Don Carnal llegó a Robledo el domingo gordo de Carnaval a media mañana con un desfile de carrozas que, tras recorrer varias vías de la localidad, finalizó en la amplia plaza donde desde el balcón de la casa consistorial, el joven Ángel Ruiz dio el pregón de comienzo de las fiestas, con unos versos de su cosecha dirigidos a todos los asistentes.
Pero ya semanas antes, el Ayuntamiento había organizado talleres para que niños y mayores pudieran confeccionar trajes y carrozas, financiando los materiales utilizados. La temática elegida en estos talleres fue “el fondo del mar” por lo que con motivos marinos estaban adornados el balcón del ayuntamiento y la carroza que abría el cortejo que portaba una reproducción gigante de una cajita de música y pequeños robledanos disfrazados de animalitos del océano.
Otra carroza estaba dedicada a la época dorada del cine americano de los años 50, compuesta por miembros de varias familias disfrazados con trajes glamurosos de actores y actrices que desfilaron sobre una carroza que representaba un plató de cine de aquella etapa.
No podía faltar la tribu de indios y cowboys, con su tipi, el tótem, elementos del lejano oeste y con numerosa chiquillería disfrazada como hemos visto en tantas ocasiones en los western.
La carroza más bulliciosa fue sin duda la boda gitana. Sobre un palco se distribuían miembros de una familia calé que celebraban con gran júbilo los esponsales de una oronda muchacha con un gitanillo. Con todo lujo de detalles los invitados lucieron sus mejores galas y abalorios, pieles, joyas, maquillaje y mucha jarana.
Un grupo de batucada acompaño a participantes y visitantes durante el desfile y ya en la plaza pudimos bailar al son de su animada música, mientras degustábamos unas ricas migas y limonada, cortesía del consistorio. Hay que resaltar que jóvenes de la localidad que habían asistido a talleres de percusión y debutaron junto con el grupo de batucada profesional en el desfile.
La concejala M ª José Quijada se mostraba muy satisfecha de la participación de los vecinos en la primera jornada de las fiestas. Resaltando que el plato fuerte en su opinión es el desfile de los niños de los centros educativos. Otra propuesta original fue el concurso de chirigotas en la tarde del domingo. Lástima que no tuviera tanta participación como expectación. Fue el grupo disfrazado de gitanos el que se atrevió a subir al balcón y cantar a ritmo de rumba una chirigota de la boda gitana que acababan de celebrar muy graciosa y ocurrente.