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Con Emma empezó todo: Resumen del año hidrológico 2017/2018

Con la llegada de octubre se completa el último año hidrológico, que abarca desde el 1 de ese mismo mes de 2017 hasta el 30 de septiembre de 2018. El año hidrológico es un periodo que se analiza principalmente para el estudio y comportamiento del régimen de precipitaciones en las cuencas hidrográficas y así calcular balances hídricos, previsiones y formas de acción ante inundaciones, sequías y otras circunstancias similares. No confundir con año hidro-meteorológico o agrícola, que comienza el 1 de septiembre y finaliza el 31 de agosto, si bien no suele haber muchas diferencias ya que septiembre en nuestra comarca representa el cuarto mes del año menos lluvioso después de junio, julio y agosto.
Estamos, pues, ante un periodo de 12 meses de análisis de la precipitación en la comarca que ha arrojado datos algo inferiores a las medias y con un régimen desigual en cuanto a los meses más lluviosos.
Resulta del todo imprescindible saber de dónde venimos analizando comportamientos pluviométricos anteriores. La primavera de 2017, después de un febrero muy generoso en el líquido elemento (que a su vez venía precedido de un gran otoño muy lluvioso), llenó pantanos, fuentes, ríos, arroyos, capas freáticas… lo que aseguraba de cara al verano un periodo sin restricciones y reservas de humedad para la vegetación arbórea boscosa. Los pantanos se llenaron en febrero y a partir de ahí se cerró el grifo y salvo aparatosas tormentas, como la del famoso episodio del 6/7 de julio del año pasado que produjo inundaciones serias en puntos y pueblos de la comarca (Robledo, Cenicientos…), las precipitaciones fueron muy escasas. Y comenzó el año hidrológico 2017/2018 con precipitaciones realmente escasas, muy escasas y más teniendo en cuenta que en la comarca octubre es el mes más lluvioso del año. Aún aguantaban las reservas de pantanos y los pozos gozaban así mismo de buena salud. Noviembre repitió el comportamiento de octubre con un patrón meteorológico de bloqueo absoluto de las borrascas atlánticas por lo que la situación comenzaba a ser preocupante habida cuenta de que nos encontrábamos en el tercer mes más lluvioso del año. El mes del turrón se unió a la sequía de los dos precedentes con registros de precipitación muy bajos para el que es considerado el segundo mes más lluvioso del año. Llegando a enero y febrero y nos quedamos fuera del radio de acción de dos entradas frías con humedad que afectaron al resto de la Comunidad de Madrid pero no al extremo suroeste de la misma, es decir, nuestra comarca. Resultaba curioso ver cómo nuestros pueblos se encontraban a la cola de precipitación de la región. Esto acentúo la sequía causando una situación delicada en los pantanos y las capas freáticas. Necesitábamos un cambio de patrón meteorológico que acabara con el bloqueo anticiclónico.
Y con Emma empezó todo. Un potente desalojo de aire muy frío procedente de la Siberia más lejana, en el extremo nororiental de Asia, nos anunciaba una rotura de la situación de bloqueo. En principio iba a ser una irrupción de aire muy frío que por sus características no implica en nuestra zona precipitación, pero al menos se abría la puerta a un cambio.
¿Qué ocurrió? Pues que al moverse las fichas de la situación meteorológica, se desestabilizó el bloqueo y se pudo colar la borrasca Emma que el 27 de febrero nos dio el primer aviso de esperanza regando especialmente, con un frente de sur, los pueblos más al SW de nuestra zona y más aún con un nuevo frente el 28 de febrero. Pero Emma (recordemos que los organismos oficiales meteorológicos de Francia, Portugal y España decidieron nombrar a las borrascas por su profundidad y viento), no solo abrió las puertas del Atlántico sino que expulsó la ola de aire gélido que hubiese congelado la península. Doble acción tuvo Emma: romper el bloqueo y expulsar el hielo.
Y así entramos en un esperanzador marzo con una sucesión de borrascas atlánticas que parecían no tener fin (algunas muy potentes como Félix). Tanto que se pasó de frenada y nos llevó al mes más lluvioso en la zona desde que disponemos de datos e igualmente en gran parte de la Comunidad de Madrid con datos de AEMET. Registros de más de 200 lm2 en puntos de la zona (255 lm2 en Cenicientos) y por encima de los 150 lm2 en prácticamente toda la Sierra Oeste y cercanías. Abril se unió a la fiesta y si bien ya no se llegó a 200 lm2, sí tuvimos puntos de la comarca que superaron los 100 lm2. Los pantanos se llenaron, las capas freáticas subieron, corrieron arroyos, ríos, fuentes, manantiales…..
En mayo comenzaron a bajar las precipitaciones si bien se sucedían los días nublados con temperaturas inferiores a lo normal. Junio entró en la dinámica del régimen de precipitación veraniego (es decir, escaso), julio no registró precipitaciones en varias de las estaciones de medición; agosto se estrenó allá donde tocó la lotería de las tormentas al igual que sucedió en septiembre. Pero la reserva estaba garantizada por las abundantes precipitaciones de marzo y abril.
Atrás quedaron imágenes desoladoras de los pantanos puesto que a día de hoy las reservas se encuentran por encima de la media de los últimos 10 años, y, por supuesto, por encima de los niveles del año pasado. Deseamos que octubre rectifique y entren las borrascas atlánticas ya que, como dijimos más arriba, es el mes más lluvioso del año, si bien se observa una tendencia en los últimos años a desplazarse hacia febrero o marzo.

Emilio Pacios.

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