
- La fotoperiodista y su pareja firmaban sus instantáneas como Robert Capa.
John Kiszely, general británico retirado residente en el condado inglés de Gloucestershire, ha publicado en Twitter la fotografía en blanco y negro de una mujer siendo atendida por un médico que ha acabado haciéndose viral después de que muchos tuiteros identificaran a la joven que aparece en ella con la primera fotoperiodista fallecida en una guerra, Gerda Taro, pareja sentimental y profesional de Endre Ern Friedmann (ambos firmaban sus instantáneas como Robert Capa).
“Acabo de encontrar esta fotografía de un joven doctor de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española en 1937, mi padre”, tuiteaba Kiszely. En la instantánea se ve a su padre Janos, médico de origen húngaro, atendiendo a una joven con pelo corto y oscuro. El usuario War Talks at PCL le ha contestado: “John, creo que se trata de Gerda Taro, pareja del legendario fotógrafo Robert Capa”, uno de los fotógrafos más reconocidos del siglo XX y fundador de la organización Magnum Photos, primera agencia de cooperación para fotógrafos independientes del planeta.
Ella murió a causa de las heridas sufridas cuando su vehículo colisionó contra un tanque cuando regresaba de la Batalla de Brunete el 26 de julio de 1937”. ¿Tiene sentido?
Kiszely entonces ha mostrado el reverso de la foto con un texto manuscrito que parece decir: “Frente Brunete Junio 1937 (en Torrelodones) Mrs Frank Capa of Ce Soire of Paris, killed at Brunete” [Señora Frank Capa de “Ce Soir” de París, asesinada en Brunete]. El tuit ha generado miles de interacciones.
Gerda Taro perdió la vida en el frente de Brunete en un accidente durante el repliegue del ejército republicano, se subió al estribo del coche del general Walter cuando el vuelo de aviones enemigos a baja altura hizo que cundiera el pánico en el convoy y que la fotógrafa cayera al suelo, tras una pequeña elevación del terreno. En ese momento un tanque republicano entró marcha atrás al camino cayendo sobre ella. Fue trasladada al hospital inglés de El Goloso de El Escorial. Allí murió seis días antes de cumplir 27 años. Su cuerpo fue trasladado a París, donde recibió todos los honores como una heroína republicana y enterrada en la división 97 del Cementerio Père-Lachaise.
Parece que el doctor Kiszely sí atendió a Taro, ya que, según informa Efe, el británico Museo Imperial de la Guerra cuenta con una grabación de audio sobre el servicio del doctor Kiszely durante la Guerra Civil Española que cuenta cómo trató a la periodista.
Pero el periodista Fernando Olmeda, autor del libro biográfico Gerda Taro, fotógrafa de guerra, duda que ella sea la mujer de la imagen. En el texto del reverso se dice que fue tomada en junio del 37 y Gerda Taro falleció el 26 de julio; también apunta a que Janos Kiszely trabajaba en Torrelodones y no en El Escorial.
Fotos: Twitter.
SANTIAGO LIZANA
Cuando se tiran los dados
caprichosos de la historia,
a unos aguarda la gloria
y a otros dados trucados.
Un hombre sencillo y parco,
trabajador y ordenado,
se vio de pronto abocado
a salirse de ese marco.
En la España turbulenta
previa a la guerra incivil,
él era un hombre civil
al que arrastró la tormenta.
Quizá sin tener ideas
políticas concebidas,
ni pensadas, ni nacidas,
y por tanto nunca aireas.
Y a su pesar se vio inmerso
entre el barro de trincheras
de las sangrientas goteras
de épica gesta sin verso.
Y una vez movilizado
en defensa de Madrid,
Babieca y Tizona el Cid
les dejó encomendado.
Y en los terribles combates
que frenó a los sublevados,
a su lado atrincherados
aplacaron los embates.
Y la lira del poeta
del Alberti gaditano,
voló desde el altiplano
al páramo en la meseta.
Y Madrid fue desde entonces
la capital de la gloria,
y entró de lleno en la Historia
y su heroicidad en bronces.
Junto a héroes anónimos
allí se hallaba Santiago,
entre la sangre del lago
que tuvo tantos topónimos.
Se batió en Guadalajara
en días de lluvia y bruma
contra italianos de espuma
que al Duce empañó la cara.
Y después lo consabido:
vino la amarga derrota,
y en los cementerios flota
de la pólvora el sonido.
Cárceles y represiones,
sin pan, sin lumbre y con hambre,
y exiliados con raigambre
parias en otras naciones.
Y los que dentro quedaron
como Santiago Lizana,
sin un hoy y sin un mañana
ataron y amordazaron.
Y en posguerra interminable
la suerte de los vencidos
compartió con oprimidos
en espera inacabable.
Pero inopinadamente
un esquicio de esperanza
asentado en su balanza
le hizo vivir nuevamente.
Pues trabajando entre flores,
convertido en jardinero,
se vio de nuevo campero
siendo sus años mejores.
Y vuelto al pueblo natal,
al diáfano Cenicientos,
sus allegados contentos
le acunaron maternal.
Y en su casa del Cerrillo
muy feliz se halló Santiago,
sin que en él hiciera estrago
bilis ni rostro amarillo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AMO A MADRID
“Madrid, Madrid, que bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas”
D.Antonio Machado
Madrid Universal del brazo abierto,
con su Puerta del Sol alba de España,
entrañable ciudad que a nadie extraña
ya sean de interior, montaña o puerto.
Madrid Universal de error y acierto
de la Historia Patria que te acompaña,
y un Manzanares que ahora te baña
saludable y limpio, breve y despierto.
Madrid Universal de Austria severo,
señor de medio mundo y gesto adusto,
con la gorguera pareció altanero.
Y un Borbón de napolitano gusto
que sosegado amó y no empuñó acero
y fue ilustrado Rey y su Alcalde justo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
El Poeta Corucho y Bardo de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
Se ofrece conocedor de la historia
y literatura de Cenicientos
a través de los siglos, para
acompañar en excursiones,
tanto sea a personas individuales
o en grupo, sin límite de asistentes.
Pueden contactar conmigo en el correo
electrónico:scd50@hotmail.com
DESTACO A CENICIENTOS SOBRE EL MAPA
Destaco a Cenicientos sobre el mapa
que de Madrid conforma monte y suelo,
siendo parte importante de su cielo
buque insignia que prende en su solapa.
En grata sensación que pronto atrapa,
sus vinos suavidad de terciopelo
y brisas marejadas del consuelo
que adhieren al viajero como lapa.
Un sortilegio tiene su montaña
con su Peña entrañable que se baña
en el pinar tendido ante sus pies.
Y al trasponer el sol sobre la cumbre
es tamaña su belleza y deslumbre
que la villa corucha adorable es.
CENICIENTOS EN EL CORAZÓN
Es mañana grisácea en el pueblo,
de una lluvia que cae mansamente,
y un tañer de la campana doliente
sume a la calle en silencio y despueblo.
Es preciso y urge hacer un repueblo
que atraiga en cascadas a nueva gente
y vea un alba de nuevo creciente
al igual que yo lo canto y amueblo.
¿Qué versificaré por alabarte
y en versos épicos alto ascenderte
y sobre el mapa de España situarte
e imperecedero así siempre verte,
pueblo corucho, sin cesar de amarte
hasta cubrirme el velo de la muerte?