novela.

Una novela con una estructura muy particular, que se lee casi de una sentada, pero con mucho trabajo de fondo, ¿Cuánto has tardado en escribirla?
Más o menos he dedicado tres años a Los días felices, teniendo en cuenta que no son tres años completos, porque yo trabajo de cuatro de la tarde a una de la madrugada de lunes a jueves. Solo podía escribir por las mañanas. Soy muy disciplinada escribiendo. Eso sí. Dediqué aproximadamente el primer año a la estructura, el segundo año lo dediqué a escribir en borradores una novela larguísima, donde detallaba pensamientos, diálogos… y luego he tenido que recortar, limar. Hasta tener el libro que tenéis entre las manos.

Hablando de este ciclo de cambios, de este lustro, ¿por mucho que cambien las cosas en nuestra vida o por mucho que nos afecten los cambios, nosotros seguimos siendo siempre los mismos?
Hay una expresión que me gusta muchísimo en la novela, en un momento en el que se reencuentran los personajes, Claudia y Miguel, que son los dos personajes protagonistas, que tras un tiempo sin verse se encuentran en la actualidad, que es de lo que va esta novela, de ese reencuentro y de esa estructura interior que habla de los momentos en la vida de Miguel durante 20 años… en ese encuentro, ellos se miran en el escaparate de una tienda y uno le pregunta al otro “¿tú crees que seguimos siendo los mismos?” Y el otro personaje responde “no sé, pero tú estás igual”. ¿Cuántas veces nos pasa esto a nosotros mismos? Hay algo que tienen los seres humanos, que nos hace únicos y muy particulares, no nos parecemos a ningún otro. Emocionalmente creo que no nos cambian los años, nos cambian las cosas que nos pasan en la vida. Porque cuando empiezan a ocurrirnos algunas cosas definitivas, serias, cuando nos empezamos a dar cuenta de que la vida va en serio, empezamos a tomar perspectiva también sobre todo lo que ocurre a nuestro alrededor. No son los años, son las circunstancias que rodean esos años.

La 2 Noticias es un telediario de los más reconocidos de nuestra televisión, además de uno de los más premiados ¿Por qué crees que no hay muchos programas como el vuestro? ¿Por qué no se copia vuestro formato?
La 2 Noticias fue pionera de muchos temas que abordaba desde el principio y que ahora tienen todos los informativos. Mira, fue el primero que habló de medio ambiente, el primero que habló de tecnología, el primero que habló de internet, el primero que hablaba con un lenguaje cercano. El primer presentador que apareció sin corbata fue Lorenzo. Me acuerdo que cuando empecé a presentar decidí abrir las manos sobre la mesa, me molestaba que todos los presentadores o presentadoras estuviésemos quietos y yo quería mover las manos. Con esto te quiero decir que muchas de las propuestas que nosotros llevamos a La 2 Noticias se han trasladado luego a otros informativos. Lo que hacemos ahora, después de 23 años de historia, es muy complejo que se pueda trasladar a otros lugares, lo primero porque necesita reflexión. Es un informativo que dice tanto enseñando una imagen y contando las cosas como con lo que hay entre líneas y con lo que no se dice. Es un informativo verdaderamente complejo. No todos los periodistas están preparados para entender una información que llega de la otra punta del mundo y llevarla a los espectadores. No es sencillo que haya un equipo tan pequeño como el nuestro que sea capaz de traducir esa información, encontrarla entre todo lo demás, desgranarla y ofrecerla.

Javier Fernández.

