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El verano de la marmota

Como cada verano desde hace ya varios años —al menos los últimos tres, desde la “desestructuración” de los servicios de Urgencias extrahospitalarias, aunque por desgracia la situación se remonta aún más atrás si hablamos de Atención Primaria y Atención Hospitalaria—, volvemos a comprobar cómo los servicios sanitarios en la Comunidad de Madrid adolecen de los mismos males de siempre.
Una y otra vez, cada verano, como si despertásemos en el mismo día, en el mismo verano, sin que nada haya cambiado ni mejorado.
▪ Consultas de Atención Primaria sin médico que supla al titular durante sus vacaciones o baja, lo que demora aún más la asistencia, el diagnóstico y el seguimiento de patologías importantes, y empeora los resultados en salud de la población.
▪ Consultorios locales —en pueblos alejados y con pocos recursos de transporte— cerrados durante buena parte de su horario, porque hay un solo médico que debe cubrir varios consultorios en el mismo día; y, en el mejor de los casos, abiertos únicamente con personal de enfermería.
▪ Consultas pediátricas sin atención, porque no se nombra suplente para cubrir al profesional de vacaciones o de baja, una vez más.
Urgencias extrahospitalarias que deberían contar con médico, pero que no disponen de ese profesional debido a enfermedad o accidente imprevisto de uno de los titulares. Además de los dispositivos ya por todos conocidos, que habitualmente funcionan en la Comunidad de Madrid, sin profesional de medicina, y que venimos denunciando sin descanso desde hace ya tres años.
▪ Profesionales sanitarios agotados en todos los niveles asistenciales y en todas las categorías, por tener que doblar turnos y asumir consultas de otros compañeros, o cubrir “módulos de absorción” (eufemismo para las horas extra) en turno contrario, para poder dar cabida a los pacientes que necesitan atención urgente.
▪ Urgencias hospitalarias saturadas hasta el extremo, con pacientes en los pasillos esperando una cama, y que en muchas ocasiones son dados de alta sin haber llegado a ingresar en una.
▪ UCIs en las que las profesionales han de atender a más pacientes de los que sería aconsejable para una atención segura y de calidad, lo que pone en riesgo tanto a pacientes como a profesionales.
▪ Camas sin usar y plantas cerradas en todos los hospitales públicos madrileños.
Según los datos que manejan los sindicatos SATSE (Sindicato de Enfermería) y MATS (Movimiento asambleario de Trabajadores de la Sanidad), cada verano se cierra, de media, alrededor del 30 % de las camas de cada hospital, con la excusa de que la demanda disminuye en esta época porque la población se desplaza a otras zonas del país. A esto se suma que muchos profesionales están de vacaciones y no hay personal suficiente para cubrir las vacantes.
– Hospital Ramón y Cajal: 297 de 1118
– Hospital 12 de Octubre: 267 de 1368
– Hospital Clínico S. Carlos: 213 de 996
– Hospital Gregorio Marañón: 300 de 1671
– Hospital La Paz: 397 de 1317, etc.
– Según la memoria de la propia consejería de Sanidad, la última publicada, en agosto de 2023 se cerraron 577 camas más que en el mismo mes de agosto de 2022. Y solo con los datos de 8 hospitales, 1539 camas cerradas de junio a septiembre.
Sin embargo, vemos cómo la realidad desmiente esas excusas fáciles, puesto que las Urgencias Hospitalarias se llenan de pacientes que colapsan los servicios, y los profesionales llegan a tener que declararse en huelga —como ha sucedido este verano en el Hospital de La Paz— para que la administración se vea obligada a contratar más personal con el fin de cubrir los servicios mínimos… Si no fuese tan triste, daría risa que haya más trabajadores durante una huelga que en circunstancias normales.
Se cierran camas cada verano, que además se suman a las camas habitualmente no operativas (es decir, las que no se usan), y que, según los datos de la propia Consejería, corresponden al menos a un 15 % del total de camas, y que la propia Consejería define en su Memoria anual como “Camas no Funcionales” (https://share.google/83wFdspyuBKKOZlrx).
▪ Estas camas instaladas en cada hospital pero “aparcadas” —supuestamente por la carestía del personal necesario para atenderlas—, son precisamente las que podrían dar solución a los “momentos puntuales de crisis”, según palabras de la propia Consejería, en inviernos y brotes estacionales de gripe, etc., que cada año “sorprenden” a nuestras autoridades.
– Hospital 12 de Octubre, son 133 camas “aparcadas”.
– Fundación Jiménez Díaz, son 157.
– Gregorio Marañón, son 207.
– Hospital La Paz, son 167.
– Hospital La Princesa, son 116.
– Hospital Pta. de Hierro, son 96, etc.
– En total, en todos los hospitales de Madrid, suman 1.110 camas “aparcadas”.
Es decir, en verano no se usa un 45 % de las camas disponibles en los hospitales públicos. ¿Y eso por qué? —se preguntarán ustedes.
Pues, según la Consejería, porque ustedes (los usuarios) viajan mucho, y porque no hay personal suficiente para cubrir las vacaciones reglamentarias del personal. Pero preguntémonos: ¿por qué tampoco hay personal para cubrir las bajas y ausencias habituales (reducciones de jornada, permisos de docencia, necesidades familiares, etc.) de los profesionales? Y, sin embargo, cada año son más los profesionales de todos los estamentos sanitarios que se dan de baja en los colegios profesionales de la Comunidad de Madrid y se dan de alta en los de otras comunidades, e incluso en los de otros países.
En fin, la misma historia de cada verano, ya cansina de tanto repetirla. Y, mientras tanto, tenemos que aguantar que el lunes 15 de septiembre, en la Asamblea de Madrid, la Sra. Almudena Quintana, gerente asistencial de Atención Primaria, presuma de cifras de asistencia cada vez mayores en todos los ámbitos: asistencias cada vez más numerosas, a costa de cada vez menos profesionales, cada vez más exhaustos, desmotivados y sin refuerzos suficientes.
Los pueblos aumentan su población en verano, señora. La salud no entiende de vacaciones. Los accidentes aumentan en esta época, porque se suman los del baño en piscinas y pantanos, además del incremento de los accidentes debidos al tráfico.
¿No son capaces de tener ni una pizca de sentido común y de entender unas simples matemáticas?
Más pacientes atendidos por menos profesionales —y peor pagados que en otras zonas— hacen que cada vez menos quieran quedarse en “esta su comunidad”, y que la asistencia sanitaria a su población sea cada vez más y más precaria.
Hasta el verano que viene, si el tiempo no lo impide, en que “volveremos a hablar del Gobierno”.

María Isabel de Barrio Tejada, médico de Urgencias extrahospitalarias de la Comunidad de Madrid.

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