
- Quinientas ovejas que machan por cañadas y cordeles de la Sierra.
- La marcha, que arrancó en la mañana del 9 de mayo, cubrirá una distancia de 100 kilómetros siguiendo vías pecuarias.
Hasta unas quinientas cabezas de ganado ovino marchan ya por las vías pecuarias de la zona, una vez iniciada la Fiesta de la Trashumancia que precisamente ha tenido Valdemorillo, y más en concreto el aprisco de la Vereda de la Espera, como punto de inicio de esta simbólica propuesta promovida desde el Observatorio Ciudadano para la Conservación del Patrimonio de la Sierra de Guadarrama. Así, dejando sus primeras huellas a orillas del Aulencia, cuyo curso vadearon para alcanzar el Cordel de la Espernada en dirección Colmenarejo, el gran rebaño es el protagonista principal de un recorrido que ha de llevarle, siempre siguiendo únicamente las distintas vías pecuarias, hasta Las Rozas, todo en un ambicioso itinerario de ocho jornadas de duración y cien kilómetros, con escala en una docena de municipios madrileños.
Porque este es uno de los logros más destacados de esta iniciativa, enmarcada en el proyecto de recuperación de la trashumancia en esta parte de la región. Una vistosa manera de volver a su uso más tradicional estos caminos, y que ya en la mañana de este martes 9 de mayo ha ido dejando sus primeras estampas con el paso de estos centenares de ovejas, guiadas por el pastor Julio de la Losa, por este ‘encadenado’ de sendas ganaderas que, en el caso de esta etapa inicial se completa incluyendo en su trazado el Cordel de las Latas, y por tanto el avance por término municipal galapagueño, por su Dehesa Vieja, para culminar jornada en los alrededores de Puerta Verde, donde finalmente se fijó el primer punto para el descanso y pernocta del rebaño.
Y así, en días sucesivos, se seguirá el programa barajado por el citado Observatorio, feliz de poder llevar adelante la idea que justo viene a cobrar forma a las pocas semanas del acuerdo adoptado por el Consejo de Ministros, que con fecha del pasado 7 de abril declaró precisamente la trashumancia como una Manifestación Representativa de Patrimonio Cultural Inmatierial. Además, los beneficios que reporta la actividad trashumante quedarán bien patentes con esta singular ‘Fiesta’, ya que finalizando en espacios públicos de la localidad roceña, el rebaño hará visible su efecto ‘bombero’, restando riesgos de incendios al tiempo que cumple con su cometido ecológico, dado el gran número de semillas presentes en los procesos digestivos de estos animales y la continua interacción de los mismos con el medio.
LA RED DE LOS PASTORES CORUCHOS
Estercoles del barbecho
para la siembra del trigo,
de la siega y del espigo
en el llano y el repecho.
Acuerdos entre pastores
de campos de Cenicientos,
sin paga ni emolumentos
con coruchos labradores.
A golpes con la “Machota”,
el pastor fija las redes,
en tierras de Nicomedes
que después ara y explota.
A cambio el dueño le deja
que paste con su rebaño,
por sus tierras aquel año
y allí se amorre la oveja.
La red formaba un cuadrado
y dentro de aquel recinto,
en un lenguaje sucinto
defecaba aquel ganado.
Amanecía el cercado
por el negror laminado,
igual a un campo minado
de un natural abonado.
Cada dos días la red
cambiaba de posición,
y de heces un aluvión
formaban una pared.
El pastor durante el día
pastoreaba al ganado,
y por la noche al vallado
el rebaño allí volvía.
Dentro del chozo el pastor
cerca del hato dormía,
y la tierra bendecía
a aquel abono excretor.
Vigilaban los mastines
en los pescuezos carlancas,
reliquias cuando en barrancas
había lobos malsines.
Recuerdos de tiempos idos
de pastores y de ovejas,
de rebaños y de abejas
por los riscos escondidos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
UN PASTOR DE CENICIENTOS
Era el pastor un hondero
de certera puntería
que a las ovejas volvía
de lo sembrado al calvero.
Y estudiando en el otero
cuando la oveja se amorra,
tenía bajo la gorra
de sabiduría un pozo,
y a la angostura del chozo
una cátedra la aforra.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho