Eran las dos de la tarde de un viernes difícil de olvidar. La mecha se originó en Almorox y pronto avanzó monte arriba hacia la Comunidad de Madrid. Como una maldición los ciudadanos de Almorox, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Rozas de Puerto Real, y pueblos limítrofes, no olvidarán que el fuego se encendió en torno a esa hora en un día extremadamente caluroso ( en torno a 40-41 grados), ventoso y con ráfagas de viento cambiantes. Su combinación, sin excluir otras circunstancias, se unió para que una zona de alto valor medioambiental, económico y sobre todo vital para los parroquianos de estas zonas, provocasen un fuego difícil de controlar. Aún una semana después se mantenían rescoldos y humaredas que los bomberos tenían que apagar.

El viernes 28 de junio no será un día cualquiera para los pobladores de esta zona, limítrofe curiosamente entre tres comunidades autónomas: Castilla-La Mancha, Madrid y Castilla y León. Más de 3.000 hectáreas calcinadas por el fuego y alrededor de quinientos denodados trabajadores que durante varios días intentaron extinguir el fuego. Los bomberos merecen un reconocimiento.

Hoy, aún con los rescoldos humeantes y el miedo en el cuerpo, lo que queda es ceniza y desolación. Las manchas de pinares, las tierras de labranza, los pueblos asolados. “Ha sido el día peor de mi vida”, clamaban muchos lugareños en las redes sociales. Y cabe preguntarse, ¿se pueden evitar estas catástrofes, se pueden –al menos- dificultar para que no vuelva a ocurrir? Son preguntas pertinentes de toda esta comarca natural, herida hoy por el fuego. Una comarca que incluye San Martín de Valdeiglesias, Pelayos de la Presa, Navas del Rey, o allá, aún más al oeste el valle del Tietar. ¿Se pudo actuar más rápido y de manera más coordinada?

Desde la asociación cultural Alberche-Albirka, nacida ya casi hace 20 años, introduciremos este debate por la defensa y protección del patrimonio medioambiental, económico y vital de la Sierra Oeste y zona colindante. Hace apenas seis meses los asociados de Albirka visitamos  Peña Muñana de la mano de la geógrafa y experta en el paisaje madrileño Pilar Lacasta, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid. No podíamos imaginar que pocas semanas después la maravillosa visita desde lo alto del cerro –al igual que la de Cenicientos- fuese a convertirse en un paisaje tan desolador como el actual.

Pero nos negamos desde aquí a resignarnos. Si hoy es difícil imaginar el sendero por el que cientos de veces cruzamos en bicicleta o paseamos entre la sombra de los pinos o fuimos a cuidar de los viñedos, no es imposible que imaginemos, apoyemos y forcemos a que la rehabilitación se haga inmediatamente, con criterios medioambientales y sin estériles disputas partidistas o de estrechez localista. Todos por la regeneración inmediata de nuestro tesoro natural de la Sierra Oeste. Heridos sí, pero dispuestos –más que nunca- a recuperar nuestro patrimonio natural.

(Texto: Enrique Jurado)

En el valle del Alberche, a 5 de julio de 2019