
El Día Mundial de las Aves Migratorias se celebra anualmente en dos fechas: el segundo sábado de mayo y el segundo sábado de octubre, y esto es debido a que son dos los grandes viajes migratorios que realizan muchas de las aves que nos visitan en la Península Ibérica, durante la época estival.
Esta conmemoración tiene como objetivo concienciar sobre la importancia de la conservación de las aves migratorias y sus hábitats. Estas aves realizan importantes travesías a lo largo de miles de kilómetros entre sus áreas invernales y sus áreas de reproducción, enfrentándose a numerosos desafíos durante su recorrido.
La celebración en mayo coincide con el inicio de la migración estival, cuando muchas especies regresan a sus lugares de cría. En octubre, se celebra el retorno hacia el sur, donde buscan refugio y alimento para sobrevivir al invierno. Durante estos días, se llevan a cabo diversas actividades en todo el mundo, como observaciones de aves, charlas educativas y campañas para promover la conservación.
El paso del Estrecho, la cruzada final
El Estrecho de Gibraltar es uno de los corredores migratorios más importantes del mundo, donde millones de aves migratorias cruzan entre África y Europa cada año. Este paso conecta el océano Atlántico con el mar Mediterráneo y actúa como un punto crítico para las aves que buscan escapar del calor extremo y regresar a sus lugares de cría.
Durante la primavera y el otoño, el Estrecho se convierte en un espectáculo natural impresionante que congrega a cientos de visitantes que esperan ver cruzar a aves como milanos y otras rapaces, cigüeñas y un sinfín de pequeñas y valientes aves que no dudan en aventurarse en un viaje épico en busca de la supervivencia de la especie.
La migración de aves por el Estrecho de Gibraltar, por tanto, es un fenómeno fascinante que refleja la interconexión entre diferentes ecosistemas y la necesidad urgente de proteger estos valiosos corredores migratorios. La observación de aves en esta región no solo es un deleite visual sino también la oportunidad de comprender mejor las dinámicas ecológicas del planeta.
La Península Ibérica, un auténtico paraíso para las aves
Por su situación geográfica, la Península Ibérica se convierte cada año en el lugar de cría de numerosas especies y un auténtico lujo para los amantes de estas aves. España proporciona una gran cantidad de hábitats, desde zonas altas de montaña donde el verano es más fresco, pasando por zonas de litoral y costas, zonas de interior, gran cantidad de humedales y, por qué no decirlo, zonas urbanas, todas ellas se convertirán en los espacios idóneos para una gran variedad de aves.
Residentes estivales
Como si de veraneantes se tratara, muchas son las especies que, verano tras verano, podemos observar en cualquiera de nuestros paseos. Sin lugar a dudas, golondrinas y vencejos son los visitantes más populares, la particularidad de sus nidos, su alimentación (cien por cien insectívoros), lo excepcional de sus viajes y sus incansables idas y venidas en zonas urbanas, los hacen indispensables en nuestras vidas.
Abubillas y cucos, sonidos inconfundibles en nuestros bosques, de comportamientos bastantes discretos, fáciles de oír pero difíciles de ver. El cuco, como curiosidad, tiene un mecanismo de supervivencia que consiste en ocupar los nidos de otras aves y para ello, lo hace poniendo sus huevos junto a los huevos de la especie ocupada. Se puede dar la circunstancia de que una pareja de carboneros, mucho más pequeños que el cuco, se afanen en aportar alimento a una cría que les triplica en tamaño.
El abejaruco, toda una paleta de color a nuestro alcance…o no…
El autillo, una diminuta rapaz nocturna, de sonido inconfundible en las noches de verano y que es capaz de cruzar un continente tan extenso como lo es África, para criar aquí. Todo un ejemplo de supervivencia.
Las grandes aves también vienen a criar, aunque también es cierto que muchas de ellas se quedan durante todo el año aquí. Cigüeña blanca y la escasa cigüeña negra también son visitantes ilustres, inconfundibles en apariencia, aunque de hábitos totalmente opuestos. Mientras que la blanca es gregaria y no duda en anidar, fundamentalmente en zonas urbanas, la negra, por el contrario, es más bien solitaria y anida en riscos y roquedos.
El milano negro (Milvus migrans), pariente del milano real
El nombre científico de esta especie hace referencia a su condición de migrante. Es una de las rapaces más emblemáticas de Europa y, en particular, de la Península Ibérica. Es reconocida por su distintivo plumaje oscuro, su cola ahorquillada (aunque no tan angulosa como la de su pariente, el milano real) y su elegante vuelo, que se caracteriza por un estilo planeador y acrobático. La migración del milano negro es un fenómeno fascinante que refleja la adaptación de esta especie a los cambios estacionales y a la búsqueda de recursos. Nos visita durante los meses de marzo y abril y prolongará su estancia hasta finales del verano que es cuando se agrupa en grandes bandadas para iniciar el viaje de regreso hacia sus cuarteles de invierno en el norte de África.
Tanto el milano negro como el milano real (residente todo el año) son especies relativamente fácil de observar y reconocer.
En conclusión…
El cambio climático, la pérdida de hábitat y la contaminación son algunas de las amenazas a las que se enfrentan estas especies. Por eso es fundamental que TODOS participemos en su protección y preservación. Las aves migratorias no solo son un símbolo de la Naturaleza, sino que también son indicadores del estado del medio ambiente.

Verdemorillo es una asociación ecologista vecinal que actúa para preservar la biodiversidad de la comarca de Valdemorillo desde tres frentes: la divulgación, la denuncia y la realización de proyectos de conservación. Si deseas saber más sobre este u otros temas entra en www.verdemorillo.org
Textos y fotografías: Chema Iniesta, Educador ambiental y miembro de Verdemorillo.
Fotografía milano negro: José Ángel de la Banda.