Por Antonio Reguilón.
Esta Denominación de Origen está cada vez más posicionada y valorada en los mercados, tanto locales como nacionales e internacionales. Ha sido un año de trabajo intenso; es difícil encontrar un día en el que no tengamos que estar presentes en algún acto o evento, ya sea porque nos reclaman o por iniciativas que emanan de esta Denominación.
No obstante, aunque desde la Dirección General de Agricultura nos confirman que la tendencia de arranque de viñedo se ha ralentizado y se solicitan más permisos de nueva plantación, no deja de ser un drama ver que todavía falta relevo generacional y algunos viticultores abandonan o arrancan viñedos centenarios debido a la falta de atención en su cuidado.
Creo que debemos trabajar todos juntos, todos los sectores que representan a esta Denominación de Origen Vinos de Madrid, en buscar la defensa de nuestro viñedo. Tener viñas cerca de una ciudad, una capital tan grande y en auge como Madrid, debe ser tratado como un bien inmaterial a proteger. Es un patrimonio único que trasciende al producto, conservando nuestros paisajes, el territorio y la incomparable herencia de una tradición que se remonta a cientos de años y que, en Madrid, sobre todo, se ha transmitido en el seno de las familias.
La riqueza económica, cultural y medioambiental que representa el viñedo en esta Comunidad es algo que nos hace sentir orgullosos. Por lo tanto, tenemos que continuar en esta tarea de comunicar su importancia y su incomparable calidad.