
- A algunos les llamaron a filas en la Guerra Civil, con lo que encadenaron casi seis años sin regresar a casa.
Yo nací el 7 de diciembre de 1937, de pequeña escuchaba a muchas madres que sus hijos se habían marchado a la mili. Unos a África, a Melilla y a Jaca cerca de los Pirineos, durante tres años.
También oí que cuando se licenciaban algunos se encontraron con la Guerra Civil española, y los llamaron a filas, con lo cual estuvieron casi seis años sin regresar a casa, el que pudo volver. Las madres y novias siempre estaban llorando, así que algunas casas parecían un valle de lágrimas.
Domingo Gordo de Carnaval
Terminada la guerra, seguían los jóvenes preparándose para ir a la mili. A los 19 años el Domingo de Carnaval cogían el bastón, después todos los mozos lo celebraban con una cena.
El día anterior al domingo gordo iban de caza y algunas madres les cocinaban las piezas para la cena. También hacían una lumbre, iban con carros al campo y los cargaban con chaparros y sarmientos, era tal la cantidad de leña que traían que la lumbre se hacia fuera del pueblo.
Al año siguiente con veinte años los tallaban y si alguno no daba la talla se libraba de ir a la mili. Con veintiuno el siguiente año, era el sorteo de destino y de cuerpo militar (tierra, mar y aire). Algunos iban a Melilla, Ceuta… Los que tenían suerte se quedaban en Madrid, también algunos no iban porque les tocaba excedente de cupo, eran huérfanos de padre y las madres los reservaban.
La mayoría de edad entre los años cuarenta y sesenta era de veintiún años, lo sé por mi marido que es de la quinta del cincuenta y cuatro.
Todos los que tenían el apellido Jiménez, estuvieron ocho meses, tres en Colmenar Viejo, dos en Alcalá de Henares, y el resto un verano con los cadetes. Cuando terminaban los licenciaban.
Era muy dura la mili, algunos no pudieron aguantar y enfermaron. Gracias a Dios que la quitaron. Pero viendo ahora algunos jóvenes (los menos) deberían ir unos meses para probarla.
Pero en fin la mayoría ha salido ganando, sobre todo los estudiantes y los que ya tienen trabajo. Mis hijos no lo pasaron mal, les tocó durante la democracia.
Cuando se marchaban a la mili el Ejército les mandaba un billete de tren, así que se bajaban al tren de Almorox, los acompañaba su familia con mulas, burros y también andando.
Esto era la mili que yo he conocido, por eso lo cuento como la he vivido. Con cariño, una señora mayor.
Margarita Santiago