Érase una vez una idea: una noche de cuentos bajo la atención de las estrellas. Era una idea muy pequeña y humilde que, poco a poco y con el paso del tiempo, empezó a hacerse muy grande y muy fuerte. Una idea que pronto se convirtió en una velada y que esta se hizo poco a poco una fiesta, toda una tradición anual. Dicen que había en el lugar en el que se celebraba un ciprés como espectador de lujo y unos soportales con muchas decenas de años en sus tejas y columnas.
Allí, en el Palacio de la Sagra, un nombre podía convertirse en protagonista de una historia casi por arte de magia, y un gato podía devorar desde una olla con un guiso hasta todo aquel con quien se cruzada, también contaban que en aquel lugar especial podía brillar un sol enorme y amarillo en mitad de la negrura y donde se mezclaban sonrisas, palabras e historias de niños y de mayores.
Un viernes, el 17 de junio de 2022, se celebraba la tradicional velada Cuentos de una Noche de Verano, una festividad de la narración que alcanzó su XIX edición con cuentos, historias y aventuras para toda la familia. Una vez más estuvo organizada por la Biblioteca Municipal de Chapinería y contó con la colaboración de la narradora Eugenia Manzanera, que realizó los talleres que ayudaron a los narradores no profesionales a ponerse en escena para contar a todos los asistentes sus historias y que, en esta ocasión, tuvo imposible su asistencia a la fiesta en sí.
Allí, en una noche muy calurosa, se congregaron, como cada año, narradores profesionales y aficionados, de todas las edades. A destacar la participación de Nora, una niña de 10 años y de Agapita, la mayor del grupo de narradores, que sorprendió a todos los asistentes por su memoria y por su frescura. Esta edición contó con la colaboración de cuatro narradores profesionales contratados para la ocasión: Mónica Ausina, Silvia Mascaray, Juan Villén y Aldo Méndez.
Cuentos alegres, cuentos tristes, cuentos realistas, cuentos clásicos, cuentos locos, casi cuentos… lo cierto es que aunque nadie comió perdices, sí que hubo muchos instantes felices en una velada que el curso que viene cumplirá sus primeras dos décadas de historia y que se ha convertido en una mágica tradición anual de la que, a buen seguro, se seguirá hablando en el futuro de la Sierra Oeste de Madrid.

Javier Fernández Jiménez.