
El periódico mensual independiente y gratuito de la Sierra Oeste de Madrid y alrededores, en su número 212,. distribuido por la comarca el 30 de septiembre, refleja en su portada que Robledo de Chavela acogió el pasado 13 de septiembre la salida de la última etapa de la Vuelta Ciclista a España por primera vez en su historia. Un hecho que ha puesto a esta población de la Sierra Oeste en el escaparate mundial que supone una prueba que “se retransmite en más de 190 países que, además, no sirve solo para dar a conocer nuestro pueblo, sino que también genera un retorno económico y turístico que beneficia mucho tanto a nuestra localidad como a las de nuestro alrededor”, según palabras de su alcalde, Fernando Casado. La Vuelta de este año ha estado marcada por las manifestaciones en contra del genocidio del pueblo palestino en Gaza.
Grita libertad
Allá por 1987, las carteleras de cine de medio mundo anunciaban una película inglesa dirigida por Richard Attenborough y protagonizada por Kevin Kline y Denzel Washington titulada Cry Freedom (Grita Libertad). Narraba la relación del activista negro Steve Biko y un periodista, en el contexto de la Sudáfrica del apartheid. La represión policial se cobró la vida de Biko y lo convirtió en uno de los héroes de la lucha contra la segregación racial. En aquella época, la defensa de los derechos civiles era sinónimo de la lucha emancipatoria contra cualquier régimen autoritario. Siempre habíamos pensado que las grandes revoluciones abrieron el camino de la libertad.
Pero la moda del ultraliberalismo ha tomado conceptos políticos y económicos que fracasaron en el siglo pasado, para presentarlos como una tendencia de rabiosa actualidad que exige dejarlo todo en manos del mercado y reducir al mínimo el Estado de bienestar. Estos mismos han empezado a utilizar la consigna de la libertad en aras de imponer las ideas de la ultraderecha enarbolando, en muchas ocasiones, una supuesta bandera libertaria pero adoleciendo de lo que se conoce como ultrabanalidad.
Donald Trump es quizá el líder de este movimiento y tiene muchos acólitos. Se llena la boca del término freedom, para luego comportarse como un dictador de república bananera. Sin ir más lejos, hace unos días ha amenazado con retirar la licencia de emisión a los canales que le critiquen, porque, según él, no están autorizados a ir en su contra. El caso más claro fue la cancelación de la cadena ABC del programa de Jimmy Kimmel por un comentario sobre el presunto asesino del político Charlie Kirk, un claro ejemplo de atentar desde el Despacho Oval contra la libertad de expresión. Trump y los políticos como él son capaces de justificar también el genocidio de la Gaza palestina, llegando incluso a insinuar que van a construir un resort en los terrenos que ahora están llenos de sangre y escombro. Estos defensores de la libertad de pacotilla no dudan en invitar también a Vladimir Putin a una visita a los Estados Unidos y desplegarle la alfombra roja si llegase el caso. Quizá sea que la nueva moda coincide con un pronunciado desajuste intelectual que lleva a reprobar al día siguiente a Netanyahu o afirma que ayudará a Ucrania a ganar la guerra contra Rusia. Resulta paradójico que el país que lidera la globalización económica sea ahora adalid de medidas arancelarias totalmente desproporcionadas. Es como si el mayor de los sinsentidos se hubiera instaurado en nuestros gobernantes.
“Libertad es sin duda una de las palabras más ambiguas y polémicas de nuestro léxico político”, decía Enzo Traverso, y no le faltaba razón. Por ello, es tiempo de que reflexionemos un poco y no caigamos en la trampa de los que, con excusas banales, imponen su dominio sobre sociedades que ahora mismo son libres pero que pueden dejar de serlo en poco tiempo.