Hace ya 9 años, el 11 de diciembre de 2012, nos sorprendía una noticia muy llamativa, la Biblioteca Municipal de Villa del Prado pasaba a llamarse, según lo decidido por la corporación municipal en el gobierno por aquel entonces (PP), el nombre de Alfonso Ussía. Ante la pregunta que entonces hacíamos a los responsables de la corporación municipal, nos encontrábamos con una escueta respuesta: “Alfonso Ussía es un excelente escritor y periodista, a la altura de la magnífica biblioteca de la que disfrutamos los vecinos de Villa del Prado”, tal y como publicamos en nuestro periódico el 6 de diciembre de ese mismo año.
Y, por supuesto, ni entonces ni ahora pueda haber nadie que dude de la calidad literaria y del ingenio crítico del autor que por aquel entonces ponía nombre a la biblioteca pradeña. Nieto del célebre dramaturgo Pedro Muñoz-Seca, Alfonso Ussía ha trabajado durante toda su carrera como periodista y columnista en medios como el diario ABC, Diario 16, Ya o La Razón, además de colaborar en revistas, programas de radio y televisión y ser un personaje célebre muy conocido. Como escritor destaca especialmente por la sátira y la ironía, con toda una colección de títulos a sus espaldas y una buena hueste de personajes humorísticos, como su famoso marqués de Sotoancho, un peculiar y muy divertido señorito andaluz.
Pero sí que desató una pequeña polémica la decisión de esa denominación municipal. Nadie puso en duda entonces la calidad literaria o periodística del autor madrileño, pero sí su relación con el municipio, que era y es bastante escasa y poco conocida, también se cuestionó qué otros méritos podrían existir para que, sin saber muy bien por qué, el escritor fuese el elegido. La oposición del gobierno de Villa del Prado y personalidades del mundo de la cultura comarcal se preguntaron por aquel entonces de los porqués que habían llevado a que Alfonso Ussía fuese el autor seleccionado para poner nombre a uno de los edificios pradeños más importantes para el crecimiento cultural y social de sus vecinos y visitantes.
Y desde hace unos días la nueva corporación municipal, compuesta por una coalición entre PSOE y Vecinos por Villa del Prado, decidió en pleno cambiar el nombre de la biblioteca y pasar a denominarla “Poetas del Alberche”, con la intención de que el nombre de este enclave vea reflejado y represente a personas de diversas procedencias, edades, ideologías y apuestas culturales. En la actualidad, y sin tener que hacer un gran ejercicio de memoria, podríamos nombrar sin problemas a más de 25 poetas, muchos de Villa del Prado, que podrían formar parte de ese nombre colectivo.
Para la alcaldesa de entonces, Belén Rodríguez Palomino, todo se debe a un revisionismo ideológico por parte del gobierno local actual, como ha manifestado en declaraciones a Cope Pinares y a Radio 21 Sierra Oeste de Madrid. “No es algo de relevancia para los vecinos, no les repercute para nada y no nos parece algo prioritario”, declaraba, “nos parece un acto de falta de principios y valores democráticos el tener que arrasar algo que ha hecho el anterior equipo de gobierno y quitar el nombre que se decidió poner en aquel momento no tiene ninguna justificación”.
El alcalde que gobierna el ayuntamiento en la actualidad, Héctor Ortega, no opina lo mismo, para él su equipo de gobierno entendía que “la biblioteca municipal del municipio llevaba el nombre de una persona a la que nunca voy a poner en duda, ni su calidad literaria ni su repercusión mediática como autor, porque es una persona bastante reconocida, pero en su momento fue un nombre que se puso a la biblioteca sin tener en cuenta la relación que esta persona pudiera tener con el municipio”, comentaba hace unos días, “dada esta circunstancia y tras negociarlo con nuestros compañeros de gobierno, pensamos que debíamos establecer un nombre que sí que reflejase lo que una biblioteca tiene que ser para un municipio. No solo un lugar en el que se cogen y se dejan libros, una biblioteca es el punto cultural referente, en especial en el mundo rural”.
