• Cerca de un centenar de asistentes aplaudieron una actuación “única” por la forma de trazar una experiencia estética completa, haciendo visible las inconfundibles estampas de Sorolla a través de las partituras de compositores coetáneos al prolífico artista, exponente en sus obras del luminismo e impresionismo

Impresionante recreación del universo sorollano la que iluminó el Audotorio de Valdemorillo en el concierto con el que esta villa sumó su presencia en el ciclo Clásicos en Verano. Firmando con su nombre una de las apuestas pianísticas más inusuales del panorama español, Marta Espinós asombró y entusiasmó por igual al público de la Giralt Laporta, en concreto, al cerca de un centenar de espectadores que no quisieron perderse este imaginario musical capaz de hacer visible al través de las notas legadas por algunos de los compositores coetáneos al prolífico artista valenciano el reflejo de esos cuadros que son ventanas abiertas a estampas de playa y puertos, que develan la sonoridad de escenas infantiles con acento ya universal, que acercan el retrato, más aún, la pasión por Andalucía que crepita igual en la partitura de Falla, en acordes de Granados, que se pinta de sentimiento con Albéniz y Turina, Mompou y Esplá… Sorolla recreado, esbozado con la calidez y el contraste surgidos del piano que en manos de Espinós se torna resorte donde hacer fluir una experiencia estética “reamente completa”.

Un acierto de recital, tal como reconocieron muchos de los presentes, agradeciendo a la Concejalía de Educación y Cultura, ahora gestionada por Eva Ruiz, el poder contar en la agenda local con una propuesta de marcada calidad, por la ejecución del programa, y más aún, por la singularidad que provoca este paralelismo entre lo musical y lo pictórico que este pasado 20 de julio cosechó la merecida ovación, rubricando así el buen papel de Valdemorillo como uno de los escenarios de Festival impulsado por la Comunidad de Madrid para que precisamente en Verano puedan disfrutarse estas pinceladas de los Clásicos que sellan una programación tan capaz de despertar, a la par, interés y emociones. Y es que, como en el caso de Marta Espinós, la ‘paleta’ más sonora hace también brillar el reflejo de la analogía, logrando que los lienzos escapen de su marco original para trascender gracias al paralelismo bien tejido por las teclas que trazan y trazan este muestrario, un repertorio que salpica de colores y significados la actuación de esta auténtica de buscador de nuevas fórmulas sobre el escenario que es esta discípula del maestro Joaquín Achúcarro, tan empeñada en lograr la conexión con el espectador, haciendo ver así el secreto de su éxito, ese acercamiento a la música clásica  para hacerla compresible y disfrutables por todos.