No cabe duda que los insultos que le dirigieron hace unos días a un futbolista en Valencia, son de lo más mezquino y repugnante que pueden hacer las personas, sobre todo cuando la xenofobia se lleva a cabo dese el odio y la iracunda soberbia, y que debe ser condenado y castigado por las leyes democráticas.
Como consecuencia de este suceso, y debido a la extraordinaria (y a veces manipulada) cobertura mediática dada por parte del periodismo en todas sus facetas, y seguida por algunos políticos, intelectuales, artistas, tertulianos ignaros, presidentes de clubes de fútbol, fiscales y jueces, ONGs, futbolistas con pancartas, y una enorme maraña de personajes de toda convicción, profiriendo insultos a la inteligencia de los españoles, y consiguiendo que en el G7, la ONU, y en todo el mundo se hable de España como un país racista, cuando eso es radicalmente falso.
Sin embargo hace un par de años un miserable y cobarde general retirado de las fuerzas armadas españolas, escribió, “no queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones españoles”. Esa parecía ser su solución para los problemas de España, y se quedó tan satisfecho este ruin personaje. Eso creo que se llama endofobia y debía castigarse, si cabe, con mayor contundencia.
Aquel gravísimo suceso apenas tuvo cobertura por algunos medios, ¿Por qué no se le da la misma importancia a ese disparate y se le condena y castiga con la misma contundencia? ¿Por qué no se le detuvo y tomó declaración un juez a ese individuo que amenazó de muerte a más de la mitad de los españoles?
Cuanto más mayor me hago, menos entiendo la vida.
Agustín Gañán García.
Villa del Prado.
Foto EUROPAPRESS