
- La música puso acento especial a este 25 de Noviembre llevando a las tablas de al Giralt Laporta el rechazo al maltrato a ritmo de rap
- A modo de testimonio de quien sufre este tipo de agresión, el monólogo interpretado por Mayte Cuervo invitó especialmente a la reflexión en una velada donde, junto a las velas por todas las mujeres muertas este año por culpa de estos atentados a la dignidad, la integridad y la libertad, también se encendió una llama a favor de la esperanza “en nombre de quienes no pueden hablar”
El reto era expresar el rechazo de Valdemorillo a la violencia de género en la voz de aquellos que encarnan su futuro. Y el objetivo se cumplió. A ritmo de rap, interpretando temas propios, chicos y chicas con edades que no superan los veinte, fueron saliendo a escena en un encuentro que hizo de la música, también de la palabra, el hilo conductor de la velada organizada como auténtico homenaje a las víctimas. Un reconocimiento que supo prolongarse, además, en la muestra de un decidido apoyo, una verdadera y cercana mano tendida, para aquellas mujeres “que no pueden hablar”. Porque intentado restar sus miedos, buscando demostrarles que ellas también cuentan, que no están solas, el acto celebrado en la noche del 25 de noviembre se iluminó con una llama especial, la de la esperanza, prendida junto al resto de velas que evocaron la terrible cifra de muertes registradas en este 2015 por culpa de estos atentados a la dignidad, la libertad y la integridad.
Precisamente de su compromiso a favor de la igualdad y el respeto, los miembros de los distintos grupos que se unieron a esta actuación tan especial, como Zena y Mita, también Alva, Uncos, Ricardo Hortigón y Edgar Rey, lograron así emocionar y convencer a los asistentes, entre los que también se encontraron las Concejalas de Educación y Cultura y de Servicios Sociales, Encarnación Robles y Silvia Ruz, respectivamente, junto a otros miembros de la Corporación Municipal.
Y para completar esta puesta en escena, el monólogo interpretado por Mayte Cuervo como expresión de ese testimonio en primera persona, desgarrador por el intenso, callado dolor que transmite, el dolor de toda mujer que se sabe caída “en su tela de araña como una efímera mariposa”. Un aldabonazo a la conciencia, que despierta solidaridad, y que tiene su eco en el resto de actividades programadas en torno a este día en el que, un año más, se subrayó la necesidad de acabar con el maltrato físico y psíquico.