• En su VI Edición los pasados 20 y 21 de junio, la Feria repitió su condición de uno de esos proyectos ejemplares en los que una institución se vuelca en la promoción y ayuda a los productores agrarios.

 A los pocos minutos de la inauguración por Doña Belén Rodríguez Palomino, alcaldesa de la localidad, y Don Luis Antonio Soriano, Presidente de la Cámara Agraria, la carpa que sirve de pulmón a la Feria se encuentra abarrotada. El centro de atracción es el inmenso expositor de productos de la huerta ante el que se ha formado una nutrida cola de compradores, en su totalidad procedentes de fuera del municipio, pues “los pradeños traemos los productos de nuestras huertas o los compramos en los comercios del pueblo”, según me comentan. Los empleados del Ayuntamiento, albañiles, barrenderos o personal administrativo durante la semana, se vuelcan este sábado y domingo en la venta de los productos suministrados por los hortelanos.

 La calidad es excelente. No en vano el 80% de la producción madrileña de acelgas, el 85% de la de pepino y el 45% de la de tomates tiene su origen en Villa del Prado, donde destacan también judía verde, calabacín, cebollas, puerros, repollos, lombardas y coliflores entre otros productos. Y es que la superficie hortícola cultivada en el municipio asciende a más de 90 hectáreas, 40 de ellas en invernadero.  Un dato más que avala la calidad hortícola pradeña: en 2007 se registra la marca de garantía “Huerta de Villa del Prado”, que certifica la calidad, origen geográfico y condiciones de producción, dando un mayor valor añadido a los productos de esta huerta y garantizando al consumidor las características diferenciadoras de los mismos.

 El segundo centro de atracción de la Feria, al que acuden por igual pradeños y visitantes, es el stand que por el precio 2 euros facilita un tique que permite degustar vinos de las 12 bodegas asistentes, incluyendo como obsequio una copa catavinos. El pasado año se regalaron 1.300 de estas copas, una cifra que da idea del interés despertado por esta actividad.

 En el día y medio de duración del evento se desarrollaron múltiples acciones: una sugerente cata de tomates dirigida por el IMIDRA, cursos de cata de vinos a cargo de la enóloga pradeña Celia Sampedro, menús especiales en restaurantes y una cata a ciegas para elegir el mejor vino entre los presentados a concurso por las bodegas asistentes, en la que resultaron galardonados el rosado Mario Sampedro, el blanco Aceña y el Tinto Aceña afrutado, estos dos últimos de la Cooperativa Virgen de la Poveda de Villa del Prado.

 La Feria Huerta y Vino certificó de este modo, en esta sexta edición, su carácter de cita festiva para el apoyo a la excelencia agrícola de un municipio cuyas producciones se encuentran avaladas por la D.O. Vinos de Madrid y las marcas registradas Huerta de Villa del Prado y Aceites de Madrid.J.M. Valdés.