• Entrevista a Paula Terrero, autora de Navas del Rey

¿De dónde nace El Reflejo? ¿Qué te hizo escribir esta novela?

Fue un sueño. Soñé con la posibilidad de que algunos de los tantos mitos que existen existieran de verdad, y sobre todo que, por qué no, alguna de las especies que se han dado por extintas a lo largo de la historia no se hubiesen extinguido en realidad. Que permaneciera alguna entre nosotros, siendo personas completamente normales. Podría ser tu vecino y no te habrías dado cuenta.

¿Desde cuándo escribes y qué tipo de historias te gusta escribir?

Llevo escribiendo solo cinco años. Antes de escribir esta, escribí un par de novelitas románticas que no he movido nada. Están en el ordenador, igual que otras que han ido después. Pero esta historia, por alguna razón, decidí moverla. Se la di a una amiga para que la leyera. Ella me animó mucho a seguir, y luego busqué correctores, lectores beta y demás, y todo el mundo me daba respuestas tan buenas que al final dije, bueno, venga, pues vale, me animo a publicarlo y a hacerlo realidad al final. Hacer que El Reflejo no solo fuera mío, sino también de todos los lectores.

Presentaste la novela hace solo unos días,  ¿cómo fue poner en manos de tus lectores este trabajo?

Fue una locura. Lo comenté el día de la presentación. Yo lo asemejo a tener un hijo, sinceramente. Porque cada vez que lo veo es una emoción y un cariño que, bueno, obviamente no es lo mismo que un hijo, pero es increíble, es muy emocionante.

Cuéntanos en grandes trazos, ¿que nos vamos a encontrar los que leamos El Reflejo?

Es un libro que comienza con un experimento de la época de la peste. Un hombre decide ayudar a salvar a su especie y para eso utiliza el genoma humano, el sapien. Y a través de la historia, o sea, a través del libro vas pasando, porque es complicado de explicar. Porque sobre todo lo que más llama la atención es que hay una identidad, una doble identidad dentro de los personajes que parte de ese experimento. También hago una especie de metáfora con las identidades rotas y con la particularidad de encontrar una media naranja, pero en uno mismo.

No necesitar a alguien. No hace falta tener a nadie para enamorarse…

Eso es. El sentirte completo. No es necesario tener a alguien más, sino que puedes sentirte completo con quien eres.

¿Dónde has puesto el peso de la narración? ¿En los personajes o en la trama?

Pues yo diría que es algo intermedio. Tiene parte de ciencia, parte de historia… meto momentos históricos como son la peste o cuando se extinguió la especie específica, que es el Homo Ergaster. Pero la parte del romance y demás tiene mucho peso, sobre todo no en la protagonista, sino más en una de las secundarias que también tiene voz. Es un libro que está narrado en tres voces. En el segundo libro podremos encontrar más voces, porque considero que cada personaje tiene que narrar su propia historia. Y una de las protagonistas, pero no la principal, es la que más aporta ese aspecto romántico en la trama, la que más sufre también por ello.

Historia, genética, ciencia ficción. Cuéntame por qué estos ámbitos literarios y por qué esta mezcla. ¿Son temas que te apasionan?

Sí, la verdad que sí. Llevo leyendo toda mi vida, pero además de devorar libros y sobre todo la novela histórica me ha fascinado mucho. Me parece un género muy difícil de llegar a él y a mí me habría gustado que todo fuera realista, pero obviamente no tengo la formación como para hacerlo. Y además tampoco habría quedado tan bien si lo hubiera hecho tan fiel a la verdad.

Cualquier autor es un pequeño monstruo de Frankenstein formado a partir de otras historias, lecturas, anécdotas. ¿Cuáles de esas historias podríamos encontrar en la novela? 

Podríamos decir que tiene algo… Fíjate lo que te voy a decir. Tiene algo de Frankenstein, aunque no había leído Frankenstein hasta este año. Tiene algo de Crepúsculo, aunque solo he visto las películas hasta este año, no me había leído los libros. Tiene algo de… Es que es complicado. Yo me quedaría principalmente con esas dos, porque el experimento, la parte del monstruo y de la creación está muy presente en el libro. Pero ya te digo, no lo había leído hasta este año. Eso sí, lo leí tres veces seguidas porque me gustó tanto.

Mientras la escribías, ¿tenías algún lector especial en la cabeza? ¿Crees que alguien la va a disfrutar de manera particular?

Uf, es que yo, fíjate, el otro día una amiga me dijo, lo he comprado porque eras tú. Y me lo he leído porque eras tú. Y ahora no puedo parar de leerlo. Y encima estoy en un momento en el que no quiero avanzar. Porque no quiero que acabe y no tengo el segundo. Pero quiero avanzar porque quiero saber qué más hay. Con lo cual, al final, lo único que quiero es que el que lo lea pase un rato ameno y se evada de todo lo que nos rodea, que ya es bastante complicado.

¿Qué te gustaría dejar en los lectores de El Reflejo?

Creo que la principal es el que se hayan entretenido. Y obviamente el que quieran la segunda parte. Que se queden con las ganas de saber qué más pasa. Porque al final es una primera parte. Se avanza mucho en la historia, pero te quedas con falta de información, con la necesidad de saber más. Yo creo que eso. Y sobre todo que descubran mi manera de escribir y les guste. De alguna manera, luego si ven algo de Paula Mendoza, digan, oye, pues no lo hace mal porque ya la he leído una vez y podría ser que siguiente me gustara también.

Javier Fernández Jiménez.