El periódico mensual independiente y gratuito de la Sierra Oeste de Madrid y alrededores lleva el fin del carnaval en su portada del número 193, que salió a la calle el 29 de febrero. La Sierra Oeste ha celebrado entre el 9 y el 18 de febrero una fiesta que se va superando año tras año en cuanto a participación y seguimiento, acogiendo a personas de todas las edades.
Las calles suelen llenarse de magia, colorido y alegría al paso de las comparsas y carrozas, que llevan tras de sí incontables horas de trabajo e ilusión, que se nutren de la creatividad de nuestras gentes para confeccionar originales y llamativos diseños, inundando el ambiente de fantasía.
Son costumbres centenarias para las que cada pueblo tiene sus peculiaridades a la hora de celebrar esta fiesta, pero es ya una cita casi ineludible en el calendario de invierno en toda la comarca. Nuestros ayuntamientos hacen un gran esfuerzo para confeccionar programas cada vez más atractivos.
Los de mayor fama son los de nuestros pueblos abulenses. Cebreros ha celebrado el XXVI Carnaval Provincial, Fiesta de Interés Turístico Nacional desde 2022. El Tiemblo también ofreció un gran espectáculo en sus calles durante estos días.
El fin de las guerras
Un 24 de febrero de hace dos años, la invasión rusa de una parte de Ucrania fue la chispa para que se declarase la guerra entre dos países que compartían su historia. Los países de Occidente apoyaron al presidente Volodímir Zelenski y demonizaron a Vladímir Putin. Se anunciaron medidas para ayudar a Ucrania y para castigar a Rusia, pero después de más de 700 días todo sigue igual, e incluso peor. Zelenski, aun sin reconocer un atisbo de derrota, solicita más ayuda para un conflicto que se ha cobrado la vida de más de 10.500 civiles, entre ellos 587 niños y niñas. Lejos de notar visos de un posible armisticio, algunos dirigentes como el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, se envalentonan públicamente desafiando la maquinaria bélica rusa, que no ha tardado en avisar que responderá sin titubeos si la OTAN envía tropas a combatir directamente sobre el terreno.
Sin irse muy lejos, en la ribera del Mediterráneo, el pasado 7 de octubre mientras se festejaba la fiesta de Sucot, grupos armados de militantes palestinos, principalmente de Hamás y la Yihad Islámica, lanzaron un gran ataque contra Israel en el 50.º aniversario de la guerra de Yom Kippur. Hamás capturó gran número de rehenes, lo que llevó al Gobierno de Israel a declarar el estado de guerra, por primera vez desde 1973. La respuesta hebrea ha supuesto hasta el momento al menos 29.954 víctimas mortales, la gran mayoría civiles, entre ellos 12.300 niños y 8.400 mujeres. Aquí las potencias occidentales se han dividido más pero el peso de los Estados Unidos ha impedido una condena formal de la ONU, como pedían algunos de sus socios y casi todos los países no alineados.
Hoy en el mundo hay hasta 58 guerras activas. De ellas, las principales afectan a más de 1.100 millones de personas (el 14% de la población mundial). Y han provocado más de 108.000 víctimas sólo en 2023. Nuestros medios de comunicación enfocan principalmente a esas dos que hemos mencionado y que nos resultan más cercanas, pero nuestra percepción de las otras es lejana, cuando no nula: no nos interesamos un ápice por el sufrimiento de nuestros semejantes.
Lo cierto es que el ser humano siempre ha sacado rédito de la violencia y, podríamos decir, en este siglo XXI más que nunca. El gasto militar alcanzó en 2019 el nivel más elevado desde el final de la Guerra Fría, 1,9 billones de dólares según cálculos del SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), lo que supone el 2,2% del PIB mundial. Por ello no parece fácil que este mundo hipertecnológico vea el final de las guerras, más bien pasaremos a usar la tan cacareada Inteligencia Artificial para matarnos los unos a los otros. Tiempo al tiempo.