La temporada 2020/2021 tardará en olvidarse, tanto en el fútbol profesional como en el fútbol modesto. La crisis sanitaria del coronavirus hacía presagiar un año complicado, y así fue. En abril, el anuncio de la Superliga europea desencadenó un verdadero terremoto en el mundo del balompié, que trascendió más allá de las entidades deportivas como la UEFA y las federaciones nacionales. Al envite respondieron líderes políticos como el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, que dijo que haría “todo lo que pueda para que la Superliga no salga adelante”, e incluso la propia Comisión Europea a través de su vicepresidenta, Margaritis Schinas, que afirmó que este proyecto “va en contra de los valores europeos de diversidad e inclusión”. En verano llegó la Eurocopa multisede con más polémica, en especial por los cambios en los porcentajes de aforo permitido y por las restricciones de entrada de seguidores residentes en otros países que imponía Reino Unido, y que deparó una final en un estadio de Wembley repleto de seguidores locales y vetado para italianos no residentes en Inglaterra por precisar de cuarentena obligatoria.
En España, nuestro fútbol no ha estado exento de polémicas y de líos que continúan a día de hoy a razón de impugnaciones y recursos varios. La próxima temporada se estrenarán nuevas categorías. La 2ª B y la 3ª división desaparecen tal y como las conocemos, pasando a denominarse 1ª, 2ª y 3ª RFEF. Es decir, habrá un escalón más entre el fútbol profesional y el fútbol regional. Pero este proyecto nace con la denuncia de ProLiga a las bases de competición. Según esta asociación que representa a unos 250 clubes no profesionales, las condiciones de presupuesto, aforo del estadio, iluminación profesional o avales que obliga la Real Federación Española de Fútbol impedirían ascender al 70% de los clubes actuales de 2ª y 3ª RFEF, perjudicando a los equipos más humildes y yendo contra la propia meritocracia deportiva y la esencia del fútbol, y contra lo que la propia Federación defendía en el ‘caso Superliga’.
Habrá 21 equipos en Tercera tras un fallo de la Justicia deportiva
En 3ª división, al igual que en el fútbol de aficionados, la decisión por parte de la RFEF y de las respectivas federaciones autonómicas de que no bajase nadie en la temporada interrumpida por la pandemia provocó que esta campaña hubiese una verdadera “sangría” de descensos, lo que sumado a la decisión de reducir los equipos en los dos grupos de Regional Preferente de 20 a 18, ha conllevado a que en el grupo 1 desciendan 7 clubes y en el grupo 2 bajen nada menos que 8, provocando a su vez varios descensos adicionales por arrastre de 1ª a 2ª regional y de 2ª a 3ª. Estos descensos han sido recurridos por los 19 equipos implicados, que han emprendido acciones legales presentando un recurso de nulidad ante la Comisión Jurídica del Deporte de la Comunidad de Madrid por, entre otras razones, “modificar y notificar tres semanas después de acabar la temporada” esta decisión de descenderlos.
Además de la innumerable cantidad de encuentros que tuvieron que aplazarse en el fútbol modesto por positivos de COVID-19, la última temporada en la 3ª división madrileña fue un ir y venir de reclamaciones por alineación indebida. Hasta 6 partidos cambiaron semanas después de resultado por este motivo o por no cumplir con el protocolo federativo por el coronavirus, incluyendo un Móstoles URJC-Villaverde en el que se dio el duelo por perdido a ambos, situación surrealista que tuvo su continuación más tarde con el fallo del Tribunal Administrativo del Deporte a favor del Villaverde, revocando las resoluciones de Competición y Apelación, y que conllevaba la salvación de este equipo pese a acabar como tercer peor clasificado de los siete descendidos. ¿Y esto por qué? Porque esa victoria en los despachos hubiese propiciado que el Villaverde jugase en el grupo intermedio en la segunda fase de competición en lugar de en el grupo por la permanencia. Y es que en 3ª división se había decidido que hubiera varias fases y subgrupos por la COVID-19, aunque eso es otra historia.
Pero las polémicas no se detienen aquí y, varias semanas después de terminar la competición, seguimos teniendo noticias que hacen saltar por los aires cualquier planificación del próximo curso. El 23 de julio, más de un mes después de concluir la Liga, el Juez Único de Competición de la RFEF dictaminó que la plaza por el descenso administrativo a Preferente del Villanueva del Pardillo (por tener convenio de filialidad con Las Rozas, que bajó de 2ªB a 3ª) correspondía al Colonia Moscardó por ser el mejor tercer clasificado de Preferente, por lo que el grupo 7 del 3ª RFEF contará con 21 equipos en lugar de los 20 previstos.
Atlético Valdeiglesias y Robledo CF jugarán en 1ª Regional
En el plano estrictamente deportivo, la temporada 2021/2022 tendrá al Atlético Valdeiglesias y al Robledo CF como los equipos de la Sierra Oeste que competirán en categoría más alta, 1ª de aficionados. Los sanmartineños disputarán su octava campaña consecutiva en la categoría tras finalizar la pasada en 6ª posición después de pelear por puestos de ascenso durante buena parte del curso, mientras que los robledanos regresan tras tres años de ausencia. Dentro del grupo 4 se medirán a rivales como Fortuna, Internacional de Móstoles o los terceros filiales de AD Alcorcón y CD Leganés. En el grupo 8 de 2ª de aficionados estarán el CD Villa del Prado, que descendió de 1ª pese a finalizar 14º, séptimo por la cola, y la AD Cadalso, mientras que el CF Quijorna competirá en el grupo 1. En 3ª de aficionados tendremos al CD Navas del Rey, CD Chapinería, FC Pelayos, CF Cenicientos, CDE Villanueva de Perales y al descendido CD Villamanta, triste protagonista de la última jornada por la agresión de su jugador Francisco R. García al árbitro, y la posterior sanción al mismo de 52 partidos de suspensión. No faltó de nada en la temporada pasada.

Sergio Lizana Calvo.