
- La Comunidad compagina la investigación que desarrolla el IMIDRA con acciones solidarias.
- En esta ocasión se han donado 120 botellas de aceite para la comida que ofrece el Ayuntamiento de Colmenar del Arroyo a los mayores del municipio.
Recientemente la presidenta Cristina Cifuentes entregó también 33.000 kilos de alimentos a los Bancos de Alimentos.
La Comunidad de Madrid compagina la labor de investigación que se desarrolla en el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) con todo tipo de acciones solidarias. En esta ocasión, ha querido colaborar aportando 120 botellas de aceite a la comida que ofrece el Ayuntamiento de Colmenar del Arroyo a sus mayores, una tradición a la que, además, no ha querido faltar el consejero de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, Jaime González Taboada, que un año más ha participado sirviendo la comida junto a la alcaldesa del municipio, Ana Belén Barbero.
El IMIDRA es el organismo encargado de realizar el trabajo de investigación que se lleva a cabo en sus fincas experimentales para rescatar variedades tradicionales de legumbres u hortalizas o ensayar métodos de producción que añadan calidad y valor a los productos de las huertas y viñedos de los agricultores de la región. Con estas labores se obtiene una importante producción de frutas, legumbres y hortalizas que no se desperdician, sino que muy al contrario se entregan en beneficio de los más necesitados.
Un ejemplo de estas aportaciones es la entrega que recientemente realizó la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, a los representantes de Cáritas, Mensajeros de la Paz y el Banco de Alimentos, consistente en más de 18.000 kilos de patatas, 7.450 kilos de sandías, 4.900 de melones, 540 de tomates, 100 de fruta variada, 40 de pimientos y 20 de pepinos, entre otros productos. En total, 33 toneladas de alimentos solidarios.
La suma de la labor investigadora y la solidaridad está vigente desde 2001, año en que se empezaron a regularizar entregas a los bancos de alimentos. Desde entonces, estas instituciones han recibido cerca de 288.000 kilos de productos alimentarios procedentes de las fincas de El Encín, El Socorro, La Chimenea y La Isla.
EL REBUSCO DE LA ACEITUNA
Cogida ya la aceituna
debajo de los olivos,
en fría mañana bruna,
adormecida la luna,
íbamos ejecutivos.
Con una cesta de mimbre
y gorra de anteojeras,
jornaleros ya en urdimbre,
era nuestro orgullo y timbre
descubrirlas en ringleras.
Bajo la cepa y la grama,
allí quedaban ocultas,
dormitando en una cama
que las cubre con la escama
de aceitunas estultas.
Más los ojos vigilantes
de los muchachos coruchos
las descubrían flagrantes,
cayendo por inconstantes
al fondo de los cestuchos.
Y la tierra era batida
y los surcos rastreados
por una infantil partida
que despertaba a la vida
a ganarla conjurados.
Con las cestas rebosantes
y colmadas de aceituna
negreaban rozagantes
y venían claudicantes
sin vacilación alguna.
Y aumentaban los montones
que ya había en la almazara,
llevadas entre canciones
por coruchillos ciclones
de vida con visión clara.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA FLOR BLANCA DEL OLIVO
La flor blanca del olivo
convertida en aceituna
conformará una laguna
de nuestro aceite exclusivo.
Olivar que es privativo
de olivares opulentos,
que hacen platos suculentos
con su aromático aceite
y han convertido en deleite
los guisos de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho