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Cuando la bicicleta se convierte en utensilio arqueológico

  • Ya son cuatro los mojones encontrados que pertenecían al Monasterio de Valdeiglesias.

Los mojones de Valdeiglesias, piedras en granito que servían para delimitar la jurisdicción abacial del Monasterio de Valdeiglesias, han sido incluidos como BIC (Bienes de Interés Cultural) por la Comunidad de Madrid. Este reconocimiento les ha sentado bien puesto que a los dos mojones de los que hablamos el mes anterior en este periódico, le ha crecido el descubrimiento de otros dos mojones más: uno en Navaherreros (cerca de los puentes de Valsordo) y otro en un camino carretero cerca del arroyo del Tórtolas. Todos ellos podrían pertenecer a los hitos o apeos abaciales que el Monasterio de Valdeiglesias (Pelayos de la Presa) utilizaba para delimitar su territorio, que llegó a contar con seis dehesas, y conformaban la jurisdicción monacal en el siglo XVII.
Esta historia no se puede contar sin la participación de un artefacto de dos ruedas. El artefacto es la bicicleta, que se convirtió en la herramienta más útil para que, hace cinco años, el azar y la obcecación personal del que escribe esta crónica se uniesen para encontrar dos piezas arqueológicas a la altura del arroyo del Boquerón (en el término entre Cadalso de los Vidrios y San Martín de Valdeiglesias) en forma de mojones. Siempre he dicho a los amigos que la “bicicleta da mucha cultura”, pero la sorpresa fue encontrarme dos mojones de granito con cruces grabadas (dos de ellas en la parte horizontal del paralelepípedo) mientras estudiaba el manuscrito del Tumbo de Valdeyglesias (1648). Allí encontré la descripción de los mojones y un término que me desconcertó inicialmente: “este hito (mojón) tiene una cruz al cielo”. Más adelante explicaremos qué significado enigmático tiene esta descripción.
Los mojones de Valdeiglesias: dos paralelepípedos que la Comunidad de Madrid ha incluido en su base de datos como inmuebles materiales de valor arqueológico, con su nivel máximo de protección: BIC (Bienes de Interés Cultural). ¿Qué significan esos mojones? Pues son mojones que los monjes de Valdeiglesias fueron colocando desde finales del siglo XVI para delimitar su propiedad abacial, que incluía seis dehesas alrededor del monasterio. ¿Para qué poner esos mojones en todo el perímetro abacial? Muy sencillo: trataban de mostrar hasta dónde llegaban sus propiedades y evitar que los pueblos y villas circundantes como San Martín, Cadalso o El Tiemblo, les quitasen sus tierras. Desde la fundación del monasterio en 1148 hubo litigios y riñas entre los abades y los pobladores de los burgos circundantes, como los de San Martín.
Todo indica que los monjes colocaron los mojones mencionados en la Dehesa de Fuente Sauce alrededor de 1612; aparecen citados en el Tumbo de Valdeyglesias, manuscrito felizmente conservado en la Academia de la Historia. Servían para delimitar el territorio monacal, donde se labraba, cultivaba y recogía la uva de las viñas, algunas de las cuales siguen existiendo con su mismo nombre: el Endrinoso o Andrinoso. Todo ello en la antigua dehesa de Fuente Sauce.
Aquí se halla un bello ejemplar de enebro (junípero), que la Comunidad de Madrid ha incluido también como árbol singular de la región. No lejos de aquí existe un ejemplar magnífico de Pino Carretero, en la subida del arroyo del Boquerón. Nos encontramos en el término actual de Cadalso (con sus pinares) y San Martín de Valdeiglesias, cuyo terreno es, en esta zona, más mesetario y permite los viñedos, el monte bajo y los pinares.
La ubicación es importante. Es importante porque esos hitos apeos significaban una frontera: “de aquí para dentro, esta tierra pertenece al monasterio”, parecen querer decirnos. Y fuera de esa delimitación, ¿qué había? Había un arroyo (el Boquerón) que seguía la linde que marcaba el cordel que arranca de la Cañada Leonesa Oriental. Es decir, por un lado, las tierras del monasterio y, por otro, la Cañada de la Mesta, por la que cientos de cabezas de ganado (lanar y ovino) circulaban de norte a sur, y de este a oeste.

Dos mojones más
Pero ahora nos hemos encontrado con una nueva sorpresa. En el último mes hemos encontrado dos mojones más que requerirán estudio para incluirlos o no en la delimitación monacal. El primero está en una finca colindante con la Cañada Leonesa dentro de los términos medievales de Navaherreros. Otra vez, el azar y la cabezonería nos dieron la sorpresa en una tarde otoñal, en la entrada de una pequeña parcela de una finca minifundista (tan frecuente en tierras del Oeste madrileño y de Ávila). Es otro paralelepípedo con una cruz grabada en el frente oeste del mojón. ¿Adivinan con qué instrumento arqueológico encontramos este tercer mojón? Sí, la bicicleta, puesto que es la mejor forma de llegar a la Cañada Leonesa cerca de los puentes de Valsordo y del puente medieval de la Yedra.
Los agentes forestales son los mejores conocedores del territorio. Como me decían recientemente, la tarea de estos agentes, además de desbrozar el campo y reducir los riesgos ante los incendios, también consiste en proteger los bienes cultuales, artísticos o históricos de la comarca. Por eso debo dar las gracias a los agentes forestales de San Martín que, alertados por la declaración del interés cultural de los mojones de Valdeiglesias, han encontrado un cuarto mojón con cruz grabada. Lo encontraron en un paseo rutinario por un camino muy cercano al arroyo Tórtolas (entre Cadalso y San Martín), no lejos del antiguo trazado ferroviario que pretendía alcanzar Sotillo de la Adrada. Este interesante mojón cuenta también con “una cruz al cielo”, y las cruces grabadas en su parte vertical se sitúan en sus caras norte y sur.
Estos dos últimos mojones, encontrados entre la publicación del anterior artículo en A21 y este nuevo número, requieren un estudio arqueológico nuevamente. Pero tienen características comunes con los dos recogidos por la Comunidad de Madrid. Se sitúan en los terrenos periféricos del monasterio de Valdeiglesias (Cañada Leonesa y arroyo Tórtolas) y no son incompatibles con las dehesas de Navaherreros y Fuente Sauce, que conformaban las propiedades de Valdeiglesias.
¿Y ahora qué? Ahora toca dar un paso más. La Comunidad de Madrid ha incluido los dos mojones de Valdeiglesias en su base de datos con la máxima consideración de protección histórico-artística. Pero falta que estos mojones (y quizá los que se vayan encontrando en el inmediato futuro) sean catalogados como bienes de protección por los ayuntamientos correspondientes (San Martín, Cadalso, quizá El Tiemblo). Y ahí está el siguiente reto para este cronista, ayudado, eso sí, por el artilugio de dos ruedas.

Enrique Jurado Salván.

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