La edición impresa del periódico mensual independiente y gratuito de la Sierra Oeste de Madrid y alrededores lleva en la portada de su número 213, de octubre 2025, una foto de Jaime Peral, alcalde de Navas del Rey, en la puerta de la notaría de San Martín de Valdiglesias. Recordemos que el pasado 19 de octubre, el diario La Razón daba la noticia de que Peral (Grupo Independiente Caseros), tenía que hacer frente a una denuncia presentada cuatro días antes por la Comunidad de Madrid, a instancias del PP de Navas, “ante la fiscalía por un presunto delito de falsedad documental al intentar obtener una subvención pública de 500.000 euros destinada a la rehabilitación de viviendas”, situadas en el edificio de la calle Alfonso XI, número 21. El consistorio intentaba acogerse a una línea de ayudas dirigida a municipios de menos de 20.000 habitantes para financiar proyectos de rehabilitación que incrementen la oferta de vivienda de alquiler social o a precio asequible.
El regidor ha concedido una entrevista a A21 para aclarar la situación haciendo hincapié en que la solicitud “cumple escrupulosamente con los dos requisitos fundamentales”: las viviendas no reúnen condiciones de habitabilidad y el inmueble está a disposición del Ayuntamiento, que los adquirió para cumplir este punto. Además, niega que en ningún apartado se exigiese que las viviendas estuviesen desocupadas. Según Peral, la subvención se ha perdido “por la denuncia de Mª Isabel Romero (concejala del PP), que ha reconocido que es solo un asunto político y por ese motivo no hemos recibido ni un céntimo”, perjudicando a 14 jóvenes y familias del pueblo. 
Ya estamos en campaña
Este año el otoño ha venido a regañadientes, como si el verano no fuera a terminar nunca; pero al final todo llega. Por el contrario, parece que la lucha política municipal oliese ya la sangre de una herida que siempre abren las elecciones: ha sido rebasar el ecuador de la legislatura y no han tardado en asomar las luchas por hacerse con un poder que no se dilucidará hasta dentro de año y medio. Nada más y nada menos.
No cabe duda que contar con un partido fuerte en Madrid facilita la campaña de los diferentes candidatos. Los partidos independientes pueden tener a favor la cercanía de los ciudadanos, el trato personal en la calle y cierto halo de honestidad por aquello de no deberse a nadie más que a los intereses del pueblo. Pero en nuestra región, el dominio del partido más votado de España es aplastante, pero no por ello inquebrantable. De ahí que los cuadros de mando ajusten los engranajes de la formación para que su maquinaria electoral permita que sus candidatos se postulen con las máximas garantías de éxito. Para ello, en ocasiones, lo mejor es derribar al enemigo cuanto antes mejor. Echando un ojo al panorama nacional, la mejor manera de desacreditar a un rival político es llevarle a los tribunales y, obviando la presunción de inocencia, hacerle parecer todo un vulgar delincuente de guantes y antifaz. La judicialización de la política es moneda común en nuestros días y todo indica que el asunto será cada vez más peliagudo: día a día los abogados cobran mayor protagonismo en un mundo que debería serles extraño, cuando menos. Es como si en vez de presentar programas que ilusionen a la ciudadanía, todo se basara en aniquilar al contrario negando todas sus iniciativas: en la guerra todo vale. Podríamos llamarlo campaña inversa, sin ir más lejos.
Hace unos días, hemos visto un claro ejemplo en la Sierra Oeste. Lejos de mirar por la gente que sufre en sus carnes el acuciante problema de la vivienda, se han dedicado a embestir al rival de turno utilizando lo que tenían a mano, sin atender a las consecuencias.
Pero no se trata de aplaudir a los políticos que se saltan el procedimiento. Las reglas del juego han de ser sagradas y el estado de derecho —quizá el mayor baluarte que tenemos en nuestro welfare state europeo— respetado y defendido a ultranza. Nuestra sociedad no puede tolerar que nuestros dirigentes campen a sus anchas como caudillos a los que no se les puede cuestionar. Es fácil equivocarse, todos lo hacemos, pero es de recibo señalar el error y advertir al pecador de que no va por el buen camino. Al césar lo que es del césar.