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El Alberche, la crónica sentimental del siglo XX

La casa está tal como la recordaba. Tan solo el polvo se acumula sobre el plástico que cubría la mesa camilla para proteger el tapete de ganchillo. El comedor y la nevera, seguían allí, junto a la chimenea de piedra, cubierta de musgo amarillento. Y en el aparador, casi no quedaba nada de la vajilla con florecillas rosas que solo en ocasiones especiales mi madre sacaba. ¡Parece que la estoy viendo con su vestido estampado azul marino y blanco, que tan bien le sentaba!
No pude evitar imaginarme aquel ambiente familiar entre cacharreo y olor a cocido. Aún escucho el traqueteo del coche de línea con su baca repleta de enseres, que aquel mayo del 1959, partió casi puntual de la calle Cadarso. Los árboles alineados y enfundados en un blanco fluorescente, nos dieron la bienvenida, cuando Pelayos de la Presa, tan solo era para nosotros una excursión a la Playa de Madrid, como llamaban al recién inaugurado Pantano de San Juan. Llegamos hasta allí, animados por el anuncio de venta de terrenos, a peseta el m2. Pudieron ser los 62 km. que entonces le separaban de Madrid, lo que llevaron a mis padres y a muchos otros madrileños, a construirse mucho más que un chalet. Fuimos a partir de entonces: los veraneantes.
– Mamá, ¿y esa cruz en la carretera que siempre tiene flores?
– Es de D. Marcial, el cura del pueblo que murió en un accidente de moto al enrollársele la sotana.
El pueblo en sí, no tenía nada de especial. Se extendía por aquel valle sonriente y apacible rodeado de viñedos y pinares intactos aún, que de súbito aparecían tras el Puerto, con los montes azules de Gredos como telón de fondo. Solo a 14 km, un necesario y ancestral vecino: San Martín de Valdeiglesias, ¡con un Condestable y todo! Y Cadalso de los Vídrios, cantera natural que antaño adoquinó las calles de Madrid.
– Mamá ¿por qué el tren nunca llegó a pasar?
– ¡Cosas de militares! Solo funcionó en una simulación de inauguración entre San Martín y Pelayos.
La Plaza con su pilón y el Ayuntamiento con su centralita provista de extrañas clavijas, eran el corazón de la vida pelayera. Más alejadas, las Escuelas y La Iglesia, formaban el pequeño y destartalado núcleo urbano. En dirección al Pantano, dormían su apacible sueño las ruinas del Monasterio, con San Benito aún en la hornacina y La Estación. La tahona y la parada de León Álvarez en el Bar de Ángel, cerraban aquel intacto universo que con la llegada de los veraneantes empezó su inexorable cambio, mientras Nicasio, el alcalde, impulsaba un pueblecito con pinos y”playa”, desde donde se abrían las puertas al Valle del Tiétar.
Abrieron el melón del ladrillo: Resti y Sin. De las almas y la urbanidad se ocupaban: D. José María y D. Eloy. Más adelante, la modernidad llegó en forma de Cineclub, con su adorado único televisor, mientras las pandillas entre nativos y veraneantes aprendíamos a bailar el twist. Y Luis Mariano, proyectó sus Violetas Imperiales en aquel universo nocturno del cine de verano.
– Mamá, ¿por qué esos chicos no entran a misa?
– ¡Por Dios hija, son protestantes!
El merchandising se lo repartían Severino, Lito, Darío y la señora Paca con su puesto de golosinas. Vicente, vendía morcillo y carne picada y Hortensia y el “Tío Pajarito” se ocupaban de los tomates, apodo que los veraneantes pronto adquirimos. El hielo se subía en burro, el pregonero anunciaba las fiestas y el pan se hacía en la tahona.
La Colonia de nuevos chalets arrancaba desde los Lanchares hasta el punto más alejado y fronterizo que era la vía del tren. Y la Casa del Secretario, siempre en medio de la empinada cuesta.
El Pantano con su muro, embalsó para siempre no solo las aguas del Alberche. Allí, en la playa de los padres, como nosotros la llamábamos, discurrieron los veranos familiares entre amoríos, largos y bicis. Luego, el regreso caluroso, la comida y la forzada siesta en la penumbra del porche. Y era verdad: la casa estaba tal y como la recodaba.
– ¡Abuela, venga, que nos tenemos que marchar!

