Un ‘¿sabías que…?’ sobre la flora y fauna de la Sierra Oeste.
Hoy nuestro artículo va de paradojas. Porque, ¿sabías que es posible que un mismo paraje sea una privilegiada reserva de biodiversidad local a la par que un problema medioambiental de primer orden? Pues sí, es posible, aunque no sabemos cuánto tiempo más podrá resistir ese milagro de la incongruencia que conocemos como Presa Vieja del río Aulencia, un paraje maravilloso que, compartiendo orillas entre los municipios de Valdemorillo y Colmenarejo, constituye un gran entorno natural y a la vez una auténtica ‘bomba’ medioambiental (que, por cierto, puede explotar en cualquier momento). ¿Cómo es posible que tenga esta doble condición? Te contamos:
A escasos 2 kilómetros del embalse de Valmayor (el segundo más grande de la Comunidad de Madrid), el río Aulencia vuelve a ser retenido por una pequeña presa que algunos llaman Valmenor y cuyo origen data de 1947. Actualmente no tiene ningún uso humano y su misión ha sido relegada a contener la terrible herencia de su hermano mayor: nada menos que una cantidad ingente de lodos tóxicos.
Si visitamos la zona con la sana intención de disfrutar del paisaje, vamos a descubrir un entorno idílico, con una masa de agua rodeada de una exultante vegetación (carrizales, bosques de ribera, pinares, encinares…) y un imponente cañón que acompañará al río hasta su desembocadura en el Guadarrama. Pero toda esta belleza encierra esa gran oscuridad latente, retenida por el dique de la presa.
Porque no es agua todo lo que reluce… En realidad, no hay más que una fina lámina de agua embalsada de no más de 50 centímetros de profundidad; el resto son lodos tóxicos procedentes de la potabilizadora del embalse de Valmayor, como acreditan informes del CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas) de 2005. Toda esta materia descompone el agua, la vuelve turbia y la hace inviable para la vida piscícola. Son lodos vivos, literalmente, compuestos por multitud de elementos químicos y bacterias que les dotan de una toxicidad letal.
Pero la naturaleza es sabia e incluso en estas circunstancias ha podido adaptarse y proliferar. Por ejemplo; toda la materia orgánica que contienen estos barros ha generado un carrizal que sirve de refugio a multitud de aves y en el que se han podido observar especies cuya presencia sería del todo inesperada, como el Calamón, la mayor de las aves de ribera europeas.
Desde hace casi dos años desde Verdemorillo se está realizando un ejercicio de observación y catalogación de especies animales en la zona. Estamos rastreando, a través de diversas técnicas dos kilómetros de territorio próximo a la orilla de Valdemorillo, tomando como epicentro el propio dique de la presa. Los resultados que estamos obteniendo nos sorprenden, ya que pese al problema latente de los lodos la zona rebosa de vida animal. Zorro, Jineta, Galápago Leproso, Garduña, Corzo, Gamo, Meloncillo, Azor, Zampullín, Aguilucho lagunero… son solo algunos ejemplos de las especies de las que hemos podido constatar su presencia en este estudio.
Toda esta biodiversidad, que creemos imprescindible preservar, es la que nos anima a solicitar a las administraciones competentes que sean ambiciosas y se pongan manos a la obra para elaborar un proyecto de limpieza de estos lodos que cuente con todas las administraciones competentes, entidades y colectivos sociales implicadas, para que se aproveche el enorme potencial que tiene la zona y se pueda convertir en uno de los humedales más ricos en biodiversidad de la Comunidad de Madrid.
Verdemorillo es una asociación ecologista vecinal que actúa para preservar la biodiversidad de la comarca de Valdemorillo desde tres frentes: la divulgación, la denuncia y la realización de proyectos de conservación. Si deseas saber más sobre éste u otros temas entra en www.verdemorillo.org
José Ángel de la Banda Velázquez, educador ambiental y presidente de Verdemorillo.