• Con los jóvenes como los más atrevidos al hora de saltar los restos de la hoguera, y muchos vecinos enviando a las llamas “lo malo para esperar lo mejor, este 24 de junio cobró todo el sabor de una celebración que congregó a numeroso público, recibiendo todos los asistentes sus raciones de paella servida directamente por el Alcalde y demás miembros del gobierno municipal.

La fiesta estuvo bien servida este 24 de junio, cuando Valdemorillo encendió su hoguera y reunió a decenas y decenas de vecinos en la explanada próxima a la ermita del santo. Porque primero fue la devoción, ante el altar que sólo se abre al culto en dos ocasiones al año, una de ellas precisamente por San Juan, y después llegó la diversión, para la que el Ayuntamiento reunió los ‘ingredientes’ indispensables en fecha tan especial. El fuego, al que arrojar, como hicieron muchos de los presentes, esos papeles donde dejar escrito lo malo para reducirlo a cenizas “y que venga lo mejor”, y el toque de sabor que hace paladear el encuentro. En esta ocasión, con gusto a la enorme paella servida, ración a ración, por el propio Alcalde, Santiago Villena, y sus compañeros en el equipo de gobierno. Bien provistos de cucharones y platos, fue el suyo un gesto más con el que demostrar que esta es una fiesta “para compartirla y vivirla con todos, una celebración que también contó con sangría y refrescos, para acompañar bocado, y que se prolongó entre los toques   siempre sonoros para elevar ecos de la tierra, sones interpretados por Los Malangosto.

Y de ‘postre’, las llama, esa hoguera encendida por el regidor que pronto atrajo miradas y que, una vez listos los rescoldos, invitó a los más intrépidos a saltarla una y otra vez. Buen ambiente el que enmarcó este atardecer esta festividad que sirve para dar la bienvenida al verano y que prende igualmente entre las tradiciones locales como una de esas jornadas del todo especial para ser disfrutadas en esta villa. Además, y junto a la labor prestada por los operarios municipales que prestaron su servicio en este día, a destacar la presencia de cerca de una decena de efectivos de Protección Civil,  garantizando que todo, incluso los ‘atrevidos’ saltos, transcurriera con las mayores medidas de seguridad, prestado su atención incluso para que los más peques tuvieran que afrontar su pequeño reto sorteando el montoncito de ascuas, prácticamente simbólico, que les hizo sentirse tan participes como el resto a la hora de divertirse en este San Juan que tan buen sabor dejó.