
El Castillo de La Adrada acoge actualmente la exposición ¨Juego de tierras. Memoria-Materia¨ del pintor José Manuel Peña ‘Gismero’. Se trata de treinta y dos obras elaboradas sobre lienzo, madera o cartón con una destacada impresión matérica como denominador común.
La colección, ubicada en la sala de proyecciones y de entrada gratuita, se centra en la investigación de los materiales naturales como medio de profundo estudio sobre el origen de la Pintura entendida como necesidad expresiva inherente al Hombre. ¨Creo, como Picasso, que después de Altamira todo es decadencia¨ asegura el artista.
Con trazo firme, los cuadros nos desvelan un intenso espíritu primitivo que en formas aparentemente sencillas ofrecen al espectador un particular lenguaje pictórico. ‘Escultopinturas’ como las denomina Gismero que son reflexiones en sí mismas con un hilo conductor: el concepto de tiempo. ‘El motor reflexivo –prosigue el pintor- es la incapacidad de la mente humana para asimilar el concepto de No Tiempo, el eterno presente. El pasado y el futuro suceden a la vez creando un fotograma: el presente’.
Gismero es un veterano artista integral que ha mostrado sus trabajos en numerosas exposiciones individuales y que suma a ésta las facetas de músico y cineasta. Sus poderosas pinturas no esconden intensas influencias de corrientes como los movimientos Dau al Set o El Paso.
La muestra marida de forma natural con el escenario que la acogerá hasta finales de marzo. La vuelta atrás en el tiempo que nos ofrece el magnífico Castillo de La Adrada arrulla entre sus inquietantes muros un retroceso aún mayor, directamente a la cueva.
Teresa L. Andrés.
EL ESPÍRITU DE MIGUEL ÁNGEL HABITANDO EN LA SIXTINA
Veo al genio en los andamios subido
con el papa azuzándole constante,
pintando el alba del nacer radiante
del hombre creado y por Dios nacido.
Concentrado y en la labor sumido
en crudo invierno, el frío penetrante,
en verano, con calor agobiante
y su arte liberado y conseguido.
La Bóveda Celeste resplandece
de lo creado la vida aparece,
unido a la grandeza de su nombre,
desfilando el Antiguo Testamento
mostrando su pincel y su talento,
y el eco inolvidable del gran hombre.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA DE NAVALCARNERO
Los escritores que pueblan la sala
en su estilo de escribir variopinto,
describir pueden a Tiro o Corinto,
o acercarnos al Golfo de Bengala.
Los libros lucen su prosa de gala
proliferan versos en el recinto,
y en su mágico y diáfano precinto
aguardan con firmeza en la antesala.
Con Manrique, Boscán y Garcilaso,
don Quijote y el yelmo de Mambrino,
y Sancho paradigma de escudero.
Quevedo y Góngora ya en el ocaso
su pugna va cesando en el camino
y han hallado acuerdo en Navalcarnero.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA BIBLIOTECA ÁNGEL GONZÁLEZ
Descampado de edificios derruidos
de árboles escuálidos su acera,
al borde de la antigua carretera
que a Madrid nos traía seducidos.
Cerebros brillarán esclarecidos
del barrio que en su día fue frontera,
de la capital, de urbe arrabalera
del chotis, del cuplé y de los cocidos.
Un edificio alzaron en su suelo
que piedra a piedra, sobrio levantaron
libros en su interior remontan vuelo
y a González con ellos lo elevaron
a bibliotecas mágicas del cielo
y de esta su Ángel custodio nombraron.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho