El periódico mensual independiente y gratuito de la Sierra Oeste de Madrid y alrededores A21 en su edición impresa número 159, de abril de 2021 dedica su portada a las Elecciones a la Comunidad de Madrid.

EL 4-M SE VOTARÁ EN PLENO PROCESO DE VACUNACIÓN CONTRA LA COVID-19

El próximo 4 de mayo, los madrileños estamos convocados a participar en las elecciones que decidirán si el Partido Popular continúa su mandato hasta mayo de 2023 o si, por el contrario, son los partidos de izquierda los que toman el poder. Será inusualmente en martes, pues la COVID-19 y el proceso de inmunización van a condicionar unos comicios que pueden suponer un giro copernicano de la política no solo regional, sino de toda España. Mientras Isabel Díaz Ayuso se desmarca de la moderación de su jefe de partido, Pablo Casado, Pedro Sánchez se mete de lleno en campaña eclipsando al candidato socialista, Ángel Gabilondo. Pablo Iglesias deja la vicepresidencia del Gobierno nacional para plantar cara a la derecha, al igual que Mónica García (MásMadrid) una de las candidatas mejor valoradas en las encuestas. Rocío Monasterio y su partido VOX parece que serán los nuevos socios del PP mientras que Edmundo Bal, de Ciudadanos, espera superar el 5% de los votos y tener espacio en la Asamblea. Dos formas opuestas de abordar la pandemia, la madrileña y la nacional, que a buen seguro pesarán en los votantes a la hora de elegir su papeleta.

¿Vale todo para obtener el poder?

Un país crispado, cada día más enfrentado y polarizado, una campaña electoral de una tensión como no se recordaba y una pandemia que, faltando aún la vacunación de buena parte de la población, sigue siendo una gran amenaza para la ciudadanía (aunque siga habiendo quien se empeñe en minimizar todo lo que sigue pasando en todo el mundo). ¿Estábamos ante el mejor momento para convocar elecciones en la Comunidad de Madrid? Lo cierto es que parece que no lo era, desde luego, pero es posible que el oportunismo, la necesidad de afianzar unas posiciones que puedan incluso señalar a cotas mucho más altas o la pura ambición hayan sido los detonantes verdaderos de una cita electoral que no tocaba hasta dentro de dos años cuando, con suerte, todo esto de la COVID-19 sea mucho más llevadero y podamos todos movernos con mayor flexibilidad.
Aun así, vamos a votar el próximo 4 de mayo, en un día extraño, a la salida de un gran puente vacacional y ante la caída inminente del Estado de Alarma en nuestro país. Las elecciones a la Comunidad de Madrid parecen haberse convertido en todo un plebiscito, quizás la primera puesta en escena de un enfrentamiento en las urnas mucho más ambicioso, una toma de posiciones que sirva de laboratorio ante las elecciones nacionales que están por venir, probablemente en un futuro no demasiado lejano.
Isabel Díaz Ayuso se ha cansado de afirmar que las mociones de censura de Murcia o Castilla y León han sido las que la han hecho tomar la decisión de convocar estas elecciones que nos costarán a todos los madrileños entre 15 y 20 millones de euros (según el medio y la fuente escogidos). Dinero público que podría haber servido para apoyar a nuestra Sanidad o para seguir reforzando la Educación de todos, pero que servirán para que la presidenta en funciones intente comerle el terreno a VOX para hacerse con toda la derecha española, para eclipsar el liderazgo de Pablo Casado o incluso para optar a la presidencia nacional.
Las encuestas hablan de casi un empate y de la necesidad, tanto de la izquierda como de la derecha de pactar con otros partidos para hacerse con el poder durante los próximos dos años. Con Ciudadanos al borde del precipicio, tanto a Gabilondo como a Ayuso solo les quedan los extremos para afianzar posibles mayorías y eso nos hace preguntarnos… ¿vale todo para mantenerse o alcanzar el poder? ¿Pueden los moderados hacerse fuertes gracias a los extremos? ¿Nos merecemos los ciudadanos que nuestros gobernantes solo piensen en el bien de sus partidos en vez de mirar por aquellos a los que deberían servir con todo su empuje y voluntad?
El clima es demasiado tórrido, esperemos que después del 4 de mayo se temple todo un poco, falta nos hace.

Javier Fernández Jiménez.

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