- Un ‘¿sabías que…?’ sobre la flora y fauna de la Sierra Oeste.
Porque no es lo mismo “serpiente” que “culebra”.
Con el periodo estival y el consiguiente aumento de las temperaturas, aumentan las posibilidades de ver ejemplares de estos ofidios reptando por una gran variedad de espacios.
Las serpientes son animales ectotérmicos, es decir, son de sangre fría y dependen del calor externo para regular su temperatura corporal. Por eso son más visibles con la llegada del calor. Por desgracia, es igualmente frecuente, ver a muchos de ellos atropellados en cada vez más carreteras.
Pero, ¿qué diferencia una serpiente de una culebra?, ¿acaso no son lo mismo? Dentro del grupo de los reptiles se encuentra el suborden de las serpientes (Serpentes) u ofidios (Ophidia) y a su vez, el suborden de las serpientes está formado por diferentes familias, siendo una de ellas, la de las culebras (Colubridae). A parte de las culebras, otra de las familias que nos puedan interesar por formar parte de nuestra biodiversidad es la de las víboras (Viperidae). Así que el término “serpiente” englobaría tanto a las culebras como a las víboras.
Tipos de serpientes en la Península Ibérica.
Culebras y víboras, aunque en apariencia compartan unos rasgos en común que nos permiten hablar de ciertas generalidades para referirnos a todas ellas (cuerpo más o menos alargado y ausencia total de patas), no son lo mismo.
España cuenta con una gran biodiversidad en lo que a estos reptiles se refiere, incluso con algún endemismo que hace que tengamos especies únicas en el mundo, como es el caso de la víbora hocicuda ibérica (Vipera latastei) y la víbora cantábrica o de Seoane (Vipera seoanei). La otra especie de víbora con la que contamos es la víbora áspid (Vipera aspis).
Las diferencias entre víboras y culebras son más que evidentes. Las primeras son más pequeñas, por tanto, más difíciles de ver, poseen una cabeza triangular dotada de ojos con la pupila vertical, parecida a la de los gatos, un patrón o dibujo en forma de zig-zag, cola ancha y un mecanismo de defensa que consiste en dos colmillos anteriores móviles, con un surco conectado a unas glándulas con los que inocula veneno; es decir, son venenosas, y de las tres, la más tóxica es la víbora áspid. Si bien es cierto que el riesgo ante una mordedura puede existir, los encuentros con estos reptiles son bastante poco probables.
Las culebras, a diferencia de las víboras, son de mayor tamaño (aunque difiere entre especies), todas poseen un cuerpo alargado hasta terminar en una cola muy definida, cabeza más o menos uniforme, pupilas redondeadas y en general, NO son venenosas, aunque tenemos que contar con una excepción que hace a nuestra amiga perder características de “culébrido”, y es que la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) puede inocular algo de veneno con unos dientes que tiene alojados en la parte posterior de su maxilar superior. Para inocular este veneno, debe hacer una mordida segura y firme, es decir, primero muerde, fija la mordida e inocula el veneno. Así que no se trata tanto de un mecanismo de defensa como de una estrategia de caza, y los efectos de esta “picadura” en humanos son algo más molestos que una picadura de avispa y no letales. Esta especie está considerada la más grande de Europa, pudiendo sobrepasar los dos metros de longitud. En la Península Ibérica contamos con otras diez especies más de culebras, donde la de escalera (Zamenis scalaris), la de agua (Natrix maura) y la de collar (Natrix natrix) son, quizás, las más comunes.
Beneficios de culebras y víboras.
En España contamos con 14 especies de serpientes, de las cuales 11 son culebras y 3 son víboras.
Aunque esta clase de animales pueda infundir algún tipo de fobia o incluso temor o miedo, lo cierto es que los encuentros con culebras y víboras son bastante ocasionales y si los hay, lo mejor es observar desde la distancia y evitar cualquier tipo de interacción con ellos.
Estos reptiles no solo son fascinantes desde un punto de vista biológico, sino que también aportan múltiples beneficios al medio ambiente como al ser humano. Uno de los principales beneficios es su capacidad para controlar las poblaciones de roedores. Son depredadores naturales que se alimentan de ratones, ratas y otros pequeños mamíferos. Al mantener bajo control estas poblaciones, ayudan a prevenir la propagación de enfermedades que puedan ser transmitidas por estos animales. Además, su presencia contribuye a la salud del ecosistema, ya que forman parte de la cadena alimentaria y ayudan al equilibrio de la biodiversidad. Culebras como la viperina o Natrix maura, ayudan a controlar especies de peces invasores, ya que los juveniles de estos peces son parte importante de su dieta.
Otro beneficio importante es que son indicadores de un ecosistema saludable. Su presencia en un área puede señalar que el hábitat está en buenas condiciones y que hay suficiente alimento disponible para mantener a los depredadores. Esto, en un país como España, es especialmente relevante donde la conservación de especies autóctonas es vital para el mantenimiento de nuestros ecosistemas.
El calor del verano trae consigo una mayor actividad de estos animales. Los encuentros son más frecuentes también en horas vespertinas que las serpientes aprovechan para cazar animales nocturnos. Si te las encuentras, es importante recordar su valor, no asustarte y no intentar manipularlas. Debemos desterrar de una vez por todas su leyenda negra. Estarás contribuyendo así a su conservación y haciendo un gran favor al mantenimiento de la biodiversidad de nuestro país.
Texto: José María Iniesta Camarena. Educador ambiental y socio de Verdemorillo.
Imágenes: José Ángel de la Banda y Haday López Portillo.