
- Gran ambiente el vivido este fin de semana en el Polideportivo Municipal de La Dehesa, con la raqueta de protagonista en este buen comienzo de temporada.
Mucha deportividad y buen juego en los primeros compases de las Fiestas de Septiembre de Valdemorillo, que con su acento más deportivo arranaron este pasado fin de semana con varias de las citas ya imprescindibles en el calendario local. Convocatorias que, además, marcan inicio de temporada, como en el caso del tenis, que en la modalidad de Absoluto puso en lid el trofeo al mejor en la quinta edición de un torneo que tuvo como protagonista principal el gran nivel de los jugadores que se probaron con la raqueta, comprobando así su buen saque. Una docena de participantes, muchos de ellos con el aval de figurar entre los clasificados incluso a nivel nacional, todos imprimiendo ante la red la espectacularidad esperada en los distintos partidos. Unos choques que se disputaron siguiendo el esquema de cuatro grupos de tres, jugados a una round robin, o sea, a dos sets de cuatro juegos con un súper tie break en el tercero en caso de empate.
Tras la reñida pugna por alcanzar las semifinales, la matinal del domingo fue ordenando los nombres del nuevo palmarés, que esta vez no tuvo a Esteban Gebhard en lo más alto, ya que, aunque estuvo cerca, no logró revalidar un año más el título alzado en las anteriores convocatorias, si bien sí venció en la final de consolación, derrotando con un 6/3 y 6/4 a Javier Corral. Y es que el nuevo campeón de este Absoluto a nivel local es Álvaro Milla, tras ganar a Javier Suárez por un doble 6/2. Más nombres, por tanto, para el medallero de este torneo que, sobre todo, volvió a brindar a público y tenistas la posibilidad de disfrutar del gran ambiente vivido en el Polideportivo Municipal de la Dehesa, donde llegó así el aire de fiesta subrayado por la participación y expectación que supo generar la prueba en sus dos días de más que competitivo desarrollo.
EL JUEGO DEL ARO
Corre desde la Plazuela
trazando circunferencias,
sin aplicarle más ciencias
al ingenio que no vuela.
Con el cerco de un caldero
y de guía un grueso alambre,
nos impelía un calambre
imperioso y tesonero.
Correr, correr y un sudar
como sudan los potrillos,
con aros grandes y arillos
compitiendo sin parar.
Y siendo guiado entre alardes
por estrechos vericuetos,
¡aro amigo, de secretos,
qué fueron de aquellas tardes!
Habilidad y reflejos
y velocidad de piernas
de las carreras eternas
sin pies cansados y viejos.
Y de la sangre bullicio
corriéndonos por las venas,
y no conociendo penas
en libertad ejercicio.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho