Desde la Desamortización de Mendizábal (1835) hasta 1974 el edificio ha sufrido numerosas pérdidas.
El Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias alcanzó su esplendor durante el reinado de los Reyes Católicos y duró al menos dos siglos, iniciando su declive hacia 1750, tras dos graves incendios. El declive se convirtió en desastre cuando en 1835 la ley desamortización de Mendizábal sacó a la venta el Monasterio y los últimos monjes tuvieron que abandonarlo.
La Academia de Artes de San Fernando llamó la atención sobre la importancia artística del Monasterio en varios documentos. Según consta en ellos, el traslado a Madrid de objetos de arte tras la desamortización, como la sillería del coro, el facistol y las pinturas de Juan Correa de Vivar costó 7.273 reales y 24 maravedíes. Estos objetos fueron depositados en el convento de la Trinidad de Madrid el 14 de abril de 1836.
Pero tuvieron diferentes destinos, Don Mariano García Benito, en su libro El monasterio cisterciense de Santa María de Valdeiglesias (Ediciones Doce Calles) documenta que:
– Tras el incendio de la sillería del coro que existía en la catedral de Murcia, la Reina Isabel II ordenó el envío de la citada sillería y el facistol para sustituir lo quemado.
– Los retablos del pintor renacentista Juan Correa de Vivar fueron enviados al Museo del Prado donde estuvieron expuestos hasta la remodelación de la sala de pintura renacentista y que, por su calidad, deberían volver a exponerse.
– Otros cuadros situados en capillas y corredores, sí se pueden admirar ya que se encuentran expuestos en el Museo de la Santa Cruz en Toledo.
Sin embargo, muchos otros elementos del Monasterio no tuvieron tanta suerte y algunos de los sucesivos propietarios y otros particulares llevaron a cabo un sostenido proceso de expolio en el tiempo durante el siglo XX que terminó en 1974 tras su adquisición por Don Mariano García Benito.
Tras la desamortización y comenzando por las partes altas del Monasterio, fueron desapareciendo las tejas, la cruz de la fachada barroca y el claustro plateresco de la segunda planta con un total de 36 columnas de piedra berroqueña con sus correspondientes capiteles tallados y los dinteles que unían todo el perímetro de aproximadamente 90 metros.
Según Doña Valentina Gómez Mampaso, en el primer artículo publicado en prensa sobre el Monasterio en el ABC en 1973, el Monasterio fue cedido a una Sociedad Minera llamada la Fraternidad, que probablemente se dedicó a vender las piedras. En este artículo cita a Antonio Ponz, que en su obra Viajes por España, del siglo XVIII señala que había dos estatuas en los dos altares de la cabecera de la iglesia, junto al altar mayor de las que se nada se sabe.
Es conocido y está documentado que Juan Claudio Güell, tercer Marqués de Comillas y conde de San Pedro de Ruiseñada, se llevó piedra a piedra la portada renacentista que se encontraba a la entrada del Monasterio hacia 1950 para instalarla en su finca de Toledo, conocida como El Alamín. Unas gestiones realizadas por Don Mariano con los descendientes del Marqués lograron, al menos, que la estatua de San Bernardo y algunos otros elementos de esta magnífica portada fueran devueltos al Monasterio.
Otros objetos de arte y religiosos, como la estatua de la Virgen de la Asunción de la fachada barroca del Monasterio, la cabeza de la estatua de San Bernardo, tres órganos, las campanas, los 4170 azulejos talaveranos que se mencionan en el Tumbo de Valdeiglesias, el arco carpanel que sostenía el coro o las losas del claustro desaparecieron o fueron arrancados y transportados a otros lugares.
Por todo ello, quizás ha llegado el momento de que todos colaboremos con la Fundación del Monasterio, las autoridades e instituciones dedicadas a la conservación del arte y el patrimonio para localizar y en su caso recuperar parte de nuestra histórica comarcal.
Mario Cuellar.
LA PERLA PEREGRINA
Al Gremio de Engastadores
Adorno fue de Felipe segundo
siendo regia y digna de una corona,
de los Austria el Toisón blasona
cuando regían vastedad de un mundo.
Botín de guerra de un José fecundo
cuando ya vencido España abandona,
y el Imperio Francés se desmorona
devolviéndonos a un felón inmundo.
En Panamá ocurrió y se dio su hallazgo
perteneciendo a Austrias y Borbones
la perla del oriente colombina.
Richard la dio a Liz entre amor y hartazgo,
sus caniches mordieron juguetones
mas no se deslució La Peregrina.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
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DESTACO A CENICIENTOS SOBRE EL MAPA
Destaco a Cenicientos sobre el mapa
que de Madrid conforma monte y suelo,
siendo parte importante de su cielo
buque insignia que prende en su solapa.
En grata sensación que pronto atrapa,
sus vinos suavidad de terciopelo
y brisas marejadas del consuelo
que adhieren al viajero como lapa.
Un sortilegio tiene su montaña
con su Peña entrañable que se baña
en el pinar tendido ante sus pies.
Y al trasponer el sol sobre la cumbre
es tamaña su belleza y deslumbre
que la villa corucha adorable es.
CENICIENTOS EN EL CORAZÓN
Es mañana grisácea en el pueblo,
de una lluvia que cae mansamente,
y un tañer de la campana doliente
sume a la calle en silencio y despueblo.
Es preciso y urge hacer un repueblo
que atraiga en cascadas a nueva gente
y vea un alba de nuevo creciente
al igual que yo lo canto y amueblo.
¿Qué versificaré por alabarte
y en versos épicos alto ascenderte
y sobre el mapa de España situarte
e imperecedero así siempre verte,
pueblo corucho, sin cesar de amarte
hasta cubrirme el velo de la muerte?
LA PERLA PEREGRINA
Al Gremio de Engastadores
Adorno fue de Felipe segundo
siendo regia y digna de una corona,
de los Austria el toisón blasón blasona
cuando regían vastedad de un mundo.
Botín de guerra de un José fecundo
cuando ya vencido España abandona,
y el Imperio Francés se desmorona
devolviéndonos a un felón inmundo.
En Panamá ocurrió y se dio su hallazgo
perteneciendo a Austrias y Borbones
la perla del oriente colombina.
Richard la dio a Liz entre amor y hartazgo,
sus caniches mordieron juguetones
y no se deslució La Peregrina.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho