Ayer jueves día 6 se presentó la nueva exposición pictórica que albergará el Real Monasterio en los próximos meses, “Navarrete, El Mudo”, dedicada al pintor Juan Fernández Navarrete (Logroño, 1526-Toledo, 1579), uno de los más importantes artistas españoles del siglo XVI.
En la presentación, intervinieron el Presidente de Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna; el Director de las Colecciones Reales, José Luis Díez García, acompañados de la Alcaldesa de San Lorenzo de El Escorial, Blanca Juárez Lorca; el Delegado de Patrimonio, Manuel Terrón, y la Primera Teniente de Alcalde de El Escorial, Concepción Vicente.
Navarrete fue el pintor más apreciado por Felipe II, quien lo prefería por delante de El Greco o de Sánchez Coello, y al que ya en su época se lo consideraba “el Tiziano español”. Fue nombrado pintor del Rey en 1568 y centró toda su actividad en la realización de grandes encargos para el Monasterio. Pintó los ocho cuadros para las Sacristías de Prestado, de los que hoy solo se conservan San Jerónimo penitente, La decapitación de Santiago el Mayor, La adoración de los pastores, La Sagrada Familia y la Flagelación, todos ellos reunidos en la muestra.
También se le encargó la pintura del retablo mayor de la Basílica, obra que no pudo empezar por su pronta muerte, aunque sí le dio tiempo a terminar ocho magníficas parejas de santos que todavía hoy se pueden admirar en las capillas formadas junto a la cabecera.
Entre las obras pictóricas de la colección escurialense presentes en la exposición también se encuentran La aparición de Cristo a su madre, El entierro del cuerpo de San Lorenzo y un pequeño Nacimiento de Cristo, hasta ahora inédito.
Junto a las obras de Navarrete, en las Salas Capitulares destaca la obra El Calvario, de Rogier van der Weyden, del que “El Mudo” copió las figuras de la Virgen y San Juan, “que contentó mucho al Rey “, según cuenta el historiador padre Sigüenza. Ambas obras del riojano están expuestas junto al gran tríptico de van der Weyden.
EL ÁGUILA DEL REY
Fue un águila capturada
por don Felipe Segundo,
el señor de medio mundo
por su mano gobernada.
Y el águila fue entregada
a su pintor Juan Pantoja,
que la pintó ave coja,
y a partir de aquel instante
la España de alba radiante
se columpió en cuerda floja.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho