- Un ‘¿sabías que…?’ sobre la flora y fauna de la Sierra Oeste.
Amenaza latente en nuestra comarca, desastre ecológico en el norte de España.
Todo aquel que haya viajado recientemente al norte de España, sobre todo a tierras cántabras, se habrá acostumbrado a observar las curiosas “plumas” de la especie de la que vamos a hablar hoy en Notas de Campo. La encontramos colonizando todo tipo de paisaje; monte, marisma, etc., adentrándose en zonas boscosas e incluso en parajes autoconsiderados adalides de la conservación, como el parque de naturaleza del Cabárceno.
Hablamos de la Cortadelia selloana, una planta de origen sudamericano, que avanza a grandes pasos en nuestra comarca.
Un ejemplo, si accedemos a Valdemorillo por la M600 la podemos ver agazapada detrás de las letras que nos dan la bienvenida, lugar, por cierto, en el que no le falta el agua ni los cuidados municipales y luce hermosa con sus “plumas” al viento. En ese mismo punto, si somos un poco observadores y nos fijamos en los arcenes podremos descubrir que está librando una batalla terrible contra nuestra reina de los arbustos, la zarzamora (Rubus ulmifolius). Sorprendentemente nuestra pinchosa amiga está cediendo terreno a favor de la invasora.
La Cortadelia selloana es una gramínea de carácter perenne. Se agrupa en grandes matas que pueden alcanzar los 3 o 4 metros de altura. Sus hojas de bordes aserrados tienen un tacto áspero y cortante ya que están cubiertas por cristales de sílice. Utiliza esta estrategia para protegerse de los herbívoros, pero también dificulta su manipulación por los operarios que intenten eliminarla. Vive de unos 10 a 15 años y no se le resiste ningún tipo de suelo. Se asienta sin problema sobre cauces de ríos, dunas, marismas, zonas de montaña, bordes de carreteras y caminos, etc. Como a otras especies invasoras, la degradación del suelo le favorece así como las grandes infraestructuras o carreteras cuyos márgenes son colonizados fácilmente.
Tenemos que reconocer la belleza ornamental de esta planta, con sus penachos blancos. Pero estos encierran un gran peligro ya que no son más que su estrategia para soltar al viento las miles de semillas que son capaces de producir. A través de esta técnica de dispersión, conocida como anemocoria, es capaz de colonizar rápidamente los terrenos a los que llega. Y si esta estrategia no fuera suficiente, también es capaz de propagarse de manera asexual a través de la fragmentación de la cepa, con una gran capacidad de arraigo.
A partir de 2013, está prohibida su plantación y comercialización, no así su tenencia, es decir, ya no deberíamos verla en viveros comerciales pero los particulares que tengan esta planta en su jardín no están obligados a eliminarla.
Como toda buena colonizadora, tiene una alta tolerancia a las condiciones climatológicas extremas y es capaz de germinar bajo un amplio rango de condiciones ecológicas (sequía, suelos pobres, encharcamiento). Esta situación climatológica de temperaturas extremas y de grandes temporadas de sequía le es muy propicia ya que es capaz de prosperar donde las demás especies no pueden. Desplaza así por competencia a las comunidades vegetales autóctonas.
Aparte de la colonización de suelos y el desplazamiento de especies vegetales, la proliferación de esta planta está empezando a causar otros problemas. Estudios realizados en Cantabria, donde como decíamos en la introducción de este artículo, ya es un verdadero problema ecológico, han detectado los primeros casos de alergia (estudios del Hospital Universitario Central de Asturias), sobre todo en otoño, cuando germina. Además, su crecimiento en grandes masas arbustivas la convierte en un peligroso combustible en caso de incendio.
Es prácticamente imposible erradicarla, pero sí es posible su control o, mejor dicho, su eliminación eficaz, la cual sería a través de herbicidas y maquinaria pesada, que son tan costosos y perjudiciales para el medio como su propia presencia; por lo tanto, se debe trabajar en la vigilancia y control de las grandes masas y de los elementos aislados para evitar su expansión.
El Plan de acción contra el Plumero de la Pampa de Cantabria reconoce el hecho de la extrema dificultad para eliminarla por lo que se centró en “tomar medidas urgentes para frenar su avance”, sobre todo en zonas protegidas. Se intenta acotar la especie en las zonas donde la invasión ya es irreversible y se aconseja su total eliminación en zonas en donde está empezando a aparecer. En este punto podría estar nuestra comarca.
En municipios como Valdemorillo, su avance está siendo relativamente lento, aún no presenta un gran problema, aunque si se observa su dispersión. Pese a las advertencias de organizaciones como la nuestra, todavía podemos ver ejemplares en zonas ajardinadas, rotondas y medianas de autopistas.
Estamos convencidos de que aún podemos atajar este problema, pero para eso es necesaria la colaboración de la administración a todos los niveles. Que en nombre de la conservación de nuestras especies (recordemos que las especies invasoras son la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial) tomen conciencia del problema y actúen para evitar que lo que hoy no es más que una presencia preocupante se pueda convertir en un desastre ecológico.
Texto y fotografías: José Ángel de la Banda Velázquez. Educador ambiental y presidente de Verdemorillo.