El último número de 2022 del periódico mensual independiente y gratuito de la Sierra Oeste de Madrid y alrededores lleva en portada que nuestra Sierra Oeste se prepara para vivir un año más la Navidad, esas fechas tan entrañables en las que las familias se reúnen entre alegría, emociones y recuerdos. Los ayuntamientos de nuestros pueblos han preparado sus programas para que todos los vecinos podamos disfrutar de estos momentos y olvidarnos por un instante de las preocupaciones de cada día. A21 ha querido, como siempre, hacer un resumen de lo que nos ofrecen desde cada localidad, al tiempo que desearles a todos sus lectores y anunciantes la mejor de las venturas para estos días tan señalados y para el próximo 2023, esperando que sea un año de paz, ilusión y felicidad completa. FOTO: Belén de Villanueva de la Cañada.
Se va 2022, el año que nos devolvía la normalidad, y casi nadie se acuerda ya de pandemias ni de confinamientos. El tiempo pasa inexorable y pocos quieren echar la vista atrás, siquiera para aprender de los errores cometidos, o intentarlo al menos.
Se despide un año y se anuncia otro que promete ser agitado con varias citas electorales marcadas en el calendario. La campaña electoral dura cada vez más; quizá nunca salgamos de ella, a tenor de las refriegas políticas que se suceden día sí, día también en parlamentos, senados, asambleas y salones de plenos. Cada vez está todo más politizado, agrietándose la frontera que separa un polo de su opuesto: polarización lo llaman.
No obstante, hay roles que parecen haberse cambiado. La derecha ha dejado a un lado su secular pragmatismo y se está volcando en cuestiones teóricas, casi filosóficas. Las manidas cosas del comer de antaño han pasado a un segundo plano para los conservadores, quizá en vista de que el gobierno socialista y sus aliados no han sacado malas notas si comparamos el estado de la economía española con la del resto de Europa, tras la crisis de la COVID-19 y la invasión de Ucrania. El PP se está centrando en reivindicar la separación de poderes de Montesquieu para denunciar un ataque izquierdista a la línea de flotación de nuestro sistema político. No les falta razón al asegurar que Pedro Sánchez, como líder del ejecutivo y con mayoría en el legislativo, se está inmiscuyendo en el poder judicial y socavando su independencia, garante del buen funcionamiento de nuestra democracia. Pero no es menos cierto que el Partido Popular está aprovechando su control de la judicatura (obtenido cuando ostentaba la mayoría electoral) para que el poder de los jueces invada competencias que deberían ser exclusivas de un parlamento que ahora ya no controla. Todos tienen sus razones, pero ninguno da su brazo a torcer y lo que se pierde es calidad en nuestro Estado de Derecho.
Como el bipartidsmo hace tiempo que dejó de ser preponderante en nuestro país, son las minorías que pactan con PSOE y PP las que marcan la hoja de ruta. Los catalanes intentando rebajar la penitencia de haber participado en el procès, los vascos defendiendo los intereses de las empresas energéticas que tienen su sede en Euskadi, y la ultraderecha adoptando la corriente conspiratoria que defienden sus homólogos Trump, Bolsonaro o Putin.
Son precisamente los presupuestos la piedra de toque de cada gobierno. Los del Estado parecen asegurados con los gestos de complicidad de la izquierda hacia sus socios nacionalistas. En la Comunidad de Madrid, la cosa está más difícil: Vox ha votado en contra y la presindenta, Isabel Díaz Ayuso, tendrá que prorrogar sus cuentas en año electoral, con lo que solo habrá aprobado un plan de gasto en cuatro años en el poder.