Los veraneantes

Los Veraneantes, una pequeña crónica escrita en primera persona, nos acerca a aquel tiempo de los primeros forasteros que a finales de los cincuenta llegaron hasta Pelayos de la Presa, junto al Pantanto de San Juan, en busca de “sol y playa”, ajenos a lo que hoy conocemos como boom inmobiliario. De aquel sencillo pueblo poco queda, salvo esa memoria dormida de los que lo conocimos.
Todo empezó en un “pequeño pueblo sin mar”, aunque con playa: La de Madrid, que brindó a los madrileños dos ilusiones: una, poder veranear y otra, construirse la soñada e inalcanzable casita de vacaciones. El cuento de la lechera estaba servido.

Enrique Jurado.

FOTOS: Santos Yubero. Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.

Sección coordinada por la asociación cultural Alberche -Albirka
Albirka.blogspot.com

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Cenicientos se convierte en propietario de Piedra Escrita

Todos los pueblos tienen un monumento emblemático que suele ser el más conocido y apreciado por los lugareños, les identifica como grupo, les sirve de insignia y es el orgullo patrio. En el caso de Cenicientos Piedra Escrita es, sin duda, su símbolo milenario. Pero no pocas veces, por remotos avatares de la historia, el terreno donde se emplaza el legado ancestral —o el bien cultural mismo— es propiedad privada. Y también era este el caso de Cenicientos.
El Equipo de Gobierno anunció el 23 de noviembre que, a través de la represetación de la alcaldesa, se había formalizado ante notario ese mismo día la compra de la finca de Piedra Escrita. “Creemos que hoy es un día muy importante para los coruchos y las coruchas, la finca ha sido adquirida por un precio de 4.000 euros, y para nosotros el valor histórico, patrimonial, arqueológico y sentimental es incalculable”, manifestaba la regidora, Natalia Núñez, que añadía su agradecimiento “a la familia Agudo Jiménez por su predisposición a que la finca pase a ser patrimonio de todos los coruchos y coruchas, que se valore y proteja como merece, en memoria de Consuelo e Isabelo”.
Piedra Escrita viene suscitando en los últimos años un gran interés por parte de propios y visitantes. “Lucharemos por desarrollar un proyecto turístico ambicioso y de calidad para que repercuta en el municipio a nivel económico y turístico”, manifestaba Núñez llena de satisfacción.
Su intención es intentar que el monolito sea declarado Bien de Interés Cultural y que Patrimonio ayude a su protección y difusión. “Piedra Escrita es única, y hay que ponerla en valor con todo lo que ello conlleva”, afirma la alcaldesa.
Una piedra milenaria
El yacimiento de Piedra Escrita se encuentra emplazado a unos 3,5 km. al SE del casco urbano de Cenicientos. Es un monumento esculpido en una piedra granítica de unos 7 metros de altura y 9 de circunferencia, datada en el S.II d. C. Se trata de un edículo u oratorio rural, es decir, un santuario rupestre, esculpido como exvoto u obsequio, aprovechando una formación pétrea natural. En su lado occidental hay labrada una hornacina vertical con tres espacios bien delimitados: una cabecera semicircular en forma de concha lisa (más superficial) y dos espacios rectangulares apaisados, que miden en conjunto 1.77 x 1.27 m. En el superior puede apreciarse una escena con dos personas a la derecha de un altar frente a una tercera, vestida con ropas talares romanas, de mayor volumen y prestancia. Debajo se encuentran dos siluetas borrosas de animales, posiblemente dedicadas al oso sagrado de la diosa Diana. A la izquierda de los relieves aparece la inscripción “A las tres Marías”, según se interpretó de época medieval pero que en 1995 la epigrafista de la UAM Alicia M. Canto descifró como una inscripción romana que subsistía bajo diversos retoques resultando ser la dedicatoria votiva de un particular en agradecimiento a la diosa Diana, con el texto: A(nimo) l(ibens) s(olvit votum) Sisc(inius?) Q(uietus?, -uartus? Dianae, “Sisquinio Q(…?) (consagró este monumento) a Diana, cumpliendo con agrado su promesa”, con lo que el monumento sería primeramente un oratorio rupestre romano.
Alicia M. Canto indicó además una serie de paralelos para este tipo de santuarios, especialmente el de Segóbriga, dedicado también a Diana (aunque en su vertiente cazadora), que cuenta con una serie de hornacinas grabadas muy similares. La indumentaria de Diana y la figura del oso tienen un buen paralelo en una dedicación a la diosa Artio de la ciudad suiza de Muri (Museo de Berna), mientras que la garra úrsida era una señal delimitadora de bosques (generalmente sagrados) en el mundo romano. Pero no sería la religiosa su única función: alineándolo con otros hitos antiguos la autora propuso que Piedra Escrita formara parte de la frontera romana entre las provincias Hispania Citerior y Lusitania.
La ocupación la zona donde se sitúa el monolito se confirma con datos bibliográficos a partir de la plena Edad Media. Existe un documento en el archivo de la Catedral de Toledo, que data de 1188, en el que el arzobispo de Toledo autoriza al licenciado Martín Gómez a construir una iglesia en la zona de Piedra Escrita, mencionada también posteriormente en el Libro de Montería de Alfonso XI, ya a mediados del S.XIV.
Se han identificado distintos emplazamientos o enclaves al noreste del monolito, que nos indican la presencia de poblamiento medieval en el entorno del monumento y se ha localizado la posible ubicación de la ermita del siglo XII además de una necrópolis medieval compuesta por 36 tumbas conocidas, excavadas en piedra y típicas de la época altomedieval.
Camino de Piedra Escrita
El camino se encuentra registrado en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de la Comunidad de Madrid como una vía romana desde principios de los años noventa del pasado siglo. El posible origen del Camino en época romana, perduró en época medieval hasta la actualidad, quizá asociado a la trashumancia.

