Categoría | Sierra Oeste

El invierno más seco desde1859

Una vez concluido el invierno meteorológico, es decir, diciembre, enero y febrero, ya podemos afirmar que nos encontramos ante el  invierno más seco en la zona centro desde que se tienen datos en la estación del Retiro en 1859, por lo que somos testigos de un récord de consecuencias imprevisibles en nuestros campos y en nuestras vidas cotidianas.

Este periódico ya fue pionero en anunciar la causa de la muerte de miles de encinas en nuestra comarca en el verano de 2010, de las cuales un porcentaje alto no se recuperaron y murieron a causa de la sequía y las bajas humedades relativas de aquel verano. Las que sobrevivieron necesitarán de años favorables para su recuperación y aunque el invierno se caracteriza por un parón vegetativo, esta sequía invernal tan fuerte no favorece su recuperación.

Basta darse una vuelta por los bosques de nuestra zona para darnos cuenta del color amarillento que están adquiriendo los pinos piñoneros. Los caminos se han vuelto polvorientos como si estuviéramos en pleno verano. Y lo que es peor, nuestros manantiales agonizan, nuestros acuíferos no se reponen, nuestros arroyos están completamente secos y nuestra vegetación comienza a dar síntomas preocupantes estrés hídrico. 

Engañoso resulta ver que los pantanos no se encuentran muy bajos. Y decimos engañoso porque su nivel procede de dos años hidrológicos anteriores que no han estado mal en precipitación y han acumulado el nivel que tienen ahora. Pero no existe reserva en la tierra, ni nieve en las montañas para reponer lo que de aquí en adelante gastemos para uso doméstico y agrario. 

No tenemos reserva en manantiales ni acuíferos y la capa freática cada vez es más baja. Los campos apenas tienen tempero en la tierra. Salvo umbrías favorables hay que penetrar varios centímetros en el suelo para encontrar humedad.

Las previsiones a corto y medio plazo no son halagüeñas, aunque todo podría cambiar inesperadamente de un día a otro. Pero no se ven situaciones de borrascas para nuestra zona. Los datos hablan por sí solos y son realmente alarmantes. 

Desde 1859, según los datos del observatorio del Retiro, los inviernos precedentes más secos fueron los de los años 1982-1983 con 19 litros por metro cuadrado y 1943-1944 con 26,2 litros por metro cuadrado. En el presente invierno la cantidad recogida es de 15,4 litros por metro cuadrado, un desgraciado y preocupante récord desde hace 153 años.

En nuestra comarca no se tienen datos tan antiguos. Tomaremos como ejemplo Navalcarnero en el Este de la comarca, Cenicientos en el extremo Oeste y Pelayos de la Presa yVilla del Prado en la zona centro de la Sierra Oeste. 

Navalcarnero lleva este invierno 14,6 litros frente a los 165 del pasado. Pelayos de la Presa y Villa del Prado 8,2 litros frente a los 259 del anterior  invierno, y Cenicientos 29,6 litros del presente invierno que nada tienen que ver con los 345 litros del pasado. Con toda seguridad, y extrapolando lo ocurrido en toda la zona centro, en nuestra comarca, y de haber tenido registros desde hace 153 años, también estaríamos batiendo este fatídico récord. 

Las consecuencias no se hacen esperar. Con el panorama de extrema sequía nuestros montes arden literalmente. Se están produciendo incendios a diario a consecuencia de malas prácticas. La gente no entiende que el campo está abrasado y quema a pesar de la prohibición de la administración forestal. 

Protección Ciudadana, a través de la Consejería de Presidencia, comunica que nos encontramos en situación de peligro y que se deben extremar todas las precauciones para evitar incendios. De hecho, ha habido incendios como el de Rozas de Puerto Real en el que fueron necesarios medios aéreos para sofocarlo. Todos los días se producen pequeños incendios por la mala práctica de quemar residuos vegetales en situaciones tan extremas. 

Desde este periódico, comprometido con nuestros bosques, montes y el medio ambiente, hacemos un llamamiento al sentido común para evitar prácticas peligrosas con el fuego y así evitar al mismo tiempo un incendio de grandes dimensiones. 

Las humedades relativas del aire también están resultando extremadamente bajas, llegando a bajar en febrero a menos del 15%, datos similares a climas desérticos. Y aunque las reservas de agua no pudieran parecer alarmantes, las administraciones deberían hacer un llamamiento al uso racional del agua antes de que sea tarde. Estamos ante una situación extrema que perjudica gravemente a  nuestros bosques, a la fauna y a la actividad agrícola. Las Brigadas Forestales de la Comunidad de Madrid han reforzado su capacidad de pronto ataque en San Martín de Valdeiglesias, Robledo de Chavela y Cenicientos.

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