Quiero decir… ¡cómete un arroz con leche!

A la hora de empezar a cuidarnos, la mayoría ya sabemos los alimentos que deben desaparecer de nuestra cocina, y casi de nuestra vida.

Embutidos, refrescos, bollería, alimentos procesados, azúcar, alcohol, snacks… son productos que se dejan atrás, quedan desterrados al cajón de lo censurado indeterminadamente, hasta que llegue un compromiso importante, un viaje o una época de excesos como puede ser la Navidad o el próximo verano.

¿Y qué pasará entonces? Probablemente consumiremos estos alimentos prohibidos y no podremos parar, porque hace tanto tiempo que los teníamos como intocables, que al volver a experimentar esos potentes sabores, caigamos de nuevo en la tentación del descontrol. Y es que ya lo venimos diciendo desde hace mucho tiempo, el blanco o negro, el todo o nada, es una práctica poco aconsejable para mantener constante una dieta saludable.

Hay personas que son capaces de seguir una dieta muy estricta, sin un solo exceso y que perdure en el tiempo, pero la gran mayoría de la población es “débil” a las tentaciones de la industria, y nuestras costumbres y agitada vida social impiden ser constantes en el objetivo de ser perfectos a nivel nutricional.

Y es aquí donde gana protagonismo la palabra flexibilidad.

Aunque parezca una locura que este consejo venga de una dietista-nutricionista, quizá la clave está en comer alimentos insanos de vez en cuando, no de manera indiscriminada, sino en esos momentos en que la vida social o nuestras caprichosas apetencias aparezcan.

Quiero decir… que si vamos a comer a un restaurante y somos golosos, no es un pecado comer el postre dulce, aunque nos estemos cuidando.

Quiero decir… que si preparamos un bizcocho casero, no nos volvamos locos con el eritritol, la pasta de dátil o la harina de garbanzo sino que hagamos un bizcocho clásico, pero no a diario.

Quiero decir… que si sales a comer unas tapas con los amigos, no es obligatorio pedir ensalada para respetar tu dieta saludable, disfruta de los pinchos y mañana vuelve a tu rutina.

Quiero decir… que si vas a cenar a un italiano con la familia, los hidratos por la noche no están prohibidos, controla la cantidad pero pide pizza sin miedo y sin culpa.

Y quiero decir… que a pesar de que es importante consumir alimentos sanos y evitar todo aquello que puede perjudicar nuestra salud, por desayunar un día unas galletas, tomar un refresco de vez en cuando o pedir una hamburguesa, no será lo más saludable, no, y no seré yo quién te incite a ello, pero tampoco se va a convertir en negro lo que 5 minutos antes era blanco.

Aprende a disfrutar de una vida sana pero ¡cómete un arroz con leche!

 

Paula Fernández Giménez

Dietista-Nutricionista y CEO de Nutrium.

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