“El día de la inauguración fue el más bonito de mi vida”.

Marcelino tiene 78 años y un ojo que no le permite dibujar actualmente, pero es un gran artista cadalseño que lleva desde que era muy pequeño dibujando todo lo que se ponía a su alcance, “hay mucha gente en el pueblo que no sabía que dibujaba”, pero lo hace desde siempre, de hecho, algunos de los dibujos de la exposición que se inauguraba el pasado domingo 13 de febrero en la Casa de los Salvajes de Cadalso de los Vidrios ante toda su familia y amigos, la alcaldesa de la localidad, parte de la corporación municipal y vecinos son de cuando era pequeño.
“Fue el día más bonito de mi vida”. Es emocionante escuchar a Marcelino, sentir que esa pasión que se ha llevado por dentro toda una vida por fin llega a los demás, saber que se está delante de una persona que ha trabajado mucho y muy duro pero que nunca ha cejado en el amor por el dibujo, por el arte. “Estaba lleno de gente”, y se nota un brillo en la mirada, una chispa de agradecimiento por la atención acaparada. “Se lo dedico a mi madre y a mi abuela”, nos dice, “porque a mi madre le gustaba mucho y se acordará de cuando me volví con mis dibujos…”
Y es que Marcelino pudo haber llegado a tener una buena oportunidad en el mundo del dibujo, quizás de dedicarse profesionalmente a ello. Quizás, de haber sido más decidido, su arte y él mismo habrían volado muy lejos de Cadalso de los Vidrios, ya que Juana Granel, esposa del famoso escultor Juan Cristobal, propietarios del Palacio de Villena en el que trabajaba su padre, llegó a pedirle sus dibujos para enviarlos a Estados Unidos para una posible valoración, “pero me dio miedo y no llegué a llevarlos, me pudo la vergüenza”, confiesa el artista, que con casi 80 años ha podido disfrutar de su primera exposición pública y su primera inauguración oficial.
“Ese es el protagonista de la exposición”, cuenta Marcelino señalando un dibujo de Mickey Mouse situado en el centro de todos los demás y da por pensar, ¿y si se hubiese atrevido a llevar esos dibujos? ¿Habríamos tenido delante a un dibujante de la mismísima Disney?
El lápiz es el gran protagonista de esta exposición que demuestra que el arte no tiene edad y que nunca es tarde para cumplir un sueño, uno de los de Marcelino parece haberse cumplido y él, muy emocionado, lo ha querido compartir con su familia y sus vecinos. Es difícil no emocionarse hablando con este trabajador de la cantera que compraba blocs de dibujo por 1.500 pesetas y pedía prestado cualquier calendario que le gustaba para hacer su versión en grafito o buscaba cuentos ilustrados para poder dibujar.
“No hay ni un solo dibujo calcado”, asegura orgulloso mirando a su alrededor. La Casa de los Salvajes alberga algunas de sus creaciones: escenas de tauromaquia, animales, paisajes, personajes cinematográficos…, solo una pequeña muestra de todo lo que ha dibujado a lo largo de su vida, “tengo una maleta llena de dibujos”, afirma. “He pasado muchas tardes dibujando. En el invierno me sentaba en mi casa y dibujaba, y mis nietos me miraban. En una noche podía hacerme a lo mejor dos o tres dibujos”.
“Todo el mundo me dice algo”. Es bonito descubrir esa chispa de orgullo en la mirada, esa sensación de trabajo realizado o de meta conseguida que se descubre al hablar con él. ¿Y si nuestros mayores, esos que tanto han hecho por nosotros, tuviesen la oportunidad de disfrutar de un momento como este que está viviendo Marcelino? ¿Y si parte de nuestros esfuerzos culturales se dirigieran a encontrar a nuestros mayores artistas y a ofrecerles que, por fin, dejen ver a todos sus vecinos y familiares todo lo que han creado durante toda su vida? Sí, es importante dar voz a los jóvenes creadores, pero, tras disfrutar de esta muestra junto a su creador y hablar con Marcelino Becerro, queda la sensación de que hay que seguir trabajando también para descubrir a todos esos artistas y creadores que lo son, pero aún no lo han podido contar.

Javier Fernández Jiménez.