
- El diputado y alcalde de Cebreros califica el trabajo de estos profesionales como “indispensable” para la provincia de Ávila.
Pedro Muñoz ha querido mostrar su apoyo a los trabajadores de las brigadas de refuerzo en incendios forestales, ante la convocatoria de tres jornadas de huelga, prevista para finales de septiembre y principios de octubre.
A juicio del diputado socialista, “desde su creación en 1992, las BRIF no han tenido un reconocimiento sobre su labor en el contexto de la negociación de sus condiciones laborales, y es por ello que en 2015 comenzaron una huelga indefinida para cambiar la situación de precariedad del citado colectivo, al que los socialistas siempre hemos mostrado nuestro apoyo y cuyo trabajo consideramos fundamental para nuestra provincia”.
Pedro Muñoz entiende que “ahora que va a comenzar el trámite parlamentario de los Presupuestos Generales del Estado para 2018, es el momento de abordar la problemática de este colectivo y reconocer la importancia de este dispositivo, al que además, se le suele asignar las misiones más complicadas en las tareas de extinción”.
El diputado socialista recuerda que “la actual negociación colectiva afecta a 500 brigadistas, entre ellos, los de la base del Puerto del Pico” e insiste en que el Gobierno tiene la responsabilidad total del servicio público que prestan las BRIF. Es el Ministerio el que encomienda esta tarea a la empresa Tragsa por adjudicación directa, sin concurso público. Así que la ministra no puede lavarse las manos”.
DON CAMILO JOSÉ CELA A SU PASO POR CENICIENTOS
Venía desde Cebreros
cargado con su mochila,
siguiendo el cantar de esquila
de los coruchos cabreros.
En día de primavera
de estallido de las flores
y explosión de los colores,
don Camilo en Corredera.
Subiendo la calle arriba
hizo arribada en la plaza,
y se sentó en la terraza
bajo el sol que al suelo criba.
Ante una mesa del bar,
que se hallaba solitario,
faenando el vecindario
no tardó con quien parlar.
Se fue arrimando el barbero
ante la escasez de clientes,
hurgándose entre los dientes
y en las manos un babero.
Al cabo vino un labriego
con un azadón al hombro,
de remover un escombro
que obstaculizaba el riego.
Don Camilo pidió vino
perentorio al tabernero,
que se arrimó parrandero
con jamón y con tocino.
Trabada conversación
don Camilo averiguó,
porque lenguas desató
para escribir memorión.
Que nos llamaban “coruchos”,
gentilicio que sabemos,
enorgullece y queremos
en salud y en arrechuchos.
Que nos decían “patanes”,
por los pueblos del contorno,
sin cuidado en el adorno
e íbamos hechos adanes.
Que nos tildaban “cenizos”,
hábiles cultivadores,
excelentes viñadores
y a veces púas de erizos.
Y con esta información
se encaminó don Camilo,
cavilando que cavilo
a escribir su narración.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho