Este verano ha sido muy caluroso en lo climatológico, pero algo menos en lo sanitario que el año pasado, parece…
A pesar de la falta de matrona y pediatra de larga duración en San Martín de Valdeiglesias, hemos tenido en general en el distrito Oeste una mejor cobertura en los servicios de urgencias extrahospitalarias que en el verano anterior, pero aún muy mejorables.
La media de cobertura ha sido de un 88 % de dispositivos con equipos completos, aunque no tuvieron todos los médicos que debían tener cada día.
El dispositivo más afectado, como siempre, desde la “Reorganización” del 22 de octubre de 2022, ha sido Navalcarnero con la falta de médico el 24 % de los días, seguido de Navas del Rey que ha carecido de médico el 8 % de los días, Villa del Prado el 5 % y San Martín de Valdeiglesias el 3 %…
La falta de equipos completos en un dispositivo, como llevamos ya dos años avisando y repitiendo hasta la saciedad, termina por sobrecargar el trabajo en los dispositivos más cercanos, empeorando la calidad de la atención y los tiempos de atención ante una emergencia vital.
El ejemplo más sangrante de este verano se ha producido en el dispositivo de urgencias extrahospitalarias de Soto del Real, en la zona Norte, que se ha quedado muchos días como dispositivo único para toda la sierra Norte de la Comunidad, con el agravante de la falta, desde el 3 de septiembre, del helicóptero de emergencias del 112 de la base de Lozoyuela, que teóricamente estaba en reparación por una avería, y debía ser repuesto o sustituido en un máximo de 12 h por la empresa adjudicataria.
El incumplimiento de esta condición conlleva una multa de 10.000 euros diarios a la empresa si el dispositivo no está operativo, multa que aún no se ha hecho efectiva. No solo no está operativo aún, a día de hoy 20 de septiembre, sino que el helicóptero de Lozoyuela (cuya matrícula se podía ver en vídeos y anuncios de la C. Madrid) se ha descubierto que está operando en Cataluña, donde tienen cuatro helicópteros operativos (información de David Guerrero, SER Madrid Norte)
Imaginemos que el otro helicóptero sanitario de la Comunidad que tiene su base en San Martín de Valdeiglesias (en Madrid solo tenemos dos), estuviese en esa misma situación, o ahora mismo sufriese una avería…
Madrid se quedaría sin soporte vital aéreo ante cualquier emergencia vital, accidente de tráfico o circunstancia de salud tiempo-dependiente. ¿Cuántas vidas están siendo puestas en riesgo sin que nuestras autoridades den un puñetazo en la mesa y exijan a la empresa Eliance la seriedad que una comunidad autónoma como la de Madrid debe exigir y merece?
Los próximos meses en los dispositivos de urgencias extrahospitalarias se presentan aún mucho peor que hasta ahora, debido principalmente a que se han resuelto oposiciones y concursos de traslado de los profesionales, que han conllevado la huida de un número importante de estos (debido al maltrato continuado en las condiciones laborales y la dificultad para la conciliación familiar) como era de esperar.
Desde septiembre, las guardias están siendo cubiertas in extremis a duras penas, con unos pocos suplentes no habituales y sin garantía por anticipado de cobertura para todas las vacantes que se han producido (este panorama se va a prolongar como mínimo hasta final de año), fundamentalmente en los dispositivos de Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias, Villa del Prado y Villaviciosa de Odón.
Mientras tanto, la gran esperanza que suponían los 214 residentes de Medicina de Familia a los que se les hizo un acto de despedida en la Comunidad de Madrid el 17 de septiembre, se ha desvanecido casi en su totalidad, ya que solo el 44 % de ellos (94) han aceptado el contrato de fidelización de tres años ofrecido por las autoridades sanitarias, y sin garantías de que una vez acabados esos tres años, si las cosas no cambian en cuanto al trato a los profesionales, se quieran seguir quedando.
Se dice pronto, pero 149 se han ido, no han visto suficientes garantías de estabilidad y conciliación, no les han convencido las condiciones laborales para los facultativos de Medicina de Familia en Madrid.
Aun peor es el panorama en Pediatría, ni uno solo de los pediatras que han terminado su formación, NI UNO SOLO… LEEN BIEN, ha decidido trabajar como Pediatra en la Atención Primaria, se van a los Hospitales. No quieren trabajar en las actuales condiciones en las consultas de pediatría de los Centros de Salud, donde son tan deficitarios y tan necesarios actualmente.
La pediatría de Atención Primaria, si no se actúa desde la Consejería de Sanidad con contundencia para hacerla atractiva, está condenada a desaparecer en no demasiados años —y si no, al tiempo— y los que pierden son nuestros niños, sobre todo los de nuestros pueblos que tan lejos están de un hospital.
Mientras tanto, la Comunidad de Madrid lanza una campaña de inmunización pediátrica para recién nacidos y lactantes de hasta seis meses, que publicitan a todo cartel en centros donde no tienen ni un solo Pediatra.
Evidentemente, las vacunas son uno de los pilares fundamentales de la protección a la infancia en salud, pero además de los cuidados de los padres el otro pilar fundamental es tener un Pediatra asignado que le siga su desarrollo y evolución a lo largo de su infancia. Todo lo que se haga por la salud de nuestros niños es positivo, no seré yo quien lo critique, pero sin las otras patas, la mesa no es estable.
Antes de prometer construir Centros de Salud a troche y moche (que son sin duda muy necesarios) y prometer servicios como diagnostico cardiológico precoz, etc., hay que pensar y planificar primero cómo y con qué recursos humanos y profesionales se van a dotar, no sirve de nada hacerlo como el de Navalcarnero II desdoblando al personal de uno, sin apenas nuevas acciones de personal, porque como decía mi abuela, de nada sirve desvestir a un santo para vestir a otro.
Hacerlo así, sin planificar el aumento de las plantillas, solo me hace pensar en promesas electorales para comprometer los votos de los habitantes de esas poblaciones y distritos, en la esperanza de ver sus necesidades cubiertas por fin… y en aquel viejo y feo refrán (pero por desgracia tan cierto) que dice: “Prometer hasta meter… y después de metido… nada de lo prometido”.
El tiempo dará y quitará razones. Espero equivocarme, sinceramente…
María Isabel de Barrio Tejada, médico rural y de Urgencias extrahospitalarias.