Una vez más, y ya van más de 25 años, las notas de Malangosto anunciaron el inicio de una de las jornadas más especiales en el calendario de Valdemorillo. Y es que finalizada la misa de despedida oficiada en el templo parroquial, la Virgen de la Esperanza reemprendía este pasado domingo el retorno a su altar en el Ermita de Valmayor, saliendo al compás del himno nacional por la rampa especialmente engalanada con la alfombra floral que, fiel también a la costumbre, volvió a lucir por noveno año consecutivo. Y es que el pueblo vivió a lo grande su Romería, sin parar de danzar, poniendo ese acento de color en el revuelo de las faldas de las serranas, en la presencia de los jinetes abriendo el cortejo, y hasta con unos vehículos especialmente engalanados para la ocasión.
Cubierto de retama y lleno de sonrisas infantiles, una de estas carretas, la creada por panadería-pastelería Viena y Supermercado Simply, se llevó el primero de los tres premios otorgados por el Ayuntamiento, trofeos acompañados de dotación económica que entregados por la Alcaldesa, Gema González, y los Concejales Encarnación Robles y Luis Hernández, fueron también para el Centro de Mayores y, ya estrenando participación, Lobal Peluqueros, que completó el trío de ganadores de este peculiar palmarés. Y junto a estos nombres de la jornada romera, tantos otros, porque centenares de personas que fueron saliendo a las calles, sumándose a la comitiva y haciendo también presidir el buen ambiente vivido en el entorno de la ermita. Hasta ella llegaron los ‘romeros’ tras hacerse este camino, de unos seis kilómetros, los que unen el casco con el extraordinario paraje donde se viven muchas horas de diversión, con esta romería, no sin antes oficiarse una misa más, esta para saludar a la Señora de la Esperanza a su llegada al recinto que se llena de flores para reflejar con ellas la devoción local que se tiene por esta talla.
Muchos ramos en señal de ofrenda, como muchos pasos los bailados ante la carroza de la Virgen, todo en un día de intenso calor como el vivido este 11 de junio, que no por eso perdió vistosidad. Al contrario, creciendo una vez más en interés, fruto en buena medida de los esfuerzos de a Hermanad organizadora, así como por el modo en que se vive esta jornada romera también por parte de la otra Hermanad local, la de la Esclavitud del Santísimo Sacramento, con sus miembros portando la imagen de San Isidro que inicialmente precede a la imagen de la Virgen para ‘acompañarla’ hasta alcanzar la Plaza del Cristo. Un simbólico gesto entre momentos de emoción que dan paso a la marcha, definitiva, hacia la ermita, allí donde incluso hubo presencia artesana, con los puestos de Entre mis Manos y demás firmas creativas de sello local, y con la suma de tantas anécdotas y encuentros de un domingo que como más de junio, sigue resultando tan “multitudinariamente” especial en Valdemorillo.
LA ERMITA DE CENICIENTOS
La Ermita en un altozano
con el Roble que la cerca,
y el perfume de un manzano
con el rumor de una alberca.
De la Virgen su morada
cuando los fieles la llevan,
en la tarde enamorada
de las mulas que allí abrevan.
De piedra es el edificio
de una construcción modesta,
sin el menor artificio
que riqueza manifiesta.
De pueblo pobre es Ermita
reparada con colectas,
pero la fe allí palpita
en las curvas y en las rectas.
De la Virgen el reposo
en el mayo de las flores,
viviendo con el esposo
de los divinos amores.
Ermita que es su eclosión,
como en el resto de España,
romeros, fiesta y canción,
quince de agosto en la entraña.
Allí se agolpa el corucho
en día de fiesta y fe,
alegrándose muy mucho
cuando la Virgen le ve.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho