María García Fernández, Navalagamella
Una vez más Navalagamella es noticia, pero como casi siempre, por algo desagradable. El 8 de enero estaba organizada una montería en la finca Los Barros. Lo que prometía ser un día agradable y divertido se convirtió en algo terrorífico.
De pronto se oyó una voz femenina que dice: ¡Mata al perro! ¡Mata al perro! A toda velocidad bajamos la montaña y allí nos encontramos a Perdigón, yaciente en el suelo con tres navajazos. Le fueron asestados por una mano malvada y una mente perturbada por la envidia, la ira y mal corazón, ¿qué mal había hecho Perdigón? Era un perrito que sabía hacer muy bien su trabajo, para eso había sido educado. Era un perrito chiquitito pero muy valiente y juguetón, no le importó perder la vida cumpliendo con su obligación.
Pero aquí no termina nuestro disgusto y desilusión; fueron avisados los servicios municipales de Navalagamella y cuál sería nuestra sorpresa cuando al desarrollar su trabajo, para los hechos tan graves que allí ocurrieron, pues todos sabemos que matar a un animal puede tener hasta condena, no consideraron oportuno entregar el arma en las dependencias de la Guardia Civil. Sí es verdad que hicieron muchas fotografías, pero el parte fue desmasiado escueto, como que no le daban importancia. El que acabó con la vida de Perdigón debía haber pasado por lo menos esa noche en el calabozo. Esperamos que este personaje tenga su castigo para que esto no vuelva a suceder.