Aldea del Fresno ha vivido un fin de semana muy intenso en el que la San Silvestre aldeana, el concierto de la Escuela y Banda Municipal de Música, junto con el paje real, han sido las actividades protagonistas.
El sábado 17 de diciembre, el Auditorio del Centro Cultural se llenaba de aficionados a la música, para escuchar el tradicional concierto de Navidad. En esta audición, los alumnos de la Escuela Municipal de Música demostraron los progresos que han hecho desde que empezó el curso, a la vez que deleitaban al público asistente con piezas muy populares. Asimismo la Banda Municipal de Música ofreció un repertorio de villancicos, que el público asistente no dejo de tararear.
Igualmente, el domingo 18 de diciembre estaba prevista la XI San Silvestre Aldeana que tuvo, como todos los años, mucho éxito de participación. Junto con la tradicional carrera pedestre, también se celebraba el XI Concurso de Lanzamiento y Salto, ya que la San Silvestre es una miniolimpiada multideportiva donde participa toda la familia. “Un año más hemos disfrutado de un día de deporte en familia, y en el que se ha cumplido el objetivo principal de este evento, que era fomentar el deporte como un hábito de vida saludable”, comentaba Félix Nieto Mosterin, concejal de Deportes. Este evento deportivo congrega cada año a numerosos deportistas de la Sierra Oeste, que se acerca a Aldea del Fresno, para participar en una de las carreras más bonitas y espectaculares de la región, ya que el recorrido transcurre por sendas y parajes naturales de singular belleza.
Del mismo modo, y más en estas fechas, los auténticos protagonistas son los niños y más cuando recibieron la visita del paje real, especialmente mandado por Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, para recoger las cartas y hacérselas llegar en mano. Durante las tres horas que duró la visita, los pequeños no pararon de entregar tan queridas misivas y de tirarse fotos con el paje, para que quedara buena constancia de que habían entregado sus deseos en papel.
ALEDAÑOS DE LA PEÑA
Aledaños de la Peña
en la base de sus pies,
iban una, dos y tres,
gente menuda que sueña.
Sentados sobre las rocas,
bajo los altos castaños,
edad sin dolor ni daños
de historias y risas locas.
Niños sin libros ni escuela
con cerrados horizontes,
su contorno aquellos montes
y aquel ámbito cancela.
Solo uno sabe leer,
y muchachas embobadas
le escuchan arreboladas
y disputan su querer.
De los padres linda el huerto,
y al revolcarse el borrico
es tan minúsculo y chico
que de él se sale es bien cierto.
Son muchachos del Cerrillo
que de la Peña a sus pies
juegan escondite inglés
y su mole es su castillo.
Y se tratan y conocen
y se miran y se observan,
y en su interior se reservan
y entre iguales reconocen.
Y era por esta razón,
me contaba a mí mi abuela,
que la Peña me encarcela
y aquí entregué el Corazón.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho