- • La procesión de este 4 de junio marca la cuenta atrás para la gran celebración local, la romería del domingo 11, cuando el cortejo de centeneres de vecinos acompaña la talla, esta vez en su regreso a la ermita de Valmayor.
La talla de la Virgen de la Esperanza, venerada durante todo el mes de mayo en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, volvió a salir a las calles del centro urbano de Valdemorillo con motivo de la Fiesta de Pentecostés. Lo hizo, acompañada por la Alcaldesa, Gema González, y otras autoridades locales y, sobre todo, por los niños y niñas que han celebrado esta primavera su Primera Comunión, formando todos ellos el cortejo, junto a miembros de las Hermandades, en el transcurso de la vistosa procesión celebrada a última hora de la tarde del pasado domingo, 4 de junio.
Se cumplió así con una de las tradiciones locales que marca esta fecha, clave en el calendario local como el único día en que la citada imagen procesiona por las principales arterias del municipio. En concreto, partiendo del templo parroquial avanzó por Balconcillos para alcanzar la Plaza de Doña Ana de Palacio, continuando por Gloria Patri hasta el entronque con la calle Real, marchando desde allí en dirección a la Plaza de la Constitución.
Tras desfilar antes las puertas del Consistorio, la carroza que portaba la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, en esta ocasión tocada con manto rojo bordado en oro, siguió en dirección a la iglesia por las calles La Fuente y Ramón Gamonal. Todo un preámbulo de lo que ha de ser este nuevo domingo, día 11, cuando finalizada la misa arranquen a temprana hora de la mañana los sones que elevan la celebración de la Romería que, un año más, congregará a centenares de personas para acompañar a la pequeña y bella talla de esta Virgen en retorno a su altar habitual en la Ermita de Valmayor.
LA PROCESIÓN DE LAS ERMITAS
Romance
Siendo el Rey nuestro Señor
el segundo don Felipe,
su reinado llegó a término
aquí la peste reinando.
Le heredó su sucesor
en la sucesión dinástica,
el cuarto fue de los Austrias
del trono de sus abuelos.
Más don Felipe tercero
ni supo ni se enteró,
en su Alcázar madrileño
de un pueblo en su consunción.
Abrió la peste sus fauces
y en Cenicientos entró,
con tanta ferocidad
como a San Jorge el dragón.
Todo eran tristes lamentos,
rezos y jaculatorias,
mesar barbas y cabellos
e impetrar misericordia.
Cenicientos devastado,
conquistado por la Parca,
se convirtió en lazareto
e islote seco sin agua.
Un cinturón sanitario
a su término se impuso,
“Os ampare Dios coruchos
que a su amparo sois dejados”.
Solo el pueblo de Almorox
les socorrió solidario,
y amparó con sus socorros
cuando son más necesarios.
A las afueras del pueblo
bastimentos les dejaron,
dinero y volatería
y huevos a necesitados.
Los coruchos macilentos,
los coruchos apestados,
al toque de las campanas
a rezar se encaminaron.
Formaron la procesión
en la puerta de la iglesia,
y fúnebres se encaminan
a las ermitas citados.
Van a la ermita del Roble,
después a San Sebastián
y al santo asaeteado
ante sus plantas orar.
Van a la de los Remedios,
la suplican remediar
y poner fin a sus males
y a sus lloros el final.
A continuación visitan
a San Antón en su ermita,
y el protector de animales
sus dolores les mitiga.
La ermita de las Angustias
y Sangre de Jesucristo,
les ve llegar y contempla
su lento peregrinar.
Periclitado el periplo
de los santos ermitaños,
van a la iglesia en retorno
y auxilió el Crucificado.
Fue año en gracia del Señor
de un mil quinientos más nueve,
año en que el siglo finaba
finó en coruchos la peste.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
ORACIÓN
A la Virgen del Roble
En urna guardo el troquel
que tu medalla contiene,
y una columna sostiene
tu santidad en joyel.
¡Y de tus pies escabel!,
Virgen del Roble bendita
del roble que hay en la ermita,
cubierto iré con sus hojas
y así me vistas y acojas
como una madre solícita.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho