
Pocas veces se dan cita en un mismo acto el turismo, la música, la gastronomía y… lo más difícil: una agencia espacial. Sin embargo, esa es la propuesta de la Oficina de Turismo de Viena y la Agencia Espacial Europea (ESA) coincidiendo con el bicentenario de Johann Strauss hijo, y el 50 aniversario de la ESA, en una misión de proporciones cósmicas: enviar el vals El Danubio azul hasta las estrellas. Este insólito acto se celebrará el 31 de mayo y tendrá también a España como protagonista ya que el más conocido vals de todos los tiempos, interpretado por la Wiener Symphoniker en el MAK (Museo de Artes Aplicadas) de Viena (Austria), será transmitido hacia la Voyager 1 mediante la Antena de Espacio Profundo DSA 2 de la ESA en la estación de Cebreros (Ávila) de 35 metros, que se utiliza principalmente para comunicarse con objetos en órbitas a más de dos millones de kilómetros de la Tierra.
Inaugurada hace 20 años, la estación de Cebreros forma parte de la red global de seguimiento Estrack de la ESA, junto con otras cinco estaciones en países estratégicos. Es una de las tres instalaciones de espacio profundo que posee la agencia, junto a las situadas en Argentina y Australia. Desde esta ubicación abulense se mantienen diariamente más de 500 horas mensuales de comunicación con misiones científicas de alto nivel como Juice, BepiColombo, Hera y misiones conjuntas como el rover Perseverance de la NASA.
En el acto habrá también vinos austriacos, aperitivos, música y danza en vivo con reinterpretaciones modernas del célebre vals y la retransmisión desde el Museo de Artes Aplicadas de Viena (MAK) de un concierto intergaláctico de una hora de duración en directo por la Orquesta Sinfónica de Viena dirigida por Petr Popelka. Por cierto, el 5 de junio la Wiener Symphoniker celebrará su 125 aniversario en Madrid en un concierto que organiza La Filarmónica en el Auditorio Nacional de Música y en el que se interpretarán entre otras piezas el Dynamiden vals de Josef Strauss y la suite El caballero de la rosa de Richard Strauss bajo la dirección de Petr Popelka.
En nuestro imaginario colectivo, el vals An der schönen, blauen Donau se ha celebrado durante mucho tiempo como el himno del espacio principal, inmortalizado en la famosa película de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio. Sin embargo, sorprendentemente, este vals emblemático no figuraba en ninguno de los Discos de oro de las Voyager, una colección de los mayores logros de la humanidad que la NASA envió al espacio en 1977 desde Cabo Cañaveral (Florida, EE. UU.), con el objetivo de detectar posibles formas de vida extraterrestre. Entre otras cosas, se envió una colección limitada de música y artefactos culturales, como 116 imágenes, sonidos naturales de la Tierra, saludos hablados en 55 idiomas y 27 de las mejores canciones del mundo.
Un vals hacia el espacio
Ahora Viena quiere poner remedio a ese olvido. La misión “Waltz into Space”, busca corregir la omisión del vals más famoso de todos los tiempos en los registros dorados de las Voyager 1 y 2. Gracias al esfuerzo conjunto de la prestigiosa Wiener Symphoniker (Orquesta Sinfónica de Viena) en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), el vals El Danubio azul se transmitirá hasta los confines del universo, creando un puente musical entre la humanidad y posibles formas de vida en el espacio. Y será transmitido hacia la Voyager 1 mediante la antena de espacio profundo DSA 2 de la ESA en la estación de Cebreros (Ávila). Las ondas de radio utilizadas normalmente para la comunicación con las misiones europeas de exploración de nuestro sistema solar viajarán a la velocidad de la luz hacia la inmensidad del espacio. Si hay vida inteligente ahí fuera, gracias al Danubio azul, quizá sientan la alegría, la elegancia y el ritmo de la propia humanidad, y quizá respondan con una danza propia.
Cada noche, 10 000 entusiastas de la música escuchan música clásica en directo en Viena, algo sencillamente inaudito en cualquier otro sitio del planeta. La Wiener Symphoniker es la orquesta más importante de la ciudad y se siente como en casa tanto en el Musikverein como en la Wiener Konzerthaus, donde ofrece muchos de sus conciertos. Con 128 miembros, la orquesta es una de las mejores de Europa y es famosa por su repertorio romántico. Fundada para poner la música clásica al alcance de todos, la Wiener Symphoniker alcanza nuevas alturas en 2025, cuando actúe por primera vez para posibles formas de vida en el espacio.
La señal seguirá viajando eternamente, a la velocidad de la luz de 299.792 km/s, la mayor velocidad posible en nuestro universo. A esa velocidad, el Danubio azul solo tardará 1,34 segundos hasta la órbita de la Luna; 4 minutos y 20 segundos hasta la órbita de Marte; 37 minutos hasta la órbita de Júpiter; 4 horas hasta la órbita de Neptuno; 7 horas para llegar al cinturón de Kuiper; 17 horas para llegar a la frontera exterior de nuestro sistema solar (heliopausa); 23 horas y 3 minutos para adelantar a la Voyager 1 (a más de 25 mil millones de kilómetros de la Tierra) y más de 4 años para llegar al sistema estelar más cercano Alfa Centauri. Esta misión que comienza en Cebreros es a la vez un homenaje al pasado y un testimonio para el futuro: el vals vienés que resonará en el espacio durante siglos.
Estrenada en 1968, la película 2001: Una odisea del espacio muestra cómo los humanos exploran el espacio con el legendario vals El Danubio azul de Johann Strauss hijo como uno de los protagonistas. La icónica escena pasó rápidamente a formar parte de la historia del cine y se convirtió en una referencia de la cultura pop, apareciendo incluso en un episodio de Los Simpson y sirviendo de telón de fondo durante las maniobras de acoplamiento reales en la Estación Espacial Internacional.
Enrique Sancho.