La polémica está servida, entre quienes piensan que el cambio es adecuado y necesario y quienes opinan en cambio que esto no es más que un delirio de ego y un cambio ideológico. Quizás este debate haya crecido también en parte tras las declaraciones cruzadas de unos y otros en los medios de comunicación de la Comarca y de las opiniones vertidas por algunos de sus integrantes. El propio Alfonso Ussía hacía mención en Twitter de la noticia al escribir “Doné mil libros a la Biblioteca de Villa Del Prado que su Ayuntamiento bautizó con mi nombre. El nuevo equipo de Gobierno me ha borrado y rebautizado “Biblioteca Poetas del Alberche”. Al menos, mis libros se quedarán ahí. Espero que no los quemen”.
El concejal de Cultura de Villa del Prado, Miguel Aguado, manifestaba “el actual equipo de gobierno del ayuntamiento de Villa del Prado tiene la firme convicción de que la cultura debe ser uno de los pilares fundamentales de la sociedad. Y donde se atesora gran parte de esa cultura es en las bibliotecas, refugio de historias, viajes, estudios, poesías… lugar de encuentro entre personas de distintas vivencias pero que les une el afán de aprender y vivir experiencias que solo un libro te proporciona. Por todo ello creemos que una biblioteca debe ser un lugar libre de connotaciones sesgadas, en su contenido y en su continente. Entre ellos, el nombre”.
Para Aguado y todo el equipo de gobierno afirman “Poetas del Alberche reúne todas esas características sin dejar fuera a nadie”. Lo cierto es que Villa del Prado y la Sierra Oeste de Madrid es un lugar con gran tradición poética, por eso “hemos querido rendir un merecido homenaje a todos esos poetas”.
Pero no solo es un nombre para homenajear a la poesía y a los poetas, “con este nombre hemos querido también dar las gracias a nuestro río, sin él, ningún pueblo de la zona sería lo que es o incluso no existiría. Sin ir más lejos, Villa del Prado es la Huerta de Madrid y eso se lo debemos al Alberche, sin su agua todo el trabajo de los agricultores sería inútil”, continuaba alegando el edil de Cultura.
Ante las opiniones de la ex alcaldesa pradeña de que “evidentemente a Alfonso Ussía se le quita el nombre por su manera de pensar” el gobierno de Villa del Prado niega rotundamente que esta decisión tenga sesgo político alguno o que se pretenda “arrasar” con el trabajo anterior. “Nos da igual si el señor Ussía es de derechas o no, tampoco es una crítica literaria a su obra, habrá gente a quien les gusten sus libros y a otra a la que no, pero el PSOE y Vecinos por Villa del Prado pensamos que nuestro pueblo no se merece que su biblioteca lleve el nombre de alguien que, con sus tuits y opiniones en prensa, ofende a mujeres, promueve la xenofobia y está lejos del espíritu que debe reinar en una biblioteca”.
Sea quien sea el que tenga razón, el caso de la Biblioteca Municipal de Villa del Prado vuelve a cuestionar y a poner de actualidad la manera en la que se nombran los edificios públicos en nuestras localidades, cuya fórmula no está definida por un marco jurídico concreto en casi ninguno de nuestros municipios. En la Ciudad de Madrid, por ejemplo, no se puede denominar a una calle con el nombre de una persona viva. Quizás haya llegado el momento de, aunque para algunos sea “un asunto menor”, poner en marcha una reforma legislativa municipal para que este tipo de situaciones no se vuelvan a dar y para que los nombres de nuestros espacios públicos agraden a la mayor parte de los vecinos de una localidad.
Por cierto, en el mismo pleno del pasado 7 de diciembre de 2021 en el que se decidió cambiar el nombre a la Biblioteca Municipal de Villa del Prado, el equipo de gobierno decidió también denominar a la Piscina Municipal pradeña con el nombre de José Luis Perlado, que en 1975 fue el responsable de la construcción de dicha piscina y de que se edificase y ubicase una de las insignias y riquezas de la localidad, el Hospital Virgen de la Poveda.
Javier Fernández Jiménez.
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