
- Un ‘¿sabías que…?’ sobre la flora y fauna de la Sierra Oeste.
En nuestros paseos por pinares o robledales, seguramente más de una vez hemos podido escuchar en la distancia un martilleo en series cortas, que se repite con cierta frecuencia, ¿te has preguntado que puede ser? Seguramente tengas una idea de quién puede ser el responsable, pero por si acaso, en este artículo te vamos a contar de qué o, mejor dicho, de quién se trata.
Estamos hablando del pico picapinos (Dendrocopos major), uno de nuestros pájaros carpinteros más habituales y con una distribución más amplia. Junto a otros “carpinteros”, pertenece a la familia de los pícidos (Picidae), entre los que se incluyen el pico dorsiblanco, el pico mediano, el pico menor, el torcecuello, el pito real o ibérico y el picamaderos negro, todos ellos con distribuciones diferentes y exclusivas.
Centrándonos en nuestro protagonista que ameniza nuestros paseos, y como se ha comentado antes, es el que tiene la distribución más amplia de todos ellos y eso hace que sea más fácil de escuchar y observar, prácticamente en cualquier latitud de la Península Ibérica. Si bien es cierto que tiene querencia por pinares de montaña, no es raro verle instalado en bosques de ribera, robledales o inclusos alcornocales.
Pero ¿por qué ese martilleo?
Todas las aves tienen voces y reclamos con los que poder situarse dentro de un hábitat determinado. El picapinos tiene una vocalización en forma de un “tchik” fuerte y sonoro, que repite a intervalos de tiempo irregulares y que parece utilizar como llamada de atención o cuando se muestra nervioso ante un potencial peligro.
Pero lo que lo hace inconfundible es el martilleo sobre los troncos de los árboles. Según la época del año, estos tamborileos pueden tener distintos significados. Por ejemplo, en época prenupcial, en el preludio de la primavera, es muy común escuchar series cortas y muy repetidas para atraer a las hembras y también cuando se está construyendo el nido, el cual realizará en forma de agujero que da entrada a una cavidad más o menos grande en el tronco del árbol más idóneo.
Cuando se trata de territorialidad, el martilleo puede ser más inconstante, más espaciado en el tiempo y lo realiza sobre troncos huecos buscando una forma de amplificar el sonido, lo cual es sorprendente, o incluso puede llegar a realizarlo sobre las carcasas metálicas de alguna farola, todo ello para dar cuenta de su presencia y avisar a otros ejemplares de que ese territorio ya tiene dueño. Se ha constatado al respecto, que aprovecha también los días donde hay una humedad ambiental más alta para propagar su localización, en días nublados, su reclamo se puede escuchar a 1 kilómetro de distancia, siempre y cuando las condiciones geográficas sean óptimas.
¿Cómo es posible que un ave de mediano tamaño pueda taladrar la madera y martillear a esa velocidad?
Todas las adaptaciones evolutivas que se suceden a lo largo del tiempo en cualquier especie son sorprendentes, pero en el caso del pico picapinos lo son aún más, si cabe y le han hecho ganarse su muy merecido sobrenombre de “pájaro carpintero”.
Empezamos por el pico, su herramienta de trabajo. Fuerte, robusto y puntiagudo, le permite taladrar, incluso, las maderas más resistentes, aunque para ello necesite de otras adaptaciones. Sus patas presentan dos dedos hacia delante y dos hacia atrás (zigodactilia), opuestos, esto le permite tener un mejor agarre sobre los troncos de los árboles que unido a la dureza extraordinaria de las plumas centrales de su cola y que le aportan un tercer apoyo sobre el tronco (parecido a la cola de los canguros), hace que mantenga siempre una posición paralela al mismo y la percusión del pico se realice de manera perpendicular, manteniendo el equilibrio en todo momento.
De todas las adaptaciones, quizás la más asombrosa hace referencia al conjunto de la cabeza y el cuello, teniendo en cuenta que es capaz de martillear sobre el tronco a una velocidad de unas 12 ó 15 veces por segundo, (unas diez mil veces a lo largo del día), ¿cómo es posible que su cráneo y su cerebro no sufran daños? Bien, el peso del cráneo es de tan solo el 1 % de su peso corporal porque está compuesto por huesos esponjosos, llenos de pequeñas cámaras de aire que amortiguan el impacto. El hueso hioides, que es muy largo, se enrolla alrededor del cráneo y funciona como un cinturón de seguridad. Además, el espacio entre el cráneo y el cerebro de estas aves es muy reducido y la masa cerebral no se sacude con los golpes.
¿Cómo se alimenta?
Todos los pícidos se caracterizan por tener un olfato extraordinario y están provistos, además, de una larga y pegajosa lengua, provista de unos pelillos córneos al final, de la que se sirven para extraer las larvas de los insectos xilófagos que se encuentran ocultos en la corteza o en las galerías que realizan en el interior de la madera. La lengua, una vez que se recoge y una vez ingerido el alimento, se bifurca en forma de i griega pasando por encima de los ojos para, finalmente rodear el cráneo. Sin duda, otra adaptación asombrosa.
A parte de larvas de insectos, el pico picapinos también se alimenta de frutos secos, de huevos o incluso, de pollos de otras aves.
En resumen, todas las adaptaciones evolutivas de este pájaro carpintero le convierten en una especie sumamente especializada y algunas de esas adaptaciones han servido en estudios científicos como en el desarrollo, por ejemplo, de cascos de automovilismo.