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Las Jornadas Gastronómicas de El Escorial

Éxito en las calles y terrazas de los restaurantes de la Leal Villa de El Escorial. Un año más y con mayor afluencia, los locales gastronómicos ofrecen sus exquisiteces al gran público. La oferta se ha extendido a la demanda juvenil con menús de hamburguesa, carne de buey en el Pelotazo o si la prefiere de ave, en Atika. Laerrería desafía las bajas temperaturas con su mollete de secreto y cerveza artesana. El Dosde apuesta por la hamburguesa clásica de ternera bajo una loncha de queso cheddar. El tradicional Segovia ofrece un par de huevos y filete con vino de la Ribera del Duero.
Parada y Fonda lugar obligado de todo viajero del tren de Felipe II, ensalada de berros, tomate tumako, solomillo. La Antigua Ferroviaria sorprende con la gamba roja mientras que Álgora, visita recomendada para el ‘gurmetista’ de a pie, comienza su menú con una crema de nécoras frescas o alcachofas confitadas, marcadas a la plancha por si el comensal sufre con la elaboración heterodoxa de la sabrosa verdura. El restaurante La Villa no perdona el plato fuerte: picantones, entrecot…lomos de merluza, a golpe de Conde de Siruela, D.O. Ribera de Duero. La Alameda pone los chipirones a la plancha y remata con un brownie. Crepes y postre goloso de nutella en el menú de Post Fata Resurgo; en cambio Enclave nos refresca con una ensalada de mango y aguacate seguido de un entrecot de vacuno. Platos europeos, codillo o surtido de salchichas en Carmelo, buena materia prima junto a la txistorra y chuletón del restaurante Alai, que nada tienen que envidiar las tapas de La Reja, pimientos del piquillo, torta de Aranda con jamón o las sabrosas croquetas de boletus de Los Chicos. Los locales escurialenses esmeran su calidad durante diez días de alegría anticipo de las fiestas navideñas.

Cristina Eguíluz Casanovas.

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