• Buena cocina, amabilidad y humildad por bandera.
• Por Pierre Garní.

Visitamos en esta ocasión la serrana villa de San Lorenzo del Escorial donde tenemos nuestra reserva en el restaurante Vesta Taberna. No pasan desapercibidos la cantidad de restaurantes por los que pasamos hasta llegar a nuestro destino. Ni tampoco la rutinaria y similar oferta que todos ellos exponen en sus atriles. Llama poderosamente la atención que, en una población tan turística como esta y con tanta afluencia de visitantes, la oferta sea tan semejante en lugar de lo contrario. No parece una estrategia ni muy inteligente ni muy sensata. Nuestra visita va encaminada a descubrir, precisamente, otra oferta distinta a todo lo ya conocido. “Sin ánimo de ofender”.
Nos reciben con amabilidad y sencillez y nos acomodan en un comedor agradable, de ambiente acogedor y decoración ecléctica. Nos presentan la carta y nos informan, a su vez, del menú de diario. Muy bien. Decidimos elegir de la carta. Se respira ilusión y juventud por todos lados, da gusto. Llegan nuestros platos para compartir. Media docena de ostras, de frescura intachable y sabor potente; un pan de cruasán relleno de setas de cultivo en tempura, con mayonesa picante resultón; un escabeche de shitakis con cecina y ensalada que, aunque rico y suave, nos parece que adolece de demasiada poca salsa; y una ensalada de endivias con sardina ahumada, bien presentada y muy bien aliñada. Acompañamos estos primeros pases con vino por copas (opción que agradecemos): Abrecaminos Godello del 2022, un Valdeorras muy aceptable, y Plenilunio Graciano del 2023, de Madrid, goloso en exceso para nuestro gusto. Con los principales, más aciertos que sombras: un lomo de dorada, de ejecución y sabor impecables, con salsa de almendras un tanto anodina; corvina a la plancha con salsa de berberechos, correcta; unas carrilleras al vermut, suaves, sabrosas y muy melosas; y una blanqueta de ternera, plato clásico y desaparecido casi por completo de las cartas y que aquí resulta una verdadera delicia. Brindamos por ello con cuatro copas de Convento Oreja Roble Tempranillo del 2021, de la Ribera del Duero, interesante. Rematamos con un flan de queso y unas natillas bien caseras, ambos correctos y ricos, que acompañamos de cuatro copas de Juliana de la Rosa semidulce del 2022, de Madrid, que cumplió sin más. El pan de masa madre, de un obrador cercano, de calidad suprema, y el café, soberbio.
Se agradece una propuesta joven, amable y cercana, fresca, ilusionada, humilde, pero firme, sensata y diferente. Sin duda, es el camino. Les deseamos larga vida.

Restaurante Vesta Taberna.
C/ Xavier Cabello Lapiedra 2. San Lorenzo de El Escorial.