La fiesta de La Vaquilla es una ancestral tradición que se celebra cada 20 de enero en el municipio de Fresnedillas de la Oliva. El complejo ritual de preparación y la antigüedad de este festejo lo convierten en una de las celebraciones más importantes de la Comunidad de Madrid. La fiesta se celebra bajo la advocación de San Sebastián, aunque sus orígenes son un poco inciertos todo el mundo coincide en que se celebra desde hace siglos. Este festejo se considera un rito con el que se hace una llamada a la fertilidad y con el que los niños que participaban se convertían en mozos.

La fiesta es exclusivamente masculina y las mujeres solo tienen la función pasiva de preparar la indumentaria que lucirán los mozos tan señalado día.

Los protagonistas son los jóvenes solteros del pueblo, que son los encargados de dar vida a los personajes que componen esta tradición. Cinco de los mozos representan a los protagonistas, que son: la Vaquilla, el Alcalde, el Aguacil, el Escribano y la Hilandera o ‘guarrona’. El resto de participantes son denominados ‘los judíos’ que se encargan de que la ‘vaca’ no se escape.

Cada personaje tiene un traje que los diferencia de los demás. La vaquilla lleva un armazón de madera con cuernos, el Alcalde y el Aguacil visten de traje acompañado de un llamativo sombrero y el Escribano y la Hilandera acuden al evento con una cómica vestimenta. En cambio, ‘los Judíos’ o mozos visten coloridos monos de flores con un pañuelo al cuello y llevan un par de cencerros colgados a la altura de los riñones con una correa de cuero. La nota más característica de la fiesta es el ensordecedor ruido de los cencerros que se escucha durante todo el día.  

Una vez que la vaquilla y ‘los judíos’ están preparados, comienzan a sonar los cencerros, se dan tres vueltas a la plaza del ayuntamiento y se van a buscar al alcalde y el aguacil a sus casas. En el momento que, por su cuenta, aparecen el escribano y la hilandera comienzan las carreras del grupo por todo el pueblo.

A las doce de la mañana todos van a misa y acompañan al santo en procesión. Cuando acaba el acto religioso, las carreras comienzan de nuevo y se continúa la fiesta en la plaza del pueblo hasta por la tarde.

A las seis de la tarde, se da muerte alegórica al animal y se reparte vino a todo el mundo simbolizando la sangre de la vaca.

A la semana siguiente y con el dinero que se ha recaudado en la fiesta, los mozos hacen una cena de ‘hermandad’ en la que se decide quién será cada personaje al año siguiente.

Esta ancestral fiesta forma parte del Patrimonio Histórico Cultural de la Comunidad de Madrid y desde 2013 es declarada como Bien de Interés Cultural.  La fiesta de los cencerros mejor conservada de la región supone un atractivo turístico para Fresnedillas de la Oliva y para toda la Sierra Oeste de Madrid. Todos los vecinos del municipio se esfuerzan para que esta tradición perdure en el tiempo y se transmita de generación en generación.

Este año, durante los días 17 y 18 de enero hubo una exposición en la Casa de la Cultura del municipio en homenaje a la fiesta de ‘La Vaquilla’, donde se expuso indumentaria y enseres típicos de esta celebración.

Arancha Sánchez Bueno.