El gobierno de la Comunidad de Madrid negocia en estos momentos con un millonario norteamericano, la instalación en Madrid de un megacomplejo de ocio para adultos. ¿Es bueno para Madrid esta instalación?

DULCE

En los tiempos que vivimos, con el paro acechando por doquier es necesario y hasta exigible a cualquier político que luche con uñas y dientes para atraer una inversión de entre 10.000 y 15.000 millones de euros, un premio gordo de la lotería que generaría la friolera de 260.000 puestos de trabajo, de los cuales 164.000 estarían directamente ligados con Eurovegas. 

Como oportunamente ha recordado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se pueden realizar las mismas concesiones que permitieron convertir las docklands en una isla legislativa dentro de Londres, instalando uno de los centros financieros más importantes del Reino Unido. 

Traer a Madrid el mayor centro de ocio para adultos de Europa es una garantía de prosperidad para toda la región y una oportunidad única para reducir el paro en nuestra región de una manera drástica. 

Por otro lado convertir a Madrid en la mejor ciudad para congresos de Europa atraerá un tipo de turismo muy beneficioso para la región. Los que ponen tantas objeciones al proyecto deberían explicárselo a las cientos de miles de familias madrileñas a las que este proyecto les puede cambiar la vida a mejor, erradicando de un plumazo buena parte de la lacra social que supone en la actualidad el desempleo.

SALADO

No puede valer todo para atraer inversión, pero parece que los políticos madrileños están dispuestos a saltarse casi cualquier norma para atraer esta inversión a Madrid. 

Solamente es preciso analizar algunas de las condiciones totalmente ilegales que este millonario quiere imponer: Hay que olvidarse de ciertas normas  urbanísticas, saltarse a la torera el Estatuto de los Trabajadores, además de la Ley de Extranjería, habría que mirar para otro lado en la legislación sobre blanqueo de capitales, además pide una exención casi total durante dos años de todo tipo de impuestos y diez años más de ventajas fiscales, también pide que se deje entrar a los casinos a los menores y a los ludópatas, y por supuesto que se deje fumar en algunos lugares. Y ya que estaba puesto, pide también un crédito avalado por el Estado. 

Por pedir que no quede y como sabe perfectamente que la mayoría de políticos de turno están dispuestos a bajarse los pantalones hasta los tobillos ante cualquiera que ponga dinero para invertir, aunque sea un proyecto que atraerá turismo de borrachera, prostitución y mafias, además de constituir un paraíso fiscal en la mismísima capital del reino. Desde luego sería un símbolo revelador de los tiempos que nos está tocando sufrir.