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Fresnedillas de la Oliva celebra su participación en la llegada del hombre a la Luna hace 50 años

  • Cuando Neil Armstrong posó el “Águila” en la superficie de la Luna, aquel mítico 20 de julio de 1969, la Antena de la Estación Espacial Apolo que la NASA tenía cerca de Fresnedillas era la que mantenía el contacto entre los astronautas y el Centro de Control de Houston.

Hace 50 años, los Estados Unidos consiguieron el mayor logro técnico del siglo XX: llegar a la Luna. Para ello, llevaron a cabo varios programas de vuelos espaciales tripulados que tenían como objetivo cumplir la promesa que el presidente Kennedy hizo en 1961 de llevar un hombre a la Luna y devolverlo a la Tierra sano y salvo, antes de acabar la década. Al Programa Mercury le siguió Gemini y por fin, Apolo. La misión Apolo 11 fue la que conquistó la Luna la noche del 20 del julio de 1969 dando la victoria definitiva a los Estados Unidos sobre la Unión Soviética en su particular “carrera espacial” por el dominio del cosmos en un contexto de “guerra fría” que mantenía a ambas potencias en pugna constante en todos los ámbitos.

Carretera de acceso a la Estación de Fresnedillas con el cartel original y la Antena de 26 metros al fondo. Foto Larry Haug.

Para culminar tan importante empresa la NASA diseñó una red mundial de comunicaciones a lo largo de todo el globo terráqueo que mantenía el contacto permanente con las naves tripuladas. Dicha red se denominaba Manned Space Fligth Network, MSFN (Red de Vuelos Espaciales Tripulados) y contaba con 11 estaciones terrestres, que tenían antenas de 9 metros de diámetro, más 4 barcos y 8 aviones, que daban cobertura continua a los viajes tripulados teniendo en cuenta el movimiento de rotación de la Tierra. Específicamente diseñadas para el Programa Apolo se construyeron tres estaciones más con antenas de 26 metros que aseguraban las trasmisiones a distancias lunares. Estas tres gigantescas antenas gemelas fueron instaladas en Goldstone, cerca de Barstow (California, EEUU), en Honeysuckle Creek, Canberra (Australia) y en Fresnedillas, Madrid (España). Las señales que se enviaban desde las naves Apolo a la Tierra y viceversa, pasaban cada 8 horas de una estación a otra, con un acoplamiento de 45 minutos entre una antena y la siguiente. De Fresnedillas las transmisiones lunares iban a Goldstone y de allí a Honeysuckle Creek, de donde volvían a Fresnedillas para cerrar el círculo y comenzar de nuevo el proceso.

Postal de la época con vistas de las antenas y vecinos de Fresnedillas: Dámaso de la Plaza y Timoteo Alonso. FOTO: Saadia Levy.

La Estación Apolo de Fresnedillas empezó a construirse en 1965 en un lugar al sur del pueblo según las premisas de la NASA. Debía estar situada cerca de un aeropuerto internacional para el traslado de materiales y equipos electrónicos. A la vez, debía encontrarse lo suficientemente alejada de grandes núcleos urbanos para que no hubiera interferencias que impidieran la recepción de las señales de radio que llegaban a la Tierra procedentes de las naves espaciales. Por esta razón, la estación se ubicó en el interior de un valle, protegido por montañas, para asegurar una barrera natural contra las interferencias. La empresa Dragados fue la adjudicataria de la obra civil y contrató personal del pueblo para los trabajos de construcción de las infraestructuras de la Estación. Allí trabajaron Eulalio Alonso Panadero, Gregorio Rodríguez, Rafael Álvarez, Antonio de la Peña y Román Hernández Hidalgo, entre otros.
El 21 de mayo de 1966 se convocó en el Ayuntamiento de Fresnedillas a los propietarios de las tierras afectadas por la construcción de la Estación Apolo para el levantamiento de las actas de expropiación de las fincas. La superficie ocupada por el emplazamiento principal, los pozos, la Torre de Colimación y las vías de acceso era de 21 Ha. Las parcelas incluidas en la Estación eran propiedad de los vecinos de Fresnedillas, entre los que encontramos a Aurelio de la Peña, Germán de la Plaza Fernández, Irene de la Plaza de la Peña, León Ventura Panadero, Leocadia del Castillo de la Plaza, Román Hernández Hidalgo, Alfonsa del Castillo de la Plaza, Teodoro Manzano, Esteban Botello de la Plaza, Eustasio Botello Alonso, Gregorio Rubio Gómez, Paz de la Peña Botello, Ángel de la Plaza Ventura, Felipe Alonso de la Plaza, Víctor González de la Peña, Dámaso de la Plaza de la Peña, Pedro Botello Alonso, Eulogio Rodríguez, Amador Cerezo Alonso, Piedad Cabrero Ventura, Ricardo Cabrero de la Peña y Julián de la Plaza Fernández.
Además de las expropiaciones, el impacto económico y social que supuso para Fresnedillas la construcción de la Estación Apolo fue muy importante. En 1969, el pueblo tenía una población de 503 habitantes. Las actividades económicas principales en ese momento eran la ganadería y la agricultura tradicionales. Para la Estación se contrató más de una veintena de personas de Fresnedillas, lo cual suponía un 15% sobre el total de la plantilla. Se empleó gente para la jardinería, la cafetería, la limpieza, la seguridad, el mantenimiento o la cocina, pero también mecánicos y técnicos de antena, repercutiendo muy favorablemente en la economía del pueblo. Los trabajadores de Fresnedillas, contratados por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) eran Vicente Hernández, Manuel Basallote, José de la Peña, Sebastián Gómez, Pedro Zurita, Florentino Ventura, Manuel Ventura, Félix Rodríguez, Bernardino Herrero, José Rodríguez, Marciano Rodríguez, Pablo Gómez, Ángel Peña, Juan Rubio, Maximino de la Plaza, Rogelio González, Félix Rubio, Celedonio del Castillo, Felipe Ventura, Mª Nieves de la Peña, Faustino Ventura, Consuelo Alonso, José López y Luis Rodríguez.
Cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin llegaron a la superficie lunar en el Mar de la Tranquilidad durante la noche del 20 al 21 de julio de 1969, las comunicaciones entre la Luna y la Tierra pasaban por la antena de Fresnedillas antes de llegar a Houston. De las 195 horas y 18 minutos que duró la misión Apolo XI, la Estación de Fresnedillas mantuvo contacto directo con los astronautas un total de 73 horas, es decir, el 40% del tiempo de la misión. En los periodos de contacto ocurrieron maniobras tan críticas como el mencionado alunizaje y el posterior despegue de la Luna para el regreso a casa de los astronautas. Estas dos operaciones eran muy peligrosas porque nunca antes se habían probado en gravedad lunar durante las misiones de ensayo para llegar a nuestro satélite. Ahí es donde radica la importancia del excelente trabajo realizado desde Fresnedillas para que todo fuera un gran éxito. De repente, un pequeño pueblo madrileño se encontró formando parte de uno de los acontecimientos históricos más importantes de la Humanidad. Se convirtió en un engranaje básico de la conquista espacial viviendo de primera mano la emoción de cada uno de los lanzamientos Apolo, considerando como suyos los éxitos de estas misiones. La conquista de la Luna resultó ser también una meta para los jarandos de la Estación Apolo.

Pablo Alonso Hernández
Profesor de Historia
Tomás Alonso Hernández
Madrid Deep Space Communications Complex “MDSCC